La Jornada del campo
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Número 156 Suplemento Informativo de La Jornada Directora General: Carmen Lira Saade Director Fundador: Carlos Payán Velver
¡Sí hay de otra!

Alternativas campesinas en Tlaxcala frente al glifosato

Pánfilo Hernández Ortiz Integrante del Proyecto de Desarrollo Rural Integral Vicente Guerrero, A.C. (Grupo Vicente Guerrero)

La comunidad Vicente Guerrero está localizada en el Municipio de Españita, al poniente del estado de Tlaxcala. Se ubica en el Altiplano central mexicano a 2640 metros sobre el nivel del mar, con clima templado y con tipo de suelo Cambisoles y litosoles. Es una zona campesina con producción de temporal y agricultura en terrenos accidentados de ladera, donde se van generalizando las tradicionales terrazas, se cultiva la milpa tradicional y otros productos. Los cultivos más importantes son maíz, frijol, haba, calabaza, trigo, maguey, frutales y en algunos casos la cebada. En esta región poniente la actividad económica más importante es la agricultura, seguida por la ganadería de traspatio, cabe resaltar que muchos de los jóvenes y padres de familia que ya no poseen tierras tienden a emigrar a zonas industrializadas cercanas, como Calpulalpan, San Martin Texmelucan, la ciudad de México, algunos a Estados unidos y Canadá.

El Proyecto de Desarrollo Rural Integral Vicente Guerrero, mejor conocido como Grupo Vicente Guerrero (GVG) asume el nombre por tener su origen y sede en la comunidad de Vicente Guerrero, donde la mayoría de las y los promotores campesinos son de esta comunidad y de comunidades vecinas; es una organización campesina que desde los años 80 ha impulsado el desarrollo sostenible, a través de compartir alternativas productivas más sanas y evitar el deterioro de los recursos naturales y buscar una mejor calidad de vida para las familias campesinas e indígenas de nuestro Estado.

Desde sus orígenes las y los promotores campesinos del GVG buscaron alternativas propias para mejorar el suelo, reducir o eliminar los insumos químicos (fertilizantes y herbicidas), pero sin perder de vista su autosuficiencia alimentaria, ya que en sus inicios su producción fue muy baja y no alcanzaba a cubrir la alimentación de las familias. Un primer paso fue iniciar sus actividades productivas desde sus propias parcelas para con esto partir del ejemplo e ir convenciendo poco a poco a más campesinos; algunas de las prácticas o alternativas que buscaron fue mejorar la fertilidad del suelo como base principal para reducir el uso de fertilizantes químicos y continuar con la selección y mejoramiento de sus semillas principalmente de maíz y frijol, para después realizar la conservación de suelo y agua.

El sistema milpa, que para muchos campesinos representó aprovechar la parcela fomentando la diversidad y la asociación de cultivos evitando el crecimiento de hierbas y el no uso de herbicida como el glifosato u otro. De igual manera observaron los beneficios que aportaban el maíz, frijol, haba y calabaza, principalmente para recuperar la fertilidad como es el caso de la incorporación de los restos de la cosecha al suelo de los cuatro cultivos mencionados y otra parte de estos para la alimentación de los animales tanto para la tracción (yunta), como para borregos y vacas que crían. Asimismo, la diversidad productiva favoreció el manejo y control de insectos y algunas enfermedades en los cultivos, como también la diversidad alimentaria para las familias al obtener, elotes, huitlacoches, calabazas tiernas, flor y guía, habas tiernas, ejotes, plantas comestibles como quelites, verdolagas, mil tomates y otras.

Otra alternativa para evitar el uso de herbicidas son las diferentes prácticas culturales como el barbecho y el rastreo; que consiste en roturar o voltear y mullir (suavizar) la capa arable del suelo para facilitar la penetración del agua, la luz, el aire, las raíces, de igual manera para que los macro y micronutrientes se integren mejor dentro del suelo y a los cultivos, como también exponer al frío o al calor algunas semillas que crecieron dentro del cultivo; estas se pudren o son alimentos de pájaros o ardillas, evitando su crecimiento. Estas prácticas se siguen realizando con palas, arados de tracción animal o mecánico días antes del surcado y la siembra.

Aunado a las prácticas de barbecho y rastreo para evitar el crecimiento de hierbas continúan otros trabajos principalmente en el desarrollo y crecimiento del sistema milpa, el maíz, frijol, haba y calabaza; son 4 prácticas que los campesinos le llaman: la escarda (primer trabajo) este se realiza con arado o cultivadora que va quitando las primeras hierbas pequeñas y arriman tierra al cultivo para ir fortaleciendo su crecimiento. La forma (segundo trabajo) igual consiste en utilizar el arado o cultivador para evitar el crecimiento de las hierbas, algunos campesinos han omitido este segundo trabajo y realizan solo el primer trabajo dependiendo de los días que llevan los cultivos o la presencia de lluvias constantes. La labra (tercer trabajo) se realiza con el arado o cultivadora anexando 2 accesorios denominados ´´cocoles´´ que tienen como objetivo aumentar el tamaño del surco y eliminar también las hierbas con mayor crecimiento. Cajoneo o cuarto trabajo; este se realiza cuando el maíz tiene una altura de 80-90 centímetros de altura, este es opcional dependiendo del tamaño principalmente de la planta del maíz, debido a que se puede quebrar si tiene una mayor altura; este trabajo tiene como objetivo arrimarle más tierra y hacer más alto el surco. Tanto el maíz como el frijol agarran mayor fuerza de anclaje al suelo y se aplica el abono o estiércol mateado.

A raíz de estas experiencias, el GVG inicia el proceso de consolidar algunas prácticas más en la comunidad y a compartir otras en comunidades y municipios vecinos del estado de Tlaxcala, que son de suma importancia dentro del marco de la agricultura campesina. Son alternativas para seguir mejorando la alimentación de las familias, la producción de granos básicos (maíz y frijol) y otros cultivos, la recuperación de la fertilidad de los suelos, la disponibilidad de agua de cada ciclo productivo y el no uso o eliminación de insecticidas e herbicidas. Dentro de estas prácticas agroecológicas mencionaré y describiré las siguientes:

Conservación de suelo y agua: las prácticas que realizamos dentro de este componente son: análisis y textura de suelos, construcción de bordos, zanjas a nivel y desnivel y de jagüeyes, barreras vivas con árboles frutales, forestales y arbustos, magueyes y nopales; en algunos casos barreras muertas o pretiles con piedra. Todas estas prácticas nos permitirán saber con qué tipo de suelos disponemos, así como retener suelo, agua y materia orgánica en terrenos de ladera o semi-laderas, que técnicamente estaremos aplicando medidas mecánicas en las parcelas con el objetivo de fortalecerla para los próximos ciclos productivos.

Asociación y rotación de cultivos: es una práctica en la que se siembra una leguminosa (frijol, haba), gramíneas (maíz), oleaginosas (calabaza) con la cual hay beneficios mutuos para compartir los nutrientes del suelo y también el control de algunas hierbas no deseadas y por tanto, evitar el uso de herbicidas. De igual manera en la rotación de cultivos nos permite recuperar la fertilidad del suelo y el no nacimiento de hierbas por el crecimiento asociado de los cultivos, evitando la entrada del sol a la parte baja de los surcos donde posiblemente nacían algunas hierbas. Cabe mencionar que en algunas comunidades esta práctica se está perdiendo por la promoción del monocultivo con maíces híbridos y el paquete de insumos químicos (fertilizante e herbicidas).

Abonos naturales: es una alternativa que venimos practicando desde hace algunos años con abonos solidos (tlaxcashi) y foliares (agroplus, súper magro) con el objetivo de reducir o eliminar el fertilizante químico, sin olvidar que los estiércoles de diferentes animales ya se utilizaban, como también la incorporación de restos de cultivos de maíz, frijol, haba, trigo, avena. Ello aunado a la rotación, asociación y cobertura de cultivos que permiten recuperar la fertilidad del suelo y disminuir el nacimiento de hierbas no deseables. Los abonos sólidos y foliares en conjunto con los abonos verdes, la composta o aboneras y lombricomposta se complementan o mejoran el uso de abonos naturales ante los fertilizantes químicos.

Manejo y control de insectos y enfermedades: es una práctica que en la agricultura industrial se eliminó con el uso insecticidas y herbicidas, llegando al combate total de insectos benéficos y dañinos, permitiendo que en determinado periodo obtengan resistencia tanto los insectos, hierbas y enfermedades. En el caso de la agroecología, este manejo y control natural se realiza con la presencia de plantas o arvenses en las orillas o bordos, reforzándolo con el control biológico como alternativas para disminuir y eliminar los insecticidas y herbicidas en diferentes cultivos asociados o solos, siempre y cuando no se deje de hacer la rotación de cultivos en la parcela.

Semillas nativas o criollas: la importancia de estas semillas y principalmente el maíz radica en que juegan un papel importante en la agricultura campesina como una alternativa de contar con semillas propias en los ciclos productivos tanto de temporal, como de riego y con esto evitar la dependencia y compra de semillas mejoradas y/o hibridas, que cada año aumentan de precio y necesitan mayor aplicación de fertilizantes y herbicidas para la producción y el control o combate a las hierbas, que en algunas regiones son más resistente a las aplicaciones. La selección de semillas y los fondos de semillas es una práctica que aún sigue vigente en los campesinos, lo que permiten enfrentarse a los cambios climáticos y tener mayor diversidad genética de sus maíces.

Biodiversidad: esta es un complejo dinámico de plantas, animales, microorganismos y su medio ambiente, que permite protegerse a sí mismo como una unidad funcional. Por esto podemos afirmar que la biodiversidad en las comunidades campesinas e indígenas en el estado de Tlaxcala es la base de la agricultura y su mantenimiento, como el cuidado es esencial para la producción de alimentos y otros productos agrícolas y creemos que es una alternativa más en la agricultura campesina para la preservación de los recursos naturales (suelo, bosque y agua) y evitando su perturbación o afectación con el uso de agroquímicos o herbicidas para su preservación.

Diversificación de cultivos: Es una práctica que permite aprovechar a la parcela de una forma integral con diferentes cultivos, así como al manejo y control de plagas y enfermedades de manera natural y evitar crecimiento de hierbas, eliminando el uso de insecticidas o herbicidas. Esta diversificación se caracteriza por la producción en franjas, asociando y rotando cultivos o policultivos. En esta práctica encontramos los componentes del sistema milpa: maíz con frijol enredador común o ayocote, haba, calabaza, plantas comestibles como también los queltoniles (quelites) verdolagas, miltomates, malvas y plantas medicinales; por ello es muy importante mantener y promover este sistema productivo en regiones donde ya existe y en aquellas donde se está perdiendo por las prácticas de monocultivo.

Como podemos observar, sí hay alternativas para sustituir al glifosato con una serie de prácticas que se tienen que ir implementado paulatinamente y tomando en cuenta la situación productiva local y regional, como el contexto socio-económico de los campesinos. Es importante hacer mencionar que existen experiencias campesinas en los estados de Oaxaca, Chiapas, Guerrero, Puebla, Michoacán, Guadalajara, Veracruz y Sonora que desde hace varios años han venido impulsando procesos productivos con prácticas agroecológicas, llegando a reducir y eliminar los insumos químicos y en especial el uso de herbicidas como el glifosato y con resultados favorables en sus rendimiento, pero sin descuidar que primero es la alimentación de las familias. En otros casos han obtenido excedentes en un mediado plazo para su comercialización en mercados o tianguis agroecológicos, asegurando la soberanía alimentaria para las generaciones futuras. •