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Hay que adaptarse a los tiempos, asegura Ritmo Peligroso en un streaming
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▲ Al concierto también se presentaron algunos seguidores.Foto Ana Mónica Rodríguez
 
Periódico La Jornada
Domingo 11 de octubre de 2020, p. 6

En un ambiente semioscuro relucieron los instrumentos de Ritmo Peligroso. Fueron colocados sobre un escenario, montado ex profeso en una bodega, donde, con luces y pantallas, además de tres cámaras –dos frente a los artistas y una áerea– se transmiten algunos streamings de la Productora de Espectáculos y Eventos Especiales (Prees).

La pandemia ha propiciado que se adopten opciones para reactivar los conciertos o presentaciones, entre ellos, la asistencia de un pequeño grupo de seguidores que pagan por su acceso físico; mientras, quienes lo disfrutan desde su casa pueden incluso comprar con un costo adicional su permanencia en el Meet & Greet y participar en una charla virtual con los músicos después del espectáculo.

En esta ocasión, los internautas que adquirieron boletos para el concierto por Internet tuvieron la oportunidad de verlo de nuevo, pues se mantuvo grabado y en línea por algunas horas más.

Con la incertidumbre que impera y ante la crisis que sacude a la industria del entretenimiento, para las opciones –aunque son mínimas, debido a los protocolos sanitarios– se ha recurrido a la creatividad con el fin de generar ingresos y solventar gastos, manteniendo la seguridad de las personas, así como del equipo de colaboradores.

Los medios digitales y las estrategias de comunicación evolucionan, al igual que nosotros; tenemos que buscar la manera de continuar, expresaron los colaboradores de Prees, empresa con casi 20 años inmersa en el mundo del entretenimiento.

La noche del viernes, 10 minutos antes del inicio del concierto de Ritmo Peligroso, comandado por Piro Pendás, el lugar ya había sido limpiado y desinfectado con una máquina de humo, que se dispersa sobre el escenario y consolas, monitores, hasta llegar al techo de las instalaciones del llamado Foro 2.

A los invitados y el público que llegaron al lugar, en el norte de la ciudad, se les fijó una distancia interpersonal de dos metros, además de que se les tomó la temperatura y se les entregó gel antibacterial, sin dejar de indicarles el uso imprescindible del cubrebocas. Tenemos control de calidad para la salud de quienes nos visitan, agregaron los organizadores.

En tanto, Ritmo Peligroso entregó pachanga, con sus ritmos latinos, con un toque bossa nova y recordó a Carlos Santana; además, presentó una breve intervención acústica que propició un ambiente de intimidad en el pequeño espacio, que recuerda algo de lo underground en que se movían las bandas en décadas pasadas.

Poema musicalizado

Pendás, luego de expresar que sin Dangerous Rhythm no habría Ritmo Peligroso, que también se ha adaptado a todo en su historia, admitió: “Uno tiene que vivir el presente, acomodarse a los tiempos; el streaming es una opción. Es mejor hacerlo que no hacerlo, poco a poco iremos regresando a los conciertos con público en vivo, aunque sea con menos, pero con sana distancia”.

El poema Un concierto sin aplausos fue musicalizado por la banda y el vocalista cantó, añorando, en su estilo, la presencia del público en los espectáculos. La banda también interpretó Déjala tranquila, Marielito, Pa’ que violencia, Las calles de mi continente, Revolución y Tráfico, entre otras canciones que abarcan una trayectoria de 42 años.