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Sé comer como campesina y princesa; caminar como mujer de barrio o modelo

Luisa Huertas recibirá homenaje por 50 años de carrera el próximo martes en el Teatro de la Ciudad

 
Periódico La Jornada
Jueves 5 de diciembre de 2019, p. 6

Luisa Huertas comenzó a trabajar desde pequeña. A lo largo de su vida y profesión, asegura, nada le ha sido regalado o privilegiado. Incluso, después de cinco décadas de mantenerse activa en el medio artístico sabe que el problema del gremio es que los actores seguimos siendo trabajadores eventuales.

La actriz, que será homenajeada por sus primeros 50 años de trayectoria, la noche del martes 10 de diciembre en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris, presentará en función única El diccionario, de Manuel Calzada, obra dirigida por Enrique Singer y parte del repertorio de la Compañía Nacional de Teatro.

En ese festejo, la creadora –término que prefiere al de intérprete– dará vida a la bibliotecaria y grafóloga María Moliner, autora de El diccionario de uso del español, quien, a lo largo de 15 años de minuciosa labor, plasmó definiciones, sinónimos, expresiones y frases de uso común con diversas acepciones, además de familias de palabras.

Esta obra, sobre una mujer maravillosa, independiente y con cabeza propia, invita al espectador a ser testigo de fragmentos de la vida de un personaje que entregó la existencia a trabajar para que los seres humanos tuvieran una comunicación clara y honesta.

En entrevista con La Jornada, Huertas habló sobre un tema que la mueve y consterna. Lo primero que necesita el gremio actoral es transformar aspectos de la Ley Federal del Trabajo (LFT), porque somos los que no tenemos derecho a nada: ni aguinaldo, vacaciones pagadas ni un montón de cosas. Esto ocurre de forma general entre quienes trabajan en el mundo de la cultura.

Los actores, enfatizó, somos gente muy sacrificada, incluso –dijo–, el Centro de Estudios para el Uso de la Voz (Ceuvoz) “está a punto de morir porque –según han dicho– somos corruptos y fifís, por eso no hubo apoyo este año y por desgracia no soy millonaria. Nunca fui privilegiada, ni nací entre sábanas de seda y trabajé desde los 14 años para ayudar en mi casa, la cual sigo sosteniendo”.

Los mandaba muy lejos

En torno a la profesión hay contradicciones muy fuertes. Llevo 50 años de ver cómo cambia la sociedad. Y también lo voy a decir y no quiero parecer vulgar, pero lo haré: si alguien me pedía sexo para encarnar un papel, yo sabía qué hacer y no me victimizaba. Es decir, mandaba muy lejos al productor o a quien fuera, porque mi carrera no se hacía así, o en caso de que me quisieran meter la mano ya sabían donde les tocaba la patada.

La actriz toma un respiro y afirma: Sería tan largo contarte sobre cinco décadas de vida, de papeles que se me fueron de las manos por favoritismos, amiguismos y por todas esas cosas. Las mujeres no sólo hemos sido víctimas, sino muchas otras, por desgracia, han utilizado sus atributos para tener trabajo.

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Los actores seguimos siendo trabajadores eventuales. Hay que cambiar la ley.Foto Jesús Villaseca

Por esta razón digo con mucho orgullo que llego a 50 años de carrera habiendo logrado no prostituirme ni como mujer, ni como artista, ni como ser humano.

Luisa Huertas, quien es directora y cofundadora de Ceuvoz, docente y participante activa en la Asociación Nacional de Actores (Anda), refrenda: medio siglo en esta carrera te enseñan del arte, de la condición humana, del aprendizaje, de la necesidad de ser seres integrales, cultos e inteligentes, lo cual sería mi aspiración para mi gremio y para todos los que se dedican a diferentes ramas del arte.

Y por tanto –prosiguió– también se requiere educación artística. En ese sentido, estoy muy preocupada y triste de pensar que tal vez va a desaparecer Ceuvoz, después de casi 14 años de esfuerzo.

Puntualiza: He aprendido a hacer muchos personajes; sé comer como campesina y también como princesa; tengo que aprender a caminar como mujer del barrio y también como modelo. Eso es ser actor: transformarse, para lo que se necesita mucha disciplina y preparación.

Agrega: Quien diga que somos privilegiados, sepa que no es verdad. Eso dicen cuando logramos tener una beca o un buen papel con base en nuestro trabajo y talento; o cuando se nos escoge después de andar en 50 mil audiciones para un personaje o hasta para un comercial que te va a dar de comer.

La actuación, define, es una forma de vida y uno debe acostumbrarse a que muy difícilmente podrás estar en el bautizo del sobrino o la boda de tu mejor amiga porque tienes función, ensayo o grabación; o simplemente porque tienes que estudiar.

Alguna vez, recuerda Huertas, en un discurso expresé: Las actrices vivimos como tales todos los demás papeles de la vida; es decir, hijas, madres, esposas, amantes, amigas, etcétera, porque todo está condicionado por el ensayo o la función.

El teatro, sintetiza, es la escuela y vida del actor; mientras, la docencia esta vinculación con la gente joven, en realidad no significa enseñanza, porque no se enseña a vivir ni actuar, pero sí a compartir experiencias.

Esta carrera es muy dialéctica, a veces muy difícil; sin embargo, afirma Luisa Huertas: Yo no cambiaría estos 50 años por nada, y lo que me quede de vida quiero seguir actuando.