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Mano de obra indígena abandona Bahía de Banderas por la crisis sanitaria
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▲ Trabajadores oriundos de Chiapas que laboraban en construccio-nes de Bahía de Banderas, Nayarit, abordan un autobús en la comunidad de Bucerías que los regresará a Tuxtla Gutiérrez, capital de esa entidad, luego de que las obras fueron suspendidas debido a la emergencia sanitaria por el coronavirus.Foto Javier Santos
Corresponsal
Periódico La Jornada
Martes 12 de mayo de 2020, p. 24

Bahia De Banderas, Nay., En espera del autobús que los llevará de regreso a Tuxtla Gutiérrez, Chiapas –donde permanecerán hasta que termine la emergencia por la pandemia–, cinco personas, todas con cubrebocas, permanecen sentadas frente a una tienda de abarrotes de Bucerías, cerca de donde los sectores hotelero y gran parte de la industria de la construcción les daba empleo, hasta que se decretó la suspensión de actividades.

Entre ellos están Jorge Méndez, su esposa y su hijo adolescente, quienes forman parte de los más de 8 mil 500 indígenas que han dejado Bahía de Banderas desde el 20 de marzo, según Librado Consuedra, quien arrienda camiones que trasladan desde el poblado Jarretaderas a habitantes de pueblos originarios de Puebla, Veracruz y Chiapas. Una de sus paradas es Bucerías.

Los vehículos que van de Jarretaderas a Chiapas no han parado desde hace más de mes y medio, pero la cifra del éxodo indígena citada por Librado podría ser mayor, porque –indicó el mismo Consuedra– otros se fueron en autobuses comerciales que salen del vecino municipio de Puerto Vallarta, Jalisco.

Trabajo hay poco, pero hay aún. Tenemos familiares en Chiapas y nomás pasa la contingencia y primero Dios nos regresamos, comenta Jorge Méndez antes de abordar el camión junto con su familia.

Recordó que hace dos semanas le avisaron que se podría quedar sin laborar, mientras su esposa, quien trabajaba en la casa de unos extranjeros, perdió esa fuente de ingresos pues sus patrones se fueron a su país. Previó que la crisis sanitaria durará al menos otros mes y medio. No tenemos mucho que hacer ahorita, pasando esto regresaremos.

Gran parte de la mano de obra indígena salió de Nayarit tras ser despedida, la mayoría sin liquidación. Quedarse significaría pagar renta y alimentación. Casi ninguno puede hacerlo, consideró Consuedra.

Unos 8 mil 500 se han ido

Por el número de unidades y la frecuencia con que parten, del 20 de marzo a la fecha se han ido alrededor de 8 mil 500 personas. Los camiones no han dejado de salir durante cinco días, detalló Librado.

Los más de 13 mil cuartos de hotel y lujosos condominios de Bahía de Banderas tienen el sello del indígena, a quien se paga poco y no se le da seguridad social. Se le exprime.

Un joven que no dio su nombre aseguró que quien desea trabajar en las obras de construcción de la zona deben darle “al maistro” cien pesos semanales para quedarse.

“¡Hey, periodista!, apúntalo –indicó–. Que corran de Punta de Mita a todos los maistros que piden su mochada a los trabajadores (albañiles). No les dan empleo si no hay moche”, insistió. Otro indígena que esperaba su camión rumbo a Chiapas escuchó y asintió con la cabeza.

José Luis es un delgado veinteañero de piel morena, que dijo tener trabajo todavía en una carpintería. Se va porque ya tiene ocho meses en la región. A su lado, otro confiesa que extraña la comida chiapaneca. Por eso nos retiramos, afirmó José Luis, y otro joven dijo que regresaba a Chiapas por el mismo motivo.

El sector de la construcción detuvo grandes proyectos en la zona que abarca Nuevo Vallarta, Bucerías y Cruz de Huanacaxtle; pero donde los desarrolladores lograron seguir trabajando –pese a que sus labores no son esenciales– fue en Sayulita, San Pancho y Punta de Mita.

Los habitantes de esas tres localidades colocaron filtros severos para no permitir que personas ajenas ingresen. Consideraron que cientos de trabajadores de la construcción los ponen en riesgo de contagiarse de coronavirus, debido a que no se le somete a control alguno, por lo cual solicitaron a los tres niveles de gobierno que actúen y detengan las obras en la región, pues se les califica de no esenciales.