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Despertar en la IV república

Salir del confinamiento

U

n fenómeno imprevisible derivado de la pandemia fue el confinamiento. Millones de personas, sobre todo mayores, estuvimos encerrados en casa un año entero, o que generó efectos importantes, la mayoría de carácter mental. Nos acostumbramos al encierro y a los paisajes fijos desde las ventanas, a rutinas cada vez más estrechas, todo por evitar los contagios. Esta prevención creaba en nosotros una incertidumbre, sumada a otras consecuencias de la epidemia. Lo peor: el aislamiento, la falta de contacto que no pudo ser suplida por los medios virtuales, pues éstos podían transmitir imágenes, pero no presencias.

Las cosas comienzan a mejorar, es decir, empieza la posibilidad del desconfinamiento. Un número importante de personas mayores hemos recibido ya la doble vacuna. La cifra de contagios se ha reducido de modo considerable. Han sido vacunados 11 millones de adultos mayores de 60 años y está a punto de empezar la inoculación de personas de 50 a 59, que son más o menos 12 millones. A finales de mayo unos 20 millones la habremos recibido.

Comienzan a reactivarse las actividades escolares. Por ejemplo, la UNAM está retomando sus tareas académicas presenciales. Las oficinas corporativas y en general los negocios han comenzado a operar, y la gente se reacostumbra a volver a trabajar, a ver a sus compañeros, a cambiar impresiones sobre los sucesos. Aún hay restricciones, pero se está empezando a hacer fiestas, a ir al cine y a reparar en los gimnasios los daños en la salud.

El confinamiento ha tenido efectos, y expertos mundiales consideran que después de las pandemias hay una tendencia a buscar interacciones sociales más intensas. Uno puede concluir que habrá una especie de renacimiento de las actividades económicas y sociales. Personalmente, he sentido dificultad para salir del confinamiento; ya me había acostumbrado, pero en general me estoy sobreponiendo. Me ayuda mucho observar cómo desaparece progresivamente la pandemia y me siento feliz de estar vacunado y de no tener la horrible incertidumbre que sentí y que me impidió salir de casa. Creo que el desconfinamiento tiene ciertos síntomas, confusión y una inexplicable tristeza, y la forma de superarlo es trabajar, regresar a los centros de las actividades normales, hablar y tratar a la gente. Poco a poco iremos superando los síntomas.