Sociedad y Justicia
Ver día anteriorViernes 20 de diciembre de 2019Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio

En un semestre han ocurrido dos muertes por estrés

El ITAM no es para débiles, síntesis no oficial del ideario itamita

Luego de tres años en el instituto, hicieron sentir a mi hijo un fracasado. Pidió ayuda en la escuela, y se la negaron. Tuvo que renunciar. Hoy es un hombre existoso y feliz: testimonio de la madre de un ex alumno

Foto
▲ Luego de la muerte de Fernanda Michua Gantus, estudiantes del ITAM colocaron pancartas en las puertas de la escuela para exigir un programa integral de salud mental.Foto María Luisa Severiano
 
Periódico La Jornada
Viernes 20 de diciembre de 2019, p. 32

Si bien la exigencia y carga académica en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) no está por encima de lo que los estudiantes viven en otras casas de estudio, la competencia, el individualismo y los criterios de evaluación resultan un reto para los alumnos. Que el ITAM no es para débiles y que sólo los mejores alcanzan el éxito, son algunas de las ideas esenciales con las que se topan al ingresar y que se sintetizan en la temporada de exámenes finales. Ahí está en juego más que una calificación.

A lo largo de los 73 años que han transcurrido desde su fundación, en 1946, por el ITAM han pasado candidatos a la Presidencia de la República, secretarios de Estado, funcionarios públicos de primer nivel, banqueros y líderes empresariales, muchos de ellos de la élite política y económica. Todos, formados en este mismo sistema pedagógico que resulta asfixiante, según estudiantes y ex alumnos.

Además, la gran mayoría de sus docentes fueron formados en la propia institución, conocen y reproducen el modelo educativo, y algunos promueven también la idea de que esta escuela es cuna de líderes políticos y empresas.

Institución pequeña, de apenas por arriba de 5 mil alumnos en licenciatura y posgrado, el instituto es noticia destacada en las últimas semanas, tras la muerte de Fernanda Michua Gantus, presumiblemente por presiones académicas y estrés.

En un principio se informó que la estudiante se había suicidado debido al agobio escolar, pero su madre, Fernanda Gantus, aclaró en redes sociales que el deceso se debió a un prolongado ataque de epilepsia, ocurrido luego de que fue humillada por un profesor que le aplicó un examen de derecho.

Fernanda sufría ataques de epilepsia y depresión combinados con fuertes migrañas. La causa de su muerte fue un prolongado ataque que su cuerpo no resistió, escribió su madre, quien también exhortó a los jóvenes a que nunca más permitan que los humillen o degraden en ninguna situación en su vida. Son seres humanos que merecen respeto en esta y todas las etapas de su desarrollo.

La muerte de la joven sucedió justamente en el periodo de exámenes finales. Su caso es el segundo deceso en este semestre.

Esta situación generó una situación inédita en la casa de estudios, con protestas estudiantiles y el amago de un paro en exigencia de que las autoridades generen una estrategia integral de atención y de acompañamiento en temas de salud mental y promuevan una política institucional de cero tolerancia a la violencia pedagógica y al hostigamiento escolar.

De acuerdo con testimonios directos y otros más recogidos por los propios estudiantes en diversos blogs, en el instituto fundado por empresarios y banqueros como Raúl Baillères Chávez, no es inusual escuchar a profesores y alumnos decir de manera reiterada frases como: si no puedes vete a la Ibero, el ITAM no es para débiles, si no puedes, vete a estudiar a otro lado.

En el ITAM la exigencia crece conforme se acerca el final de los cursos. La biblioteca Raúl Baillères Jr trabaja las 24 horas del día para que los alumnos puedan preparar ahí sus exámenes finales.

Las historias revelan que no pocos estudiantes pasan ahí largas noches en vigilia, inducida por estimulantes automedicados como el piracetam, usado para tratar trastornos de atención y memoria, o el modafinilo, empleado en casos de somnolencia excesiva.

Durante los (exámenes) finales, el día previo bebía alrededor de cuatro bebidas energéticas para poder permanecer despierta, me quedaba en la biblioteca toda la noche estudiando, me iba en vivo a las pruebas. Eran meses de estudio para cada final, narra una ex alumna.

No pedimos que quiten kilómetros al maratón; sólo que haya más puestos de agua

A diferencia de otras universidades, en el ITAM la aprobación de cada materia prácticamente se reduce a aprobar o no el examen final. Por ello, una de las principales demandas de la comunidad estudiantil es que también se tomen en cuenta las evaluaciones realizadas a lo largo del curso y que las clases concluyan tres días hábiles antes de la primera fecha de exámenes finales. Nadie pide que le quiten kilómetros al maratón, sino simplemente que haya más puestos de agua en el camino, dice el estudiante Juan Pablo Pardo.

Para muchos estudiantes lo que está en juego no es solamente la calificación o aprobar una materia, sino que en el examen se les va mucho más que una carrera que por semestre cuesta alrededor de 109 mil pesos: Te juegas todo... los ahorros de tus papás, tu futuro, tu permanencia en la institución, el poder terminar en el tiempo estipulado.

En el periódico estudiantil El Supuesto, Odette González, egresada del instituto, que luego cursó un posgrado en Harvard, recuerda lo distinto que fueron entre sí sus primeros días de clases en ambas instituciones. En Harvard los docentes le dijeron a su grupo: No se preocupen, si le echan ganas, todos aquí van a terminar el programa con éxito. En el ITAM el mensaje fue diametralmente distinto: Volteen a ver a su compañero a la derecha y a su compañero a la izquierda, únicamente uno de ustedes va a terminar la carrera.

Otro de los testimonios es de Alejandra López, madre de un ex alumno; narra lo que pasó su hijo y su familia en el ITAM. El joven, con un buen historial académico, dedicado de tiempo completo a su carrera, pasó tres años de infructuosos esfuerzos en el instituto; se sentía fracasado. Pidió ayuda a la escuela, la cual le fue negada, afirma la madre. Después de un tiempo y del dinero invertido, tuvimos que recoger a nuestro hijo, juntar los pedazos en los que quedó y reconstruirlo todo poco a poco.

Y añade: aprendimos que no vale la pena todo lo que vivió en el ITAM, que nadie tiene derecho a hacerte sentir mal y que nunca lo debes permitir. Hoy, luego de empezar de cero sus estudios en otro lugar, trabaja arduamente, dice el texto que concluye con la firma de Una ex mamá del ITAM con un hijo feliz y exitoso.