Opinión
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Isocronías

Fortunato

H

ace más de 20 años hizo de un huerto un espacio escénico, lo que le valió que entonces sus pequeñas nietas lo llamaran asesino de árboles y que hace dos se le distinguiera con una Diosa de Plata, no la cinematográfica, sino otra, llamada Yohualli, que se otorga anualmente a lo más destacado de la vida cultural de Puebla.

Es teatrero, cosa que le viene por impulso natural desde la infancia, pero ha hecho muchas más cosas; una de ellas, de jovencito –anda en su novena década–, haber dibujado retazos de tela para bordar, que vendía bajo el sello (una ocurrencia) de La Negrita. En la casa de Frida Kahlo se encontró no sé si una servilleta o una funda con su marca: gusta de imaginar a la pintora, bastidor en mano, dándole vida a su diseño. Queriendo y no, le dio por abocetar breves pasajes de su trayectoria vital, sobre todo en la escena, y el resultado es un libro: Días afortunados de Fortunato Díaz (Colección Fonte Frida de El Errante Editor), cuya transcripción se acredita a Elena Quirós y la cuarta de forros a quien esto les cuenta y que dice así:

A veces pienso que la verdadera fortuna de don For, Fortunato Díaz, la principal de todas las que goza, es su carácter, su personalidad, su bonhomía y su sentido del humor. Mayor que yo, y soy mayor, bastante, ve a ojo limpio mucho más allá que yo con lentes, y maneja. Canta; de vez en cuando canta, mal no lo hace. Tiene su teatro (que lleva el nombre de una de sus fortunas más preclaras, su esposa Aída). Tiene sus hijos, tiene sus nietos, tiene sus amigos y amigas. Tiene su casa, cada vez mejor valuada, por el progreso de la zona en que se encuentra. Dibuja, pinta. Escribe. Ah, y es la suya una cálida voz que muy imprecisamente adjetivaré de teatral natural, potente sin discordia con el oído de quien(es) lo escucha(n), amable, limpia.

Es empático, lo que lo hace simpático sin que él nada haga por serlo, o parecerlo. Es paciente. Gusta de la ironía y de la picardía cortés, cordial. Es jubilado de una solvente empresa… Y nada de lo que hace, de lo que vive, lo hace o vive sino como va, como viene. Toma las cosas, y en esto vaya que es excepcional, como son. Y conste que a primera vista su vida no ha sido nada fácil; pero con qué facilidad, con qué felicidad la hizo, la ha hecho él fácil, y cuán fácil, felizmente a grandes rasgos la recuerda para nosotros en este libro afortunado.