"La Jornada del Campo"
Número 169 Suplemento Informativo de La Jornada Directora General: Carmen Lira Saade Director Fundador: Carlos Payán Velver
Transiciones agroecológicas
El Subsecretario de Inclusión Productiva y Desarrollo Rural y encargado del programa Sembrando Vida, de la Secretaría de Bienestar Hugo Raúl Paulín Hernández. Cortesía de la Secretaría del BienestarEl Subsecretario de Inclusión Productiva y Desarrollo Rural y encargado del programa Sembrando Vida, de la Secretaría de Bienestar Hugo Raúl Paulín Hernández.Cortesía de la Secretaría del Bienestar

Entrevista

Sembrando Vida: fortalece el tejido social y avanza hacia la agroecología

Enrique Pérez / Gabriel Hernández La Jornada del Campo
En entrevista para La Jornada del Campo (LJC) el Subsecretario de Inclusión Productiva y Desarrollo Rural y encargado del programa Sembrando Vida, de la Secretaría de Bienestar Hugo Raúl Paulín Hernández (HRPH) explica la relevancia del programa tanto a nivel social como productivo. Destaca que el programa a tres años de operación ha fomentado el trabajo comunitario, ha fortalecido el tejido social en las comunidades y avanza gradualmente hacia la transición agroecológica.

LJC: A tres años de operación del programa Sembrando Vida (SV), ¿Cuál sería su balance y su reflexión?, ¿cuáles son los retos del programa para los próximos 3 años? y ¿a cuántos sembradoras y sembradores beneficia?

HRPH: En este mes de diciembre, estaremos cumpliendo los primeros tres años del programa SV.

Respecto a los retos del programa, tenemos tres muy importantes: 1) que se consolide el proceso organizativo. Ha sido todo un reto el impulsar el trabajo colectivo y romper las inercias de un individualismo muy acendrado y recuperar toda la riqueza qué hay, como es el “tequio”. el programa se ha enriquecido con esta cultura de trabajo y vida colectiva que hay en muchas comunidades; 2) que todas las parcelas logren establecer el modelo agroforestal. Que quede establecido el diseño agroforestal en el 100 por ciento de las parcelas (1, 127, 500 hectáreas), ya que, si este sistema se establece adecuadamente en un corto, mediano y largo plazo, la parcela se va a convertir en una fuente de ingresos que le genere bienestar al productor y a su familia; 3) organizar todo el proceso de acopio, comercialización y valor agregado de las cosechas que se van a venir a partir del próximo año. Aunque este año ya tenemos producción de maíz, de granos, de frijol, algunas legumbres, frutales como el plátano, el achiote. El café, el cacao, el coco, ya el próximo año empezarán a tener sus primeras cosechas y la más fuerte vendrá hasta el 2023. Entonces es un gran reto que tenemos para los próximos años. Es todo este proceso de comercialización, de acopio y de darle un valor agregado.

LJC: ¿De qué manera SV ha contribuido-mejorado la vida de las y los sembradores?

HRPH: Una primera contribución en las regiones en donde está presente el programa, es el arraigo a la tierra. El programa, en los criterios de selección, establece que las parcelas debían estar abandonadas, que no fueran productivas, que fueran acahuales bajos. ese era el criterio de selección de las parcelas, de tal manera que una contribución que ha hecho el programa es que esas parcelas que estaban ahí sin generar ningún beneficio de ingreso a las familias, ahora son parcelas que, en esta primera etapa, han generado la producción de maíz, de frijol y que ha satisfecho el consumo familiar. Y hacia adelante ya vendrán otros ingresos derivados de los cultivos, pero entonces el que se hayan hecho productivas esas parcelas, yo creo que es una primera contribución.

Otro punto que nos parece importante es que ha contribuido al arraigo. Nosotros encontramos que en estas localidades muchos jóvenes habían salido de la comunidad, se habían ido a las grandes ciudades y en este sentido la gente ha encontrado un motivo para poder quedarse en su tierra, quedarse en su comunidad, quedarse en su localidad, que ya no tenga la necesidad de salir para conseguir un ingreso, porque ahora hay una parcela productiva y esto es una motivación para quedarse en su comunidad. Asimismo, ha favorecido el arraigo de los campesinos y las campesinas a su tierra, a su comunidad. También, otra contribución, ha sido el fortalecimiento del tejido social. Y en esto que comentaba del componente organizativo y comunitario del programa, pues ha sido un detonador de la dinámica comunitaria, de la dinámica colectiva, es una contribución para que el tejido social se fortalezca.

LJC: ¿De qué forma apoya SV la transición agroecológica que se está planteando en la Cuarta Transformación?

HRPH: El primer reto que hemos enfrentado es el cambio de mentalidad. Hay toda una cultura del uso de agroquímicos, porque es más rápido, requiere menos trabajo. No es lo mismo ponerte a chambear y estar desmontando con el machete que echar cualquier agroquímico y es más rápido. Entonces hemos estado trabajando para lograr este cambio de mentalidad. No es solo un discurso. Es la experiencia vivida por los propios campesinos de que hay otras alternativas, y en este sentido, se ha impulsado lo que nosotros llamamos los insumos agroecológicos, los abonos orgánicos, los caldos, la lombricomposta, el bocashi, etcétera, una serie de productos ecológicos que tampoco son nuevos. la gente los conoce, incluso en algunas comunidades los empiezan a recordar, que el abuelito los utilizaba, lo que pasa es que después vinieron otros procesos que generaron otras dinámicas. pero estamos haciendo una recuperación, digamos, de aquellas prácticas agroecológicas de los antepasados. ha sido retomar la memoria del modo de producción y del cuidado de las parcelas. tener unas biofábricas en cada vivero, ahí se ha implementado un proceso de capacitación, de experimentación, donde los productores empiezan a producir estos bioinsumos y los empiezan a aplicar en sus parcelas y cuando ven que sí funcionan, la gente dice “yo ya lo apliqué”, y dice, “sí funciona, sí sirve” y, en esa medida, se va dando esta transición. Todos los insumos agroecológicos que efectivamente respondan a la necesidad de sus plantaciones. Hay una transición. Es un proceso y no ha sido fácil, ha sido luchar contracorriente. Las y los sembradores comentan, “pues ahora sí tenemos un maíz bueno” refiriéndose a que su maíz no tiene químicos y tienen un alimento más sano. Por ejemplo, se han producido más de 3 millones de litros para el manejo fitosanitario, se han producido 42 mil toneladas de suelo (que están dañados y erosionados) y 7 millones de litros para la nutrición vegetal. En este sentido se ha contribuido a la transición, al proceso agroecológico.

LJC: En este sentido, el pasado 8 de septiembre presentaron en conferencia de prensa la plataforma de capacitación, bioinsumos y certificación. ¿Cómo considera Usted este esfuerzo?

HRPH: Para nosotros este es un paso muy valioso, creo que este es un primer producto de este trabajo interinstitucional, que se cristalizó en una plataforma en donde se abre un espacio de intercambio, un espacio de capacitación, que además es un acceso libre, pueden ingresar sin ningún costo no sólo los técnicos, no sólo el personal técnico, sino los mismos productores pueden tener acceso a esta plataforma y nutrirla, nutrirse de ella y compartir experiencias. Me parece que es un proyecto muy acertado, tenemos ahora que alimentarlo, difundirlo, tenemos que promoverlo, tenemos que lograr que sea una herramienta útil, no sólo para el técnico capacitado, sino para los mismos sembradores. Es un ejercicio muy importante y valioso, que nos vincula en particular con la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER), en el intercambio de saberes del personal técnico, porque, a través del Programa Producción para el Bienestar, tienen una organización con los productores similar a las CACs y ahí nos hemos encontrado, en el territorio.

LJC: ¿De qué manera se apoyará o se está apoyando a las beneficiarias y beneficiarios para que puedan comercializar su producción?

HRPH: En esta primera fase del programa lo que ya esta establecido es la producción de los ciclos cortos, básicamente el maíz, el frijol. El plátano en particular y el achiote tienen ya una producción importante, pero en estos primeros tres años del programa la producción se ha ido al autoconsumo y sólo un poco de excedente, se ha vendido de manera local de manera muy fácil. El reto viene hacia adelante. Ahí sí se vienen volúmenes muy importantes de producción, de cosecha, en agroindustriales y frutales. Estamos trabajando en esa perspectiva para los próximos dos años y estamos promoviendo el comercio local, no estamos pensando en exportar, estamos trabajando para el comercio local, luego el comercio regional y más adelante en el comercio nacional y si “sobra” algo de producto, pensaremos en el proceso de exportación. Pero estamos construyendo toda una estrategia de comercio local y regional. Creemos que nuestro primer nicho de mercado es el consumo local, entonces estamos trabajando para establecer estas estrategias de comercialización local. Con la Secretaría de Economía estamos haciendo ya vínculos interesantes. En cada territorio se han estado impulsando los tianguis locales y han tenido mucho éxito. La gente misma se ha sorprendido de que llegan, llevan sus productos y se venden. Estas prácticas, digamos de comercio, de tianguis campesinos, de mercados locales también dependen de las iniciativas de cada comunidad. Se está apoyando y promoviendo el consumo local y la comercialización local. Otro proyecto que estamos impulsando es darle valor agregado a la producción, por ejemplo, hay una producción de chile, de yuca, de malanga entonces con estas producciones que ya son una realidad, estamos impulsando que se hagan las conservas, con estos proyectos pilotos, que sean de valor agregado, que en un primer momento no requieran demasiada inversión y en la medida en que van cuajando poco a poco, se van consolidando. Se está proyectado una inversión del programa para esos proyectos pilotos que puedan ser replicables por otros sembradores de ahí de la misma región y que marque la pauta de este proceso para darle valor agregado a la producción. Estamos haciendo un modelaje para cuando ya venga el proceso de cosecha de cítricos, de frutales y agroindustriales, que ya será un escalón mayor. Pero entonces estamos impulsando estos proyectos piloto de valor agregado y queremos que sean como la escuela, que sean punta de lanza para poner en evidencia que sí se puede, que sí se puede dar valor agregado. Y ese valor agregado puede generar un incremento en sus ganancias.

También estamos trabajando en lo que llamamos el sello de Sembrando Vida. El sello va a ser un distintivo para los sembradores en sus productos que empiecen a comercializar, por ejemplo, ya están la jamaica y el arroz. Entonces ya lo meten en su bolsita, le ponen y utilizan el sello de SV. Para que el productor se haga acreedor del sello, el productor debe asegurar que ese producto tenga un manejo agroecológico, es decir que no hayan usado químicos en su producción, que sea fruto de un trabajo colectivo, el sello va a incentivar el trabajo colectivo de la producción de ese producto y del valor agregado.

Sobre el sello de Sembrando Vida, con mucha claridad lo decimos, que no estamos planteando que sea un proceso de certificación, no nos vamos a meter en ese tema, ya están las instancias certificadoras, nosotros no vamos a certificar, lo único que vamos a verificar es que haya un manejo agroecológico y que exista un trabajo colectivo.

LJC: ¿Qué nos puede comentar respecto al fondo que se forma como parte del apoyo de SV y con el proceso de la formación de cooperativas?

HRPH: El tema del ahorro es muy interesante. En el programa lo llamamos ahorro programado, porque ya el sembrador, desde el primer pago, ya no recibe 500 pesos, éstos se destinan a una cuenta que hoy está en el Banco de Bienestar. Ya hay una bolsa de poco más de 4,200 millones de pesos, ahorro de todos los sembradores. Mensualmente ingresan sus 500 pesos y al tercer año este ahorro se les va a devolver. Este 2022, ya se cumplen los tres años de quienes ingresaron en el año 2019. Y los campesinos que ingresaron en el 2019, en el mes correspondiente, cuando les lleguen sus tres años, van a recibir $18,000 pesos. De estos 18,000 pesos, se ha establecido que la mitad, 9 mil, son de libre disposición, se lo pueden gastar en lo que ellos quieran. Pero los otros 9 mil, el destino de este recurso tiene que ser a través de las Comunidades de Aprendizaje Campesino (CACs). La propuesta es que ellos definan en qué invertirlo, si en un proyecto colectivo, puede ser productivo o puede ser social. Por ejemplo, estuve ahora en Durango, allá en la sierra y me comentaban “nosotros ya decidimos qué hacer con el ahorro, y no sólo los 9 mil, sino todo completo”, ¿y en qué lo van a invertir? “Pues en una ambulancia” y si bien no es ningún proyecto productivo, pero sí es un bien social. Ya decidieron ellos que van a poner sus 18 mil pesos. Esto es lo que se ha logrado con este ahorro programado, porque no fue voluntario de origen, fue programado “a chaleco”, pero generó una cultura del ahorro y se fue creando esa conciencia, a tal grado que además de estos 500 pesos que ellos nunca ven, ellos empezaron a hacer pequeños ahorros en sus CACs, un pequeño monto y cada mes iban haciendo su cajita de ahorro y en muchas CACs tienen sus cajitas de ahorro que han ido formando. Se ha ido logrando esta cultura del ahorro y pues ahorita estamos en un proceso intenso de sensibilización, porque el próximo año una CAC va a tener de golpe casi 300 mil pesos de un día para otro. Se reflexionó y entonces se está sensibilizando, se está fortaleciendo un proceso de formación, para que los campesinos tomen la mejor decisión en el uso de su ahorro. A partir de este tercer año ya no va a haber ahorro programado, van a recibir 5 mil pesos íntegros. Seguiremos motivando para que esos 500 pesos se sigan ahorrando ya de manera voluntaria, guardando en su cajita común y dándole algún uso para el bien común. Terminamos apenas un ejercicio muy interesante que además hay que hacerlo por ley, que es el seguimiento físico operativo, es un instrumento de diagnóstico, de consulta, una muestra importante del programa y cuando se toca el tema del ahorro, la gente responde que lo va a invertir en el bienestar de su familia, en su casa y en proyectos productivos.

LJC: ¿Qué respuesta daría a las críticas que se han hecho sobre el programa?

HRPH: De las críticas, pues hoy hay muchas críticas, unas más intensas que otras, de diversos sectores. Una crítica que ha sido persistente, casi desde el inicio, es que SV deforesta. En este sentido, yo diría que no tienen un conocimiento claro de lo que es el programa, porque hay mucha crítica que el programa, que la gente tumba sus árboles para ingresar al programa. Las reglas de operación establecen que, cuando hay indicios de quema, tumba y tala, no entran al programa. Entonces para empezar es un filtro de origen que está planteado en las reglas de operación y eso está desde el principio. Creo que ha habido afirmaciones muy temerarias, a principios de este año, WRI hizo un pronunciamiento de que SV había deforestado en 73 mil hectáreas. Una barbaridad, ¿no? Y cuando uno ve las fechas del periodo al que se refieren, pues en esa región sólo teníamos 12,500 hectáreas, el programa sí fue creciendo después, pero en ese momento sólo tenía una cobertura DE 12,500 hectáreas. Nada que ver con las 73 mil hectáreas que nos achacaban al programa. Y no observa otros fenómenos, como la siembra de maíz y soya transgénica en aquella región, la caña, etcétera. Yo les digo, ahí están los 800 millones de árboles. Que nos digan quién más tiene un proceso de producción de ese tamaño, no solo en México, sino en otros países. ¿Quién tiene asegurada no solo la siembra de árboles, sino la supervivencia? Y éste volumen de árboles. Porque el sembrador lo siembra y lo cuida, sabe que ahí está su patrimonio. No es un árbol sin dueño. Aquí los árboles tienen dueño y ellos lo saben muy bien. Entonces, esta estrategia de que un árbol tenga dueño, pues genera que esta reforestación sea parte de un proceso comunitario. Es una reforestación que va a permanecer en el tiempo. Porque es un sistema agroforestal que generará ingresos permanentes y estará al cuidado de las y los campesinos. Yo les invitaría a las parcelas, que vayan a ver a las comunidades, que vayan a ver su trabajo.

La otra crítica que se ha hecho con mucha insistencia, es en relación al personal operativo, que no hace su trabajo, que hay corrupción, que hay compadrazgo. En ese sentido, lo que nosotros hemos establecido en todos los territorios es que el personal operativo ingresa después de un proceso de selección formal, presenta su examen, y se tiene todo su expediente y los resultados del examen teórico y escrito, y de la entrevista. Tienen que acreditar su nivel académico, tienen que acreditar dos años de experiencia y bueno, solo quienes logran esos requisitos y además logran un cierto puntaje, pues son los que ingresan al programa. Y, en caso de que exista alguna irregularidad, de corrupción, es importante que se denuncie. De hecho, nosotros tenemos procesadas varias denuncias de carácter laboral, las hemos turnado al Órgano Interno de Control. Cualquier denuncia que exista, se publica inmediatamente la turnamos a los órganos que tienen la facultad de investigar y de tomar las determinaciones pertinentes. Entonces nosotros no somos jueces. Nosotros recibimos la denuncia de la misma gente, tanto de sembradores como de personal técnico.

Finalmente, en relación a este tema, es necesario: visibilizar el programa, el trabajo que se realiza en las comunidades, porque a veces en los medios de comunicación, prevalece la nota roja y definitivamente hay cosas muy bonitas que se están logrando en los territorios.•