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Viene lo más complicado // Repensar la economía

N

o descubre el hilo negro, pero la advertencia del presidente López Obrador pone el dedo en la llaga: viene lo más complicado del Covid-19; se nos va a venir muy fuerte la crisis económica, por lo que hay que actuar con disciplina y prudencia; permanecer en casa si no hay necesidad de salir, con el propósito de evitar, como ha sucedido en otros países, que la pandemia se vuelva incontrolable ( La Jornada, Alma Muñoz).

Y la referencia presidencial no sólo incluye nuestro caso, sino el global, toda vez que los dos principales motores económicos del mundo (China y Estados Unidos) están apagados, como también los dos mayores (Brasil y México) de América Latina.

Para el caso latinoamericano, días atrás la secretaria general de la Cepal, Alicia Bárcena, analizó la perspectiva –de él se toman los siguientes pasajes– y el resultado no es nada grato. Por el contrario, su lectura también pone el dedo en la llaga: la pandemia del Covid-19 tendrá efectos devastadores sobre la economía mundial, de seguro más intensos y distintos que los sufridos durante la crisis financiera global de 2008-2009, y los países regionales no estarán ajenos a ellos, pues serán impactados a través de varios canales.

La pandemia pasará a la historia como una de las peores que el mundo ha vivido, sobre todo porque pone en riesgo un bien público global esencial: la salud humana, e impactará a una ya debilitada economía mundial. La afectará tanto por el lado de la oferta como de la demanda, ya sea por medio de la interrupción de las cadenas de producción –que golpeará con severidad al comercio mundial– como a través de la pérdida de ingresos y de ganancias debido a un alza del desempleo y más dificultades para cumplir con las obligaciones de deuda.

En 2019 las economías de América Latina y el Caribe apenas crecieron a una tasa promedio de apenas 0.1 por ciento y los últimos pronósticos de la Cepal realizados en diciembre pasado preveían 1.3 por ciento para 2020. Sin embargo, las proyecciones han sido revisadas a la baja en forma significativa en el actual escenario, de tal suerte que ahora el pronóstico es de -1.8 por ciento. Lo anterior podría provocar que el desempleo en la región aumente 10 puntos porcentuales. Esto llevaría a que, de un total de 620 millones de habitantes en la región, el número de pobres suba de 185 a 220 millones, en tanto que las personas en pobreza extrema podrían aumentar de 67 a 90 millones.

El coronavirus afectará a la región a través de cinco canales. El primer canal de transmisión de esta crisis es el efecto de la baja de la actividad económica de varios de los principales socios comerciales en las exportaciones de bienes de los países de la región. China, por ejemplo, es un destino importante para varias economías latinoamericanas, siendo el principal socio comercial de Chile, Perú y Brasil. Las exportaciones regionales a ese destino podrían caer hasta 10.7 por ciento en valor.

Un segundo canal proviene de la caída en la demanda de servicios de turismo, que impactaría más severamente a los países del Caribe. Se calcula que, si la prohibición de viajes a causa del virus se prolonga por uno, dos, o tres meses, la actividad turística en esa zona –en 2020, por ejemplo– se contraería en 8, 17 y 25 por ciento, respectivamente.

El tercero se daría por la interrupción de las cadenas globales de valor, lo que afectaría principalmente a México y Brasil, que importan partes y bienes intermedios de China para sus sectores manufactureros (en especial repuestos para automóviles, electrodomésticos, productos electrónicos y farmacéuticos).

El cuarto que afectaría a la región sería la caída de precios de los productos básicos, sobre todo para los exportadores de materias primas en América del Sur. Y el quinto se derivaría de la mayor aversión al riesgo de los inversionistas y el empeoramiento de las condiciones financieras globales.

Las rebanadas del pastel

Entonces, como lo plantea Bárcena, hay que repensar todo, la economía completa.