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Tregua para retirar cadáveres e intercambiar prisioneros

Mediación rusa logra que Armenia y Azerbaiyán acuerden un alto al fuego
Corresponsal
Periódico La Jornada
Sábado 10 de octubre de 2020, p. 18

Moscú. Tras casi dos semanas de combates entre Armenia y Azerbaiyán por la añeja disputa del enclave de Nagorno-Karabaj, las gestiones del Kremlin hicieron posible que los cancilleres de los países beligerantes, Zohrab Mnatsakanian (Armenia) y Ceyhun Bayramov (Azerbaiyán), vinieran ayer a Moscú donde acordaron un cese el fuego.

Las complejas y tensas negociaciones –moderadas por el jefe de la diplomacia rusa, Serguei Lavrov, un primer paso para detener el derramamiento de sangre–, concluyeron después de 10 horas a puerta cerrada con un acuerdo de tregua entre las partes en conflicto.

El presidente Vladimir Putin, en conversaciones telefónicas el jueves anterior con el primer ministro armenio, Nikol Pashinian, y el presidente azerí, Ilham Aliyev, los convenció de la urgencia de celebrar un primer contacto directo entre sus países para acordar las condiciones de una tregua que permita intercambiar prisioneros y retirar los cadáveres de los campos de batalla.

Un día antes el Grupo de Minsk, copresidido por Estados Unidos (al margen de esta negociación, concentrado en sus elecciones presidenciales), Francia y Rusia, creado por la OSCE para buscar una solución negociada de esta controversia que lleva 28 años, consiguió que el canciller azerí asistiera a una sesión previa que se celebró a puerta cerrada en Ginebra, sin su colega armenio.

Según trascendió, en la ciudad suiza el enviado de Azerbaiyán, que apuesta por un solución de fuerza con el respaldo de Turquía, nada quiso oír de una posible negociación de un arreglo político, si Armenia no abandona los territorios ocupados desde 1994.

El presidente Aliyev advirtió a Armenia de que el encuentro de los cancilleres en la capital rusa era la última oportunidad para resolver este conflicto por la vía pacífica y, para ello, Yereván sólo tiene que poner fecha a su retirada completa de los territorios ocupados. También anunció por televisión los avances de su ejército, que según el mandatario azerí logró recuperar otros nueve poblados, sin faltar los habituales desmentidos de voceros armenios.

Lucha por el poder en Kirguistán

La oposición en Kirguistán sigue repartiéndose el poder, dividida en al menos dos grandes bloques, mientras el presidente Sooronbai Dzheenbekov –quien no aparece en público desde que estalló la revuelta y da a conocer su posición mediante breves videos y comunicados de su servicio de prensa– quiere sobrevivir esta crisis en la república centroasiática haciendo suyas muchas demandas de sus adversarios y dispuesto a renunciar cuando se calme la situación.

El todavía mandatario, en resumen, está de acuerdo en que se convoquen nuevas elecciones parlamentarias, que el órgano del Legislativo estrene presidente, que el diputado excarcelado por una multitud Sadyr Zhaparov sea el nuevo primer ministro, que las carteras ministeriales (entre ellas, Interior, Seguridad y Defensa) queden en manos de personas no designadas por él y que se paguen todos los subsidios pendientes a la empobrecida población, entre las principales exigencias de un sector de sus rivales.

Pero otro grupo opositor, al frente del cual están el ex presidente Alsambek Atambayev y su candidato a premier Omurbek Babanov sigue insistiendo en la destitución inmediata de Dzheenbekov y de Zhaparov, al tiempo que Atambayev, por primera vez desde que sus seguidores asaltaron la sede del Comité de Seguridad del Estado y lo sacaron de la cárcel, no pudo terminar su discurso en un mitin al lanzarle botellas los partidarios del premier Zhaparov, lo que terminó en una batalla campal a puño limpio.

Para evitar nuevos enfrentamientos, el presidente decretó el estado de excepción y el toque de queda en la ciudad de Bishkek.