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El despertar en la IV República

Elecciones 2020: primera prueba

L

a posibilidad de erradicar el fraude en las elecciones, bandera del actual régimen, depende de la calidad de los procesos electorales. Si se acumula evidencia de que las elecciones mexicanas tienen el nivel de las democracias contemporáneas, serán procesos fluidos y silenciosos.

En México vamos por buen camino, pero apenas estamos empezando. Las elecciones intermedias de 2015 y las presidenciales de 2018 tuvieron calidad internacional, pero este gobierno debe demostrar que la limpieza electoral se quedará para siempre. En 2019 hubo seis elecciones locales de buen nivel. Este año habrá dos de importancia más reducida y en 2021 se nos vendrá el mundo encima: unas elecciones apocalípticas, las más complejas de la historia de México, coincidirá la renovación completa de la Cámara de Diputados (elección federal) con los comicios locales de 15 gubernaturas y otros 30 procesos. Si pasa esta gran prueba, el sistema electoral tendrá que rematar su avance en 2024 en las nuevas elecciones presidenciales.

Antes del aparatoso 2021 tendremos que afrontar y superar este mismo año dos elecciones locales dentro de escasos 20 días. El 18 de octubre habrá comicios municipales en Hidalgo y los que renuevan el Congreso local en Coahuila, son pequeños comparados con los que sacudirán a todo el sistema el año que entra.

El brazo electoral de la Fiscalía General de la República trabaja sobre el terreno, más de un mes antes de la jornada electoral. La Fiscalía Electoral está apoyada por los delegados de la FGR en ambos estados y por los representantes del INE, pero, además, por las instituciones locales y federales que tienen que ver con lo electoral. Se intenta producir una sinergia institucional inédita que alinee a todas las instituciones en el propósito de vigilar y garantizar la limpieza electoral. Estarán representantes de la SSPC y en caso de ser necesario, la Sedena y la Marina. Algo parecido se logró en 2019 y el efecto tendrá que multiplicarse casi por 100 para 2021. Estamos ante una verdadera transformación: el Estado mexicano, desde la Presidencia de la República, en lugar de organizar y encubrir los fraudes electorales como se hizo en el pasado, ahora trabajará para castigarlos y desterrarlos de nuestra práctica política.

Colaboró: Mario Antonio Domínguez