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Tarjetas de crédito: usura bancaria// Un millón rescindidas// ¿Crisis?: 135 mil mdp en utilidades

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egún información de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), hasta marzo pasado más de un millón de tarjetas de crédito han sido canceladas por los usuarios de la banca, esto justo a un año del inicio de la pandemia de Covid-19 ( La Jornada, Julio Gutiérrez) y las instituciones financieras con más cancelaciones fueron cuatro de las mayores que operan en el país (tres trasnacionales –Santander, Citibanamex y HSBC– y una mexicana –Banorte–).

Podría decirse que lo anterior es resultado de la pandémica crisis económica, sí, pero sobre todo de la voracidad de los bancos, del agiotismo disfrazado de servicios financieros, pues otorgan tarjetas de crédito que cobran tasas de interés (la información es de la Condusef) hasta de 106.2 por ciento anual (más impuesto al valor agregado, IVA) cuando la inflación anualizada (marzo de 2020 a igual mes de 2021) que reporta el Inegi es de 4.67 por ciento.

Así, esas tasas de interés que cargan a su clientela llegan a ser hasta 23 veces mayores (más IVA) a la inflación, lo que es un verdadero asalto en despoblado, y lo peor del caso es que esos niveles de usura se registran entre los tarjetahabientes de menores ingresos (3 mil 500 pesos mensuales) que recurren al plástico para hacer la compra diaria de alimentos.

La información publicada ayer por La Jornada indica que otros bancos (entre ellos BBVA, Azteca, Banregio y del Bajío) ganaron tarjetahabientes, lo que llama la atención, pues el otrora Bancomer (hoy propiedad de la trasnacional española BBVA) es uno de los que mayor tasa de interés carga a su clientela (103.6 por ciento para quienes comprueben ingresos mensuales mínimos de 6 mil pesos; además, el titular debe pagar una anualidad de 699 pesos; sin embargo, quienes comprueben ingresos de 50 mil pesos la tasa de interés es de 45 por ciento, es decir, 10 veces la inflación, más IVA).

En Banregio, la tasa de interés es 66 por ciento (más IVA) para quienes comprueben ingresos de 10 mil pesos al mes, y en el del Bajío 76.4 por ciento, con ingresos de 7 mil pesos. Según la Condusef, el plástico más oneroso del mercado nacional (lo que ya es decir, pues todos cobran intereses de agio) es la de Inbursa (súper tarjeta de crédito de Bodega Aurrerá), con una tasa de 106.2 por ciento (más IVA). Ahora, si el cliente de Carlos Slim comprueba ingresos mayores a 50 mil pesos, entonces la tasa de interés baja a 30 por ciento (más IVA). Azteca no tiene registrada la tasa de interés que aplica.

BBVA –antes Bancomer– ocupa la segun-da posición en este esquema de agio institucionalizado, pues sus distintas tarjetas de crédito aplican tasas de interés de 91.8 a 103.6 por ciento (más IVA) para clientes con ingresos mensuales comprobables de entre 6 mil y 12 mil pesos.

Además de pagar intereses descomunales, los tarjetahabientes deben cubrir una anualidad por el plástico, la cual va de 5 mil 693 (HSBC, tarjeta Premier World Elite Master Card, otorgada a los clientes con ingresos superiores a 80 mil pesos mensuales) a 348 pesos (Inbursa clásica, con ingresos comprobables por 5 mil pesos). Otros ejemplos son Scotiabank, 2 mil 350 pesos, y Afirme, 4 mil 500.

Entonces, en el año de la pandemia resulta casi milagroso que sólo un millón de tarjetahabientes decidieran cancelar sus plásticos, en el entendido de que lo hicieron los de menores ingresos, pues al final de cuentas son los que pagan exorbitantes intereses por su uso. En cambio, los de mayores recursos pagan mucho menos, aunque siempre muy por arriba de la inflación (hasta cinco veces más). De acuerdo con la Condusef, la tarjeta de crédito más barata del mercado sería la Elite, de Banca Mifel, para aquellos con 70 mil pesos de ingresos mensuales, con una tasa de interés (más IVA) de 23.3 por ciento (cinco tantos la inflación), más el pago de 3 mil 500 pesos por anualidad.

Las rebanadas del pastel

Pero bueno, con todo y sus lágrimas de cocodrilo, la banca que opera en México no se puede quejar: en 2020 acumuló utilidades netas por 135 mil millones de pesos y en el primer trimestre de 2021, 35 mil millones. Para no ir más lejos, en lo que va del presente siglo se ha embolsado (limpios de polvo y paja) un billón 700 mil millones de pesos, y contando.