San Salvador. El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, anunció ayer la detención de un buen número de pandilleros presuntamente responsables de la reciente ola de homicidios en el país. Mientras, la organización Human Rights Watch (HRW) manifestó su preocupación de que el mandatario salvadoreño se convierta en un dictador, por sus recientes medidas carcelarias.

La PNC (Policía Nacional Civil) ha capturado a un buen número de pandilleros que cometieron y ordenaron los homicidios, tuiteó Bukele, sin precisar la cifra de detenidos.

Las autoridades reportaron entre viernes y domingo pasados una escalada de violencia entre pandillas que dejó más de medio centenar de asesinatos en todo el país, en plena cuarentena para contener la propagación del nuevo coronavirus.

El gobierno anunció el uso de la fuerza letal para combatir a las pandillas y desde el sábado decretó el estado de emergencia en las cárceles del país, al asegurar que desde ahí se han ordenado asesinatos.

En las prisiones miembros de pandillas rivales han sido encerrados en la misma celda, lo que contraviene la regla impuesta desde 2002 de mantenerlos separados para impedir riñas y homicidios.

Los miembros de la Mara Salvatrucha y Barrio 18 encarcelados fueron exhibidos en ropa interior y sin ningún tipo de protección sanitaria en plena contingencia por la pandemia del coronavirus, en imágenes que fueron condenadas por diversos organismos y defensores de derechos humanos.

El mandatario acusó de la reciente ola de homicidios tanto a la Mara Salvatrucha como a su pandilla rival Barrio 18 y las dos facciones que la componen, Sureños y Revolucionarios, y prometió que sus miembros caerán pronto en operativos de la PNC.

José Miguel Vivanco, director para las Américas de HRW, advirtió ayer en Twitter: Tenemos la obligación de hacer todo lo posible por evitar que El Salvador se convierta en otra dictadura latinoamericana.

Vivanco, crítico de Bukele, sostuvo que el mandatario pretende darle carta blanca a miembros de la fuerza pública para matar, y acusó al mandatario de querer decidir quién es culpable o inocente.

Los choques de Vivanco con Bukele se agudizaron después de que el presidente ocupó con militares la Asamblea Legislativa en febrero para conseguir que la oposición le aprobara la negociación de un préstamo para seguridad.