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La muerte solitaria aumenta ante el desdén de la sociedad nipona: Soichiro Koriyama

Fotógrafo japonés que captura los departamentos de personas cuyos cuerpos son hallados días después de su muerte, fenómeno conocido como kodokushi

Foto
La gente ya lo ve como un incidente cualquiera, comenta Soichiro Koriyama en entrevista con La Jornada. Foto Soichiro Koriyama
 
Periódico La Jornada
Viernes 26 de marzo de 2021, p. 3

Por desgracia, en Japón el kodoku-shi o muerte solitaria de personas cuyos cuerpos son encontrados varios días, semanas o meses después de su fallecimiento, más que sorpresa, es un fenómeno que ocurre ante la indiferencia de la sociedad nipona, explica el fotógrafo Soichiro Koriyama (Tokio, 1971).

En entrevista con La Jornada, el fotoperiodista, quien entre 2013 y 2014 se encargó de documentar las graves consecuencias del desamparo y soledad en los que se encuentran miles de personas en su país, explica que “aunque el número de kodokushi aumenta cada año, la gente no está tan interesada en él y lo ven como un incidente cualquiera.

Es difícil evitar las muertes de personas que viven solas, pero ¿no es posible encontrarlas antes de que sus cadáveres se descompongan? Es reflejo también de una gran falta de comunicación en Japón, deplora.

Koriyama colabora para varias publicaciones japonesas e internacionales, como Newsweek y Le Monde. Su serie Departamentos en Tokio (exhibida en la página de internet del Museo Fotográfico de la Humanidad https://phmuseum.com/ soichirokoriyama/story/apartments-in -tokyo-d78b6f3a4a), incluye imágenes captadas en esos hogares sombríos, desordenados, “donde murieron personas solas, ya sea por enfermedad o de manera repentina, todos ellos incapaces de pedir ayuda.

“Se dice que la primera vez que se usó la palabra kodokushi fue para informar de un incidente en el que se encontró a un anciano muchos años después de su muerte en la década de 1970, descubierto sólo después de que se terminó en su cuenta bancaria el dinero con el que se pagaba de manera automática el alquiler de su casa.”

El fotoperiodista añade que cuando comenzó a fotografiar los departamentos, atraído por la noticia del incremento en el número de casos, me sentí más extraño que sorprendido; era como si el tiempo se hubiera detenido para esas personas. Este fenómeno es resultado de que Japón está envejeciendo cada vez más rápido, y el grupo familiar se reduce a un par de adultos, a veces con hijos también envejecidos.

Respecto del recién creado Ministerio de la Soledad que comenzó a funcionar en Japón en febrero, Koriyama piensa que “no es una solución real al problema. Podrían implementarse cambios, pero ¿cómo? ¿Por qué ocurre el kodokushi, si en los tiempos modernos han aumentado las herramientas de comunicación como Internet y los teléfonos móviles?

“Aunque el número de kodokushi se incrementa cada año, las personas no están tan interesadas en él. A veces el público se sorprende o se siente triste cuando ve mis imágenes, pero son muchos quienes no las pueden aceptar.”

El autor añade que esa indiferencia se refleja también en que no hay cifras oficiales exactas de kodokushi. “Se piensa que sólo en Tokio mueren así entre 10 y 20 personas cada día. Es terrible imaginar que se trata de individuos que están totalmente solos durante toda su vida, aunque sus familiares vivan cerca de ellos en muchos casos, con edades entre 20 y 80 años. No le ocurre sólo a los ancianos.

“Las causas de muerte son infartos, enfermedades cerebrales e incluso inanición, por llevar una vida en la pobreza. Cuando documenté los casos algunos tenían cirrosis por alcoholismo, derivado también del aislamiento y el vacío; no pudieron pedir ayuda y murieron.

En la mayoría de los casos, los cadáveres se encuentran debido al olor pútrido que denuncian los vecinos. Pensando en todo eso es que se podrían hacer cambios, pues además se trata de un fenómeno que no tiene relación alguna con la crisis por el Covid-19 que también se está viviendo. La soledad podría convertirse en la razón de la próxima pandemia, recalcó el artista, cuya obra ha sido expuesta en el Museo Metropolitano de Tokio y ha recibido en su país los premios de fotografía Yomiuri (2001) y Ueno Hikoma (2006).

Soichiro Koriyama también documentó una pequeña parte de las consecuencias del desastre que significó el incidente nuclear de Fukushima, en Japón, en su ensayo fotográfico Vanishing Village, en torno a las granjas lecheras. Su trabajo se puede apreciar en su cuenta de Instagram: @soichiro_koriyama.