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La chatarrizaron para abaratarla, asegura su director

Intentaron privatizar la salinera de Guerrero Negro en sexenio peñista

Recibió la empresa con un enjambre de problemas; aún está delicada, pero se recupera, dice Avilés Rocha

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▲ Antonio Avilés Rocha, director general de Exportadora de Sal SA de CV, en entrevista con La Jornada en las oficinas de la paraestatal, en la comunidad de Guerrero, municipio de Mulegé, Baja California Sur.Foto Lidia Campos Hernández
Corresponsal
Periódico La Jornada
Lunes 23 de diciembre de 2019, p. 23

Guerrero Negro, BCS ., La empresa salinera más grande del mundo, la paraestatal Exportadora de Sal SA de CV (ESSA), fue sometida a un proceso de deterioro financiero y chatarrización, sobre todo en el sexenio de Enrique Peña Nieto, para privatizarla, afirmó su director general, Antonio Avilés Rocha.

A casi un año de haber asumido el cargo, el directivo dijo que no tiene pruebas, pero tampoco dudas de que querían privatizar la compañía, pues la dejaron caer como lo hicieron con muchas paraestatales a partir del gobierno de Carlos Salinas de Gortari, con el fin de vulgarizarlas y venderlas a bajo costo.

Entrevistado en las oficinas de la ESSA, en la comunidad de Guerrero Negro, al sur del paralelo 28 norte, que divide los estados de Baja California y Baja California Sur, Avilés Rocha señaló que recibió una empresa con un enjambre de problemas, desatendida, en condiciones delicadas, por lo que se le dio terapia intensiva y hoy aún está en cuarto, en el hospital, pero con muestras de recuperación.

Indicó que el deterioro de la compañía comenzó hace unos 15 años, posiblemente en el periodo de Herminio Blanco como secretario de Economía, pero la peor época fue la del gobierno de Peña Nieto, cuando se descuidaron las instalaciones y no hubo interés por el papel de ESSA en el mercado internacional de la sal, lo cual creó confusión e incertidumbre entre los trabajadores.

Subrayó que la instrucción del presidente Andrés Manuel López Obrador a todos sus colaboradores es que hay que quejarse poco y trabajar mucho; no tener pleitos, pero no sacarle la vuelta a los que son inevitables.

Mencionó que ESSA, propiedad 51 por ciento del gobierno federal y 49 por ciento del consorcio japonés Mitsubishi, produce 75 por ciento de la sal de México, 7 millones de toneladas cada año, por lo que no tienen que pelearse con el mercado interno, sino mantenerse en el mercado internacional.

Avilés Rocha explicó que se dieron a la tarea de reinstalar las condiciones de respeto y fraternidad con sus socios y el sindicato salinero, así como aplicar los principios de austeridad y cero corrupción.

Reprochó que les dejaron un cochinero, pero con el apoyo de los trabajadores y algunas inversiones, la Exportadora de Sal podrá salir adelante. Anticipó que casi está listo un crédito de 28 millones de dólares para invertir en el sistema de bombeo para la inundación de los salitrales y una nueva planta lavadora de sal.

Precisó que la salinera tiene un área de 33 mil hectáreas, 30 mil de inundación y 3 mil de cristalización; en la actualidad cuentan con 55 bombas de agua, pero requieren 128.

Apuntó que los muelles del puerto de altura El Morro, en la Isla de Cedros, a cien kilómetros de las costas de Guerrero Negro, desde donde se transporta la sal a distintas partes del mundo por medio de barcos con capacidad hasta 180 mil toneladas, también requieren atención, pues si se nos cae un muelle, estamos muertos.

En materia de comercialización, recordó que a partir del año pasado ESSA ya puede vender sal, pues antes sólo podía hacerlo Mitsubishi debido a un contrato de exclusividad que se firmó cuando el gobierno mexicano nacionalizó parte de las acciones de la empresa en 1976.

Mejora en el precio de venta

Comentó que otro logro fue la mejora en el precio de venta de la sal, al pasar de 14.50 dólares la tonelada, en 2107, a 18.50, en 2018, y 19.20 en 2020, con lo que apenas alcanzará el costo que tenía en 2009.

El director general de ESSA detalló que este año se producirá la misma cantidad de sal que en 2018, 7 millones de toneladas, pero la meta de su gestión es llegar a 12 millones.

Nuestro objetivo es mejorar los procesos y las finanzas para tener más inversiones, estar en buenas condiciones para producir más a menores costos, puntualizó.

En el tema laboral, destacó el papel de los trabajadores, a los que calificó como los mejores salineros del mundo y principal activo de la compañía. Dijo que este año no se despidió a nadie, por lo que mantienen su empleo mil 400 trabajadores, mil 200 de ellos con base sindical.

Afirmó que como parte del deterioro de ESSA, las fuertes aportaciones al fisco y algunos presumibles actos de corrupción, no se dieron utilidades a los empleados en 2017 y 2018, pero este año sí les fueron entregadas.

Reveló que la sal se utiliza en alrededor de mil 300 procesos industriales para la creación de materiales plásticos y químicos; refirió que 60 por ciento de la armadura de un automóvil proviene de este mineral, pero es muy difícil darle valor agregado en Guerrero Negro, debido a la escasez de agua potable.

Citó que uno de sus principales clientes en Taiwan, que utiliza sal para producir cloro, cuenta con 12 mil empleados, por lo que resulta muy complicado pensar en una planta transformadora de ese tamaño en Baja California Sur.

Avilés Rocha precisó que durante los 65 años de existencia de la salinera se han producido 317 millones de toneladas de sal y se han cargado 5 mil 930 barcos hacia diversas regiones del mundo.

Recalcó que la empresa no se va a privatizar y todo lo contrario, se va a fortalecer para lograr las 12 millones de toneladas métricas anuales en este sexenio.

En el contexto de la entrevista al director general de ESSA, la empresa rindió homenaje a 65 trabajadores de las plantas de Guerrero Negro e Isla de Cedros que cumplieron 20, 25, 30, 35, 40 y 45 años de labores.

Sindicato ejemplar

En la ceremonia, Avilés Rocha reconoció la actitud del sindicato por mantenerse en pie de lucha ante el riesgo de la privatización. Recordó que en campaña el entonces candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador pidió al líder sindical de ESSA, Luis Martín Pérez Murrieta, que aguantara, que ya iban a llegar.

El dirigente de los trabajadores expresó que 2019 fue un año difícil, pues necesitaban tener certidumbre y esa llegó con la nueva administración porque la empresa comenzó a levantar.

En su mensaje a los empleados que recibieron el reconocimiento dijo que 20 años se dicen fácil, pero no es así debido a la situación geográfica de la salinera; no obstante destacó las prestaciones que reciben, las cuales se equiparan a la de otros sindicatos más grandes como el de Petróleos Mexicanos, Comisión Federal de Electricidad e Instituto Mexicano del Seguro Social.