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Repasa el Munae la contribución creativa de los artistas al PCM

La exposición La célula gráfica se enfoca en el grabado, la otra cara del arte público, señala en entrevista Emilio Payán, director del museo

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▲ La muestra consta de 165 piezas, entre cuyos autores destacan Rivera, Orozco, Siqueiros, Yampolsky, Mexiac, Zalce y O’Higgins. Concluye en febrero de 2020.Foto Yazmín Ortega Cortés
 
Periódico La Jornada
Domingo 24 de noviembre de 2019, p. 2

La exposición La célula gráfica: artistas revolucionarios, 1919-1968, abierta el jueves pasado en el Museo Nacional de la Estampa (Munae), se organizó con motivo de la efeméride del centenario del Partido Comunista Mexicano (PCM), con el objeto de hablar de la contribución de los artistas que a él pertenecieron, con énfasis en el grabado.

La muestra, de alrededor de 165 piezas, en las que destacan el grabado en linóleo, la litografía y unas cuantas obras en metal, obedece a una selección exhaustiva del acervo del Munae, expresa a La Jornada Emilio Payán, su director.

Es de lo mejor que tiene el museo en gráfica mexicana. Cada grabado habla del momento que sucedió después de la Revolución, cómo seguían las represiones a los trabajadores, cómo continuaba la vida social y campesina. Son grabados de gran valor en lo artístico, aunque también en lo documental e histórico del país, apunta Payán.

Hay obra de Diego Rivera, José Clemente Orozco, David Alfaro Siqueiros, Luis Arenal, Leopoldo Méndez, Pablo O’Higgins, Isidoro Ocampo, Alfredo Zalce, Francisco Dosamantes, Arturo García Bustos, José Chávez Morado, Adolfo Mexiac, Francisco Moreno Capdevila, Mariana Yampolsky y Andrea Gómez.

Si son pocas las mujeres artistas incluidas se debe a que éstas representan sólo 20 por ciento del acervo del Munae. Eran medios machistas; las mujeres estaban muy sometidas en su expresión artística. O no las dejaban o tenían el peso de los hombres. Entonces hacían cosas muy sutiles, señala Payán, quien destaca un grabado de Andrea Gómez de una mujer cargando un bebé envuelto en un rebozo, tal vez en una marcha, de mirada angustiada.

Muchos de los artistas pintaban y eran muralistas. Si voltearon hacia el grabado, para Payán ésta era la otra cara del arte público. Con la gráfica, el arte no sólo se apropió de las calles e instituciones, sino que inyectó una nueva visión del espacio privado como la otra faz del público. Por ello, el arte es el soporte para representar nuestra particular visión e interpretar y construir el aquí y el ahora de nosotros.

La exhibición también incluye dos fotografías de Tina Modotti facilitadas por el Centro de Estudios del Movimiento Obrero y Socialista (Cemos) y pertenicientes al archivo de Arnoldo Martínez Verdugo.

Ana Carolina Abad, investigadora y coordinadora editorial del Munae, tuvo a su cargo la curaduría. Especialista en el Taller de Gráfica Popular, en un principio pensó en colocar la obra en orden cronológico. Al final, prefirió agrupar los grabados por temática con el fin de mostrar ciertos temas y formas de representación que empezaron en los años 20 y 30 del siglo pasado, se mantuvieron hasta los años 60. Por ejemplo, la forma de representar al campesino en su lucha por la tierra o a las mujeres sufriendo el dolor de la Revolución y después otras luchas campesinas también reprimidas y con muertos.

La curadora dividió La célula gráfica… en cuatro núcleos: El machete y la hoz, ¡Proletarios del mundo, uníos!, El monstruo de múltiples cabezas: el fascismo y la búsqueda de la paz y los triunfos del comunismo. En El machete y la hoz viene la representación de los campesinos, se aprovecha para hablar del periódico El Machete y la colaboración de los artistas cuyos grabados apoyan el mensaje escrito.

¡Proletarios del mundo, uníos!, es una frase presente en muchos de los grabados. Llama a los obreros a unirse y luchar en defensa de sus derechos. Abad ha seleccionado escenas de obreros en sus múltiples facetas, desde el trabajo hasta en plena protesta, como una masa activa y su represión. Privilegió lo que no se ha expuesto tanto.

El monstruo de múltiples cabezas: el fascismo reúne todo lo que se hizo en el periodo cardenista, desde la política del Frente Popular al que se alinearon los comunistas y que también representan los grabadores: cómo se enfrentan desde los grabados, cómo denuncian los horrores de la guerra, lo que pasa en Italia, España y Alemania. En vitrinas se exhiben publicaciones de la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios (LEAR), como Frente a Frente, prestadas por el Cemos, donde se aprecian algunos de los grabados incluidos en la exposición.

La búsqueda de la paz y los triunfos del comunismo comprende obras que consignan el triunfo del PC, en Rusia y Cuba, por ejemplo. Abad también habla de cómo los grabadores ante la persecución de los comunistas, inspirada en las percusiones desde Estados Unidos por el macartismo, bajan un poco el perfil, se ponen a apoyar el movimiento internacional por la paz y buscan otras plataformas.

Una mirada refrescante: Dolores Martínez

Para Dolores Martínez Orralde, subdirectora general del Patrimonio Artístico Inmueble del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal), La célula gráfica: artistas revolucionarios en México, 1919-1968 es una mirada refrescante a este recinto, por lo que felicitó al director del museo, Emilio Payán.

Martínez Orralde también resaltó la participación de la joven curadora Ana Carolina Abad, investigadora del recinto. Dijo que la exposición es una oportunidad inmejorable para repensar, volver a mirar y aprender e investigar propuestas desde adentro, desde el propio acervo, que tiene joyas. La mayoría de las piezas son del Munae.

Esta muestra buscar provocar nuevas miradas y líneas de investigación de autores que aún no están suficientemente estudiados. Este es apenas el inicio, aseguró Martínez Orralde. Un artista que ha resultado un redescubrimiento es Francisco Dosamantes (1911-1986), cuya obra suele vincularse con imágenes costumbristas de mujeres indígenas. Ahora, se encontraron estampas relativas a protestas contra la guerra, diferentes a las del Taller de Gráfica Popular.

Aparte de rememorar el aniversario de la Revolución Mexicana, la exhibición se organizó con motivo del centenario del PCM para abordar la contribución de los artistas que pertenecieron a él.

Payán recordó que casi todos los artistas en México han expresado su afinidad o desencanto a los acontecimientos que les toca vivir. La gran mayoría ha recurrido a las técnicas en las que mejor se expresan. Entre ellas, el grabado ha jugado un papel protagónico en muchos escenarios; sus matices, estilos y posibilidades expresivas son de penetración innegable.

Ana Carolina Abad reiteró que la muestra trata básicamente sobre la contribución de los artistas de afiliación izquierdista al arte mexicano. Son creadores revolucionarios en dos sentidos, porque son los que al terminar el movimiento armado construyen con sus imágenes la nueva nación. También lo son porque van contracorriente para buscar la justicia, la democracia y la paz.

La exhibición se llama Célula gráfica porque estos artistas se identificaban a sí mismos como trabajadores intelectuales y, por ello, además de su ser de grabador, se reunieron siempre en grupos, en sindicatos, ligas y frentes. Asimismo, eran un grupo dentro de otro, el de la comunidad artística.

La muestra La célula gráfica: artistas revolucionarios en México, 1919-1968, montada en el Munae (avenida Hidalgo 39, colonia Centro), concluirá el 23 de febrero de 2020.