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Hay redes cerebrales que elevan el riesgo de suicidio
 
Periódico La Jornada
Miércoles 4 de diciembre de 2019, p. 2

Madrid. Un equipo de investigadores de Orygen, la Universidad de Cambridge y la Facultad de Medicina de Yale identificaron una serie de redes claves dentro del cerebro que –aseguran– interactúan para aumentar el riesgo de que una persona piense en suicidarse o lo intente.

El equipo internacional de Hopes (que ayuda a superar y prevenir el suicidio), dirigido por la profesora asociada Lianne Schmaal, de Orygen, junto con la doctora Anne-Laura van Harmelen, de la Universidad de Cambridge, y la profesora Hilary Blumberg, de la Facultad de Medicina de Yale, revisaron dos décadas de literatura científica sobre estudios de imágenes cerebrales de pensamientos y comportamientos suicidas.

En total analizaron 131 estudios en más de 12 mil personas y observaron alteraciones en la estructura y función del cerebro que podrían aumentar el riesgo de suicidio.

En el artículo publicado en Molecular Psychiatry, las investigadoras señalan que destaca la poca investigación sobre uno de los principales asesinos del mundo.

Schmaal explicó que el mayor predictor de muerte por suicidio es un intento previo. Por lo tanto, es esencial intervenir lo antes posible para reducir el peligro, instó. Para muchas personas, este riesgo se dará durante la adolescencia.

Combinando los resultados de todos los estudios de imágenes cerebrales disponibles, los investigadores buscaron evidencia de alteraciones estructurales, funcionales y moleculares en el cerebro que pudieran aumentar la tendencia al suicidio. De esta forma, identificaron dos redes cerebrales y las conexiones entre ellas, que parecen jugar un papel importante en este riesgo.

La primera de estas redes involucra áreas hacia el frente del cerebro conocidas como corteza prefrontal ventral medial y lateral, y están conectadas con otras regiones involucradas en la emoción. Las alteraciones en esta red pueden conducir a pensamientos negativos excesivos y dificultades para regular las emociones, estimulando los pensamientos de suicidio.

La segunda red involucra regiones conocidas como la corteza prefrontal dorsal y el sistema de giro frontal inferior. Las alteraciones en esta red pueden influir en los intentos de suicidio, en parte, debido a su papel en la toma de decisiones, la generación de soluciones alternativas a los problemas y el control del comportamiento.

Los investigadores sugieren que si ambas redes se alteran en términos de estructura, función o bioquímica, se originan situaciones en las que un individuo piensa negativamente sobre el futuro y no puede controlar sus pensamientos, lo que conduciría a mayor riesgo de suicidio.