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Como en todo, debe haber excepciones, dice Héctor Vasconcelos, primer titular del Fonca

Recordó que la idea original de la creación del organismo fue de Carlos Pellicer

 
Periódico La Jornada
Miércoles 22 de abril de 2020, p. 5

El senador Héctor Vasconcelos, quien fue el primer secretario ejecutivo del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca), entre 1989 y 1991, dijo en un comunicado que pese a críticas y reservas circunstanciales, el éxito del fondo se hace patente hoy en las numerosas voces de la comunidad intelectual que lo defienden.

A propósito de la polémica que hay en el medio cultural por el anuncio que hizo la semana pasada la Secretaría de Cultura federal de extinguir los fideicomisos a su cargo, entre ellos el que sustentaba al Fonca, para absorber a ese organismo, el legislador afirmó que entendía y compartía la idea de eliminar fideicomisos, propuesta en un decreto presidencial, pero creo que, como en todo, debe haber lugar para excepciones que lo ameriten.

Obligación moral de opinar

En una misiva que difundió en redes sociales, Vasconcelos explicó que en un principio no quiso involucrarse en la discusión pública sobre el destino del Fonca porque, al haber sido el primer secretario ejecutivo y cofundador de esa institución, se me consideraría parte interesada del debate. Sin embargo, dado el giro que han tomado los acontecimientos, me siento en la obligación moral de dar a conocer mi punto de vista.

El mensaje del senador se difundió después de que la secretaria de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval, expresó su satisfacción por la extinción del que llamó el Fonca salinista, que se creó para controlar a los rebeldes y premiar a los compadres, seguido de un serénense, artistas, luego de las críticas.

El legislador, hijo del político y filósofo José Vasconcelos (1882-1959), recordó que la idea original de la creación del Fonca fue del poeta tabasqueño Carlos Pellicer, “muy en la línea de las políticas vasconcelistas de promoción de las artes que él había experimentado en sus años mozos. De ahí el documento que Pellicer y un grupo de intelectuales publicaron años antes de que la idea se materializara.

“Gabriel Zaid también contó entre los primeros proponentes. El proyecto fue tomando forma en conversaciones de Octavio Paz –y su esposa Marie-Jo– con el suscrito en la Universidad de Cambridge (1970-1971). Recuerdo en especial una tarde en que los Paz vinieron a tomar té a mi cuarto en King’s College, ocasión en que incluso tomamos papel y pluma para idear esquemas de la hipotética institución.

“La idea era muy sencilla; su instrumentación, compleja. Se trataba de establecer un fondo, independiente del gobierno, que pudiera proveer de recursos económicos temporales a los más diversos artistas, para que éstos pudieran llevar a buen término alguna obra largamente proyectada o bien en proceso.

Jurado independiente

“El jurado (s) que seleccionaría a los beneficiarios estaría conformado por intelectuales y artistas reconocidos y no por funcionarios públicos. Los fondos provendrían del Estado. La idea era evitar al máximo posible la intromisión del gobierno en turno en el manejo del Fondo.

“Una de las primeras iniciativas de Víctor Flores Olea al convertirse en primer presidente del flamante Conaculta, fue la creación del fondo. Enseguida me buscó (entiendo que a sugerencia de Octavio Paz). Me pidió lo ayudara a diseñar y organizar la institución y me informó que yo sería el primer secretario ejecutivo del Fondo. Lo echamos a andar en marzo de 1989.

Puedo asegurar que durante el tiempo que don Víctor y yo estuvimos al frente (1989-1991), jamás se censuró a artista alguno, jamás tratamos de intervenir en las decisiones del jurado (eminentes artistas que, además, no lo hubieran admitido), y nunca intentamos cooptar a alguien.

A las palabras del senador, se suman los comentarios de Flores Olea que se publicaron en estas páginas el lunes 20 pasado, quien coincidió en que el Fonca no se hizo para acallar las voces de nadie. Eso hay que negarlo rotundamente. Se hizo para hacer las cosas lo más transparente posible, fueron decisiones que debíamos tomar de todos modos, ante una multitud de peticiones de ayuda económica de creadores culturales.