Opinión
Ver día anteriorDomingo 23 de febrero de 2020Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
Nuestra producción de hoy y de mañana
H

oy contamos con recursos naturales disponibles y nos enfrentamos con otros que van disminuyendo su acceso. La producción de petróleo crudo, por ejemplo, en diciembre de 2018, fue de mil 710 miles de barriles diarios, y en el último mes del año pasado fue de mil 873 miles de barriles diarios (mbd). Una pérdida de alrededor de 20 por ciento.

La disminución de la extracción de hidrocarburos, se manifiesta con mayor claridad, después del año donde la extracción llegó a su límite. El año 2004 fue de referencia porque es en este periodo donde la extracción empieza a disminuir discreta, pero constantemente.

A mediados de la primera década del siglo XXI, se alcanzó una cifra de 3 mil 383 miles de barriles diarios. Esta cantidad fue la más alta que se consiguió en 2004, cantidad que para fines del año pasado, se redujo en 80 por ciento.

Cuando el Presidente dice que se van a recuperar 200 mil barriles diarios, está refiriéndose a una importante cantidad de petróleo por ser rescatado. La caída se detiene y empieza un discreto repunte, pero importante.

Consideramos las limitaciones que va teniendo la extracción de petróleo fácil, la búsqueda de alternativas posibles y, por lo que, es importante atender a todas las posibilidades para obtener energía.

En ese sentido, cuando la secretaria Rocío Nahle, viaja a India, implica que va en avanzada y a conocer, incluso las plantas atómicas, que se han construido en ese país.

Al respecto, se va a aprovechar ese avance tecnológico, pues es reconocida su amplia experiencia en ese tipo de generación de electricidad y en la construcción de sus propias plantas.

A la fecha, India ha construido siete plantas nucleares, aparte de las ya existentes de otro tipo, para generar electricidad y cubrir el casi 15 por ciento del total que necesita.

Las alternativas a la obtención de energía se presentan al mismo tiempo que los recursos naturales van indicándolo. Algunos van desapareciendo, y otros se mantienen como posibles fuentes.

Al mismo tiempo, vemos algo importante e histórico que sucede al norte de nuestra frontera. Ya lo hemos mencionado varias veces en algunos artículos. Estamos hablando de las elecciones de Estados Unidos y de las posibilidades de que la política energética cambie.

Bernie Sanders va a la delantera de la campaña por la candidatura a la presidencia. Por su orientación socialista lo conocimos cuando fue presidente municipal de Burlington, en 1984.

El senador Sanders ha recurrido, a lo largo de su campaña, al apoyo monetario de sus simpatizantes y militantes de su partido, en general. Ha basado su campaña en el rescate ambiental y, por esa razón su programa energético es de ponerle toda la atención, ya que se ha referido al despilfarro de energía que ha caracterizado a la cultura estadunidense.

Mientras su contrincante multimillonario y ex alcalde de Nueva York intenta comprar la voluntad y nominación del Partido Demócrata, Sanders se ha ocupado de acercarse y comprometerse con sus seguidores y simpatizantes, al solicitarles, desde la cantidad de dos dólares, o con lo que puedan contribuir, hasta cantidades mayores de gente poderosa económicamente hablando.

Su planteamiento relacionado con las cifras millonarias que siempre han rodeado a las campañas electorales, es que la democracia en su país ha sido secuestrada. Es el peligro del que ha hablado Sanders en diversos discursos. El 3 de marzo, probablemente, los demócratas decidirán quién será el ganador que se enfrentará al multimillonario que sigue deteriorando aún más, la imagen económica y política de Estados Unidos.

Los donativos, han generado aun mayor interés por el programa político del demócrata, pues sus programas sociales, están dirigidos a la gran cantidad de trabajadores que han sufrido por los despidos de las empresas que han sido hostigadas por la política nacionalista proteccionista del presidente actual.

Ahora, su popularidad puede llevarlo a la presidencia, especialmente, porque encabeza las encuestas y cuando se tiene claro que no se puede sustituir a un multimillonario arrogante con otro y cuando la opinión pública dice que “si se necesita un multimillonario para ganarle a otro multimillonario en las elecciones de Estados Unidos, ya no somos una democracia… ”.