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La GN podría intervenir

Se desborda el Bravo en Reynosa; migrantes rechazan reubicación

Solicitan declarar emergencia en tres municipios por Hanna

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▲ Ejidatarios utilizan una excavadora para hacer una zanja en la autopista Matamoros-Reynosa, en Tamaulipas, a fin de permitir que el agua fluya, luego de que la mañana del miércoles comenzó a desbordarse el río Bravo, tras el paso de la tormenta Hanna. Policías municipales y elementos de la Guardia Nacional vigilan.Foto La Jornada
Corresponsal
Periódico La Jornada
Jueves 30 de julio de 2020, p. 29

Matamoros, Tamps., Las lluvias que provocan los remanentes de la tormenta Hanna aumentaron el nivel del río Bravo de cuatro a 7.50 metros y el cauce comenzó a desbordarse a unos 300 metros del nuevo puente internacional y del campamento donde mil 400 migrantes viven a la espera de respuesta a su petición de asilo humanitario en Estados Unidos.

Aun cuando las autoridades emitieron una alerta de inundación, los extranjeros se niegan a ser reubicados y la Guardia Nacional advirtió que podría desalojarlos, informó Enrique Maciel Cervantes, delegado regional del Instituto Tamaulipeco del Migrante.

Se sigue platicando con ellos, pero (la movilización forzada) es una posibilidad, ya que se niegan a retirarse aun con la invitación de la diócesis de Matamoros para alojarlos en un convento que sería un refugio donde no pueden ser molestados por las autoridades, añadió.

La preocupación de las autoridades se debe a que el caudal ya llegó a unos metros del paraje donde se ubican cientos de casas de campaña, cercado por el Instituto Nacional de Migración. Allí viven familias de migrantes que se resisten a salir por miedo a que después de la contingencia no se les permita regresar y eso afecte su petición de asilo.

El activista religioso Abraham Barberi, quien desde el lunes duerme en el campamento, señaló que hubo errores del Instituto Nacional de Migración al dialogar con los líderes de la comunidad migrante.

Representante de la Comunidad Esencia Urbana –que provee alimentos, leña y agua embotellada a los migrantes–, Barberi explica que para los extranjeros es importante mantener su lugar en ese espacio que les resulta estratégico por estar cerca del nuevo puente internacional, adonde acudirán a su cita con un juez de una corte federal en un proceso virtual que el vecino país suspendió hace tres meses por la pandemia.

Primero se les dijo que los que salieran del campamento ya no podrían regresar; por eso no quisieron irse. Ahora ya están convencidos de que el agua no va a subir. Estamos en oración para que así sea y para que no vengan a usar la fuerza contra ellos porque son familias. Hay mexicanos, centroamericanos, mujeres y niños. Debemos evitar que algo malo les pase, añade.

Lejos del campamento migrante, en los límites entre Matamoros y el río Bravo, vecinos del ejido Veracruz-Progreso bloquearon la autopista a Reynosa con el fin de hacer seis cortes para permitir que el caudal fluya antes de que inunde su comunidad.

Hace 10 años el río se salió de cauce y nos inundó las casas. Por eso se cortó la carretera, para que el agua corra, comentó Martha Zapata durante un conato de bronca entre pobladores y automovilistas que no pudieron circular.

En presencia de policías estatales, se usaron dos excavadoras para romper el pavimento y cavar seis zanjas por donde el agua empezó a fluir hacia las tierras de cultivo donde recién se levantó la cosecha de sorgo.

En 2010, tras el paso del huracán Alex, decenas de comunidades rurales enclavadas en las márgenes del río Bravo quedaron bajo el agua por el desbordamiento del cauce.

Durante una reunión en la que participaron representantes de la Secretaría de la Defensa Nacional, de Protección Civil y el Ejecutivo estatal, Francisco García Cabeza de Vaca, se inició la evaluación de daños en infraestructura, vivienda y comercios; asimismo, se elabora un censo para apoyar a las familias que perdieron enseres y muebles.

Dichas autoridades solicitaron a la administración federal que declare zona de emergencia los municipios fronterizos de Reynosa, Valle Hermoso y Díaz Ordaz por los daños derivados de la tormenta Hanna.

En Reynosa, el Sistema Estatal para el Desarrollo Integral de la Familia entregó cobijas, alimentos calientes y otros apoyos.

(Con información de Martín Sánchez Treviño, corresponsal)