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La caravana de migrantes, cerca de entrar en un callejón sin salida: obispo de Tapachula
Corresponsal
Periódico La Jornada
Lunes 27 de enero de 2020, p. 9

Tapachula, Chis., La situación de los integrantes de la llamada caravana de la esperanza va haciéndose cada vez más difícil, crítica y dolorosa, por lo que se corre el riesgo de entrar en un callejón sin salida, afirmó el obispo de Tapachula, Jaime Calderón.

Nos duele mirar tanto sufrimiento innecesario y evitable generado por la enorme tensión que se vive entre todos los que formamos parte de este escenario, dijo en rueda de prensa luego de la misa dominical.

Consideramos que, como consecuencia de esta misma tensión, de las motivaciones que mueven a cada persona involucrada y de los intereses a los que cada uno sirve, se han tomado decisiones apresuradas e irreflexivas que poco han ayudado a salir de esta crisis y mucho han desgastado y hecho sufrir a los más vulnerables: los niños, los adolescentes, las mujeres, los hermanos que habitan la franja fronteriza e incluso, a quienes hemos asumido la tarea de asistirles hasta donde alcancemos, agregó.

La situación tan tensa ha inundado el mundo de opiniones y posicionamientos que, siendo parciales, pretenden ofrecer una visión completa de lo que estamos viviendo y, lejos de ayudar a la búsqueda de una solución, van radicalizando las posturas y abonándose al distanciamiento, a la discordia, y al mal reparto de las responsabilidades y de las culpas, manifestó, por ello pidió no perder de vista que detrás de ese mundo de opiniones y posicionamientos hay hermanos sufriendo. Hoy hace más falta buscar soluciones que generar más opiniones.

Dijo que es necesario tener presente que el respeto mutuo, el cuidado de los más vulnerables, la aceptación, el diálogo, la hospitalidad, entre otros valores, son necesarios para crear un ambiente de paz y de diálogo, incluso en las situaciones más difíciles que corren el riesgo de salirse de control.

El obispo Jaime Calderón pidió a los católicos de Tapachula seguir haciendo todo lo posible por ayudar a los hermanos migrantes a llevar esta cruz tan pesada, mientras que a quienes ejercen la autoridad y velan por la seguridad de nuestra patria, los exhortó a que miremos con franqueza, con sencillez, con responsabilidad, con la bondad que siempre nos ha distinguido como nación y caigamos en la cuenta que, quienes están detrás del puente también son seres humanos, hombres, mujeres, adolescentes y niños que nos ven con esperanza. Ojalá no provoquemos que nos vean como enemigos.

A los migrantes les pidió que no pierdan la esperanza, la paz para pensar, el respeto y el sentido de la gratitud, porque detrás de las rejas del puente fronterizo hay muchas personas que siempre los han visto como hermanos y, en medio de la lucha por sacar adelante a su familia, han tomado de lo suyo para ofrecerles algo.

Al albergue Belén, de la diócesis de Tapachula llegó a pedir refugio un personaje que llamó la atención por su forma de vestir y porque llevaba la cara pintada; a pesar de todo lo que sufrió para llegar hasta esta ciudad, procura reír y hacer reír a los demás. Se trata de Franklin Jiménez, quien lleva 25 años trabajando como payaso en su natal Honduras.

Entré el viernes por el río Suchiate. Vengo a buscar trabajo. Por eso me traje mi ropa, mis zapatones y maquillaje para ganarme la vida honradamente, dijo antes de pedir refugio en el albergue.

Comentó que entró a México por el río Suchiate, solo, no en la caravana. Durmió en el monte y llegó a Tapachula después de caminar 24 horas. Venimos a trabajar, a que nos den una oportunidad. Todos venimos buscando una mejor vida, expresó.

Franklin acudirá a la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados para que le den permiso de permanecer en el país y buscar trabajo; a probar suerte como artista cómico, aunque también es albañil, por lo que podría trabajar en la industria de la construcción.