Número 158 Suplemento Informativo de La Jornada Directora General: Carmen Lira Saade Director Fundador: Carlos Payán Velver
INFIERNOS AMBIENTALES
Ecocidio en el Río Tula por obras de protección contra inundaciones ante la descarga del Túnel Emisor Oriente que realizó la Conagua en noviembre del 2017. Cortesía: Archivo de la Red de Conciencia Ambiental Queremos Vivir A.C.
Desazolve de la presa Endhó. Cortesía: Claudia Márquez

Región Tolteca

La maldición de Tezcatlipoca: devastación ambiental, enfermedad y muerte

La Región del Valle del Mezquital al sur del estado de Hidalgo y Norte del Estado de México (Región Tolteca) se encuentra entre corredores industriales en donde la contaminación causada por las industrias es grave, pues convergen las fuentes más contaminantes a nivel mundial: una refinería que es la tercera más importante de México (opera con ácido sulfhídrico prohibido en otras partes del mundo) y abastece de combustibles a los 8 millones de automóviles de la Zona Metropolitana de la Ciudad de México (ZMCM), una termoeléctrica (funciona con combustóleo, un ciclo combinado) y siete plantas cementeras que producen el 40% de cemento en México: Lafarge Holcim de inversión Franco-Suiza y la multinacional Ecoltec (Geocycle), filial de este grupo, responsable de la elaboración del combustible derivado de residuos para la fabricación de cemento. También se encuentra Cementos Cruz Azul (cooperativa), Cementos Fortaleza (tres plantas) y dos plantas de Cementos Mexicanos; los tres últimos grupos son de inversión nacional. Además, están asentadas cinco caleras, tres fábricas de agroquímicos y 115 industrias más. De estas, son las del cemento y cal principalmente las que han depredado cerros y sobreexplotado el territorio a causa de la minería no metálica, que provoca deforestación y destrucción de la flora y fauna.

Desde la época prehispánica, la piedra de cal se utilizó para la construcción de Teotihuacán y Tenochtitlán. Para la fabricación de cemento en sustitución de combustibles fósiles, desde la década de los años 90 se utiliza la quema de residuos peligrosos como combustible alterno: llantas, cascos de baterías, tierras contaminadas, medicamentos caducos, contenedores de agroquímicos, pilas, solventes, grasas, aceites usados y lodos de pinturas y de la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales (PTAR), así como biomasa y desde el 2011, al cierre del bordo poniente en la Ciudad de México, el uso de residuos sólidos urbanos (basura). En la elaboración de combustible alterno se liberan al medio ambiente compuestos orgánicos volátiles (COVs): xilol, acetonas, tolueno y benceno; esto se lleva al horno de cemento para su coprocesamiento (incineración), que produce compuestos orgánicos persistentes (COPs): dioxinas, furanos, policlorobifenilos, metales pesados, bióxido de carbono, bióxido de azufre, entre otros. Esta situación se agrava por el incumplimiento de la normatividad ambiental y deficientes medidas de seguridad, lo que ha ocasionado emergencias químicas en Ecoltec (Geocycle) y Planta Apaxco, como las de mayo del 2005, septiembre del 2007 y el 21 de marzo del 2009, en la que murieron 11 campesinos, al realizar labores de limpieza en el sistema de bombeo para el riego de sus parcelas. La más grave ocurrió el 5 y 6 de mayo del 2009 a causa de un derrame de acrilato, considerada en el libro México Toxico. Emergencias Químicas de la Dra. Lilia Albert, como una de las de mayor impacto que han sucedido en nuestro país. Otra emergencia química tuvo lugar en la empresa de Agroquímicos ATC (Velsimex) de capital nacional, el 7 de abril del 2013. A la fecha, aún se sufren sus impactos en la salud por la liberación de dioxinas y furanos (caracterizados por ser bioacumulables, persistentes, altamente tóxicos y se transportan a grandes distancias).

Otra problemática es que, en el Río Tula y el Río Salado, se vierten aguas residuales de la industria, algunas de ellas no cuentan con drenaje propio ni plantas de tratamiento. Además, es conocida la descarga de aguas negras de la Ciudad de México y Norte del Valle de México que desembocan en la presa Endhó. Esto ha causado la contaminación de mantos acuíferos, aire y suelo. Las aguas negras son utilizadas para el riego de más de 80 mil hectáreas de cultivos (maíz, alfalfa y hortalizas). Otra problemática es el uso irracional de agroquímicos y la siembra de maíz transgénico.

A todo esto, se suma el gasoducto Tuxpan-Tula, que cruza la región con la intención de surtir gas, como una alternativa energética a la industria, pero a su paso ha generado diversos conflictos socioambientales, además de la planta coquizadora en la Refinería de Tula, Hidalgo que ha estado detenido su funcionamiento, pero se quiere activarla en este sexenio. Esto aumentaría la contaminación al reutilizar 80% del combustóleo para incrementar la producción de gasolina, diésel y turbosina en un 40%, de 154 mil barriles diarios a 219 mil y 440 toneladas de coque.

El coctel tóxico que a diario se forma por estas fuentes contaminantes, agravado por las emergencias químicas, ha causado graves impactos al medio ambiente y la salud de las personas de las comunidades cercanas, hasta en un radio de 50 kilómetros. Los daños a la salud son manifestaciones agudas de cefalea (dolor de cabeza), náusea, vomito, irritación faríngea (garganta), irritación conjuntival (ojos), dolor abdominal, dificultad respiratoria y pérdida del conocimiento. Entre las manifestaciones crónicas se encuentran: leucemias, diferentes tipos de cáncer con afectación a todos los órganos, malformaciones congénitas, disrupción endocrina, alteraciones inmunológicas, insuficiencia renal, enfermedades respiratorias (bronquitis crónica, enfermedad pulmonar obstructiva crónica y asma bronquial), con mayor afectación a niños, mujeres embarazadas y adultos mayores.

La responsabilidad del daño ambiental y a la salud de la población en nuestra región recae en la industria, lo cual se combina con el desinterés de los tres niveles de gobierno. Esta situación empeoró con la firma del Tratado de Libre Comercio en 1994, convirtiendo a México en un paraíso industrial a cambio de la desregulación ambiental y laboral. Así surgieron los llamados Infiernos Ambientales en los que habitamos hoy. Por eso creemos que estamos padeciendo la “maldición de Tezcatlipoca”, derivada del comportamiento ambicioso por la sobreexplotación del territorio. Nos han convertido en una zona de sacrificio humano. •