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Es clara la evidencia contra el presidente: Pelosi

Republicanos difunden propaganda rusa, acusa ex asesora de la Casa Blanca

Testigos que han sido críticos al magnate, amenazados de muerte

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▲ Fiona Hill, ex directora de asuntos rusos y europeos en el Consejo de Seguridad Nacional, llega a su comparecencia ante el Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes. Atrás de ella, David Holmes, consejero de la embajada en Ucrania, quien también acudió a rendir testimonio.Foto Ap
Corresponsal
Periódico La Jornada
Viernes 22 de noviembre de 2019, p. 32

Nueva York. Una ex asesora de la Casa Blanca declaró que versiones promovidas por republicanos para justificar las motivaciones de Donald Trump en la relación con Ucrania están difundiendo propaganda rusa y provocando dudas y polarización en este país, justo como desea Moscú.

Fiona Hill, ex asesora sobre Rusia del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, compareció ayer ante el Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes en la última de las sesiones públicas programadas en torno al proceso de impeachment, y advirtió que algunos legisladores en el comité han argumentado que fue Ucrania y no Rusia la que intervino en los comicios estadunidenses. Esta es una narrativa ficticia que ha sido perpetrada y propagada por los propios servicios de seguridad rusos, afirmó.

Hill, quien hasta julio fue directora de asuntos rusos y europeos en el Consejo de Seguridad Nacional, bajo las órdenes de John Bolton, se refería a una teoría de conspiración ampliamente desacreditada y promovida por algunos legisladores republicanos y medios conservadores, y respaldada por el propio Trump, de que Ucrania fue cómplice en el hackeo de los servidores del Comité Nacional Demócrata y de ahí acusar a Rusia para favorecer a los demócratas en las elecciones de 2016.

A esa teoría se refirió el propio Trump en la llamada con su homólogo ucranio, Volodymir Zelensky, el 25 de julio, cuando le solicitó una investigación acerca de ese asunto y también sobre una empresa ucrania que empleó al hijo de Joe Biden, uno de sus rivales políticos.

A cambio del anuncio de esas investigaciones se ofrecía al gobierno de Ucrania descongelar asistencia militar estadunidense y extender una invitación a la Casa Blanca a Zelensky, es decir, el famoso quid pro quo que está al centro de las acusaciones de posible soborno del presidente.

Más aún, Hill comentó que, al colocar el manejo de la relación con Ucrania en manos del abogado personal de Trump, Rudy Giuliani, la política exterior hacia ese país se volvió una tarea política doméstica, o sea, para beneficiar intereses electorales en Estados Unidos.

Hill repitió que el entonces asesor de Seguridad Nacional John Bolton había calificado a Giuliani de una granada de mano que haría estallar a todos.

Expresó que si el presidente, o alguien más, impide o subvierte la seguridad nacional de Estados Unidos para promover intereses políticos o personales, ese alguien amerita su (la de los legisladores) atención.

Hill apareció junto con el consejero de la embajada de Estados Unidos en Ucrania, David Holmes, quien también describió aspectos de la subordinación de la política bilateral a intereses electorales de la Casa Blanca.

Próximos pasos

Después de siete sesiones públicas con un total de nueve testigos queda claro que, por ahora, aunque nada logró fragmentar el muro republicano alrededor de Trump, sí podría haber tenido el efecto deseado por los demócratas sobre la opinión pública con mayorías (aunque mínimas) a favor de la condena y destitución del presidente en encuestas recientes.

Republicanos repitieron ayer que el proceso es parcial, la evidencia cuestionable, y que, en palabras del militante de mayor rango en el Comité de Inteligencia, Devon Nunes, todo este esfuerzo es sólo un intento para derrocar al presidente y un intento de golpe de Estado de los demócratas.

Nancy Pelosi, presidenta de la cámara baja, resumió ayer la postura demócrata: es clara la evidencia de que el presidente usó su puesto para su propia ventaja personal y, al hacerlo, socavó la seguridad nacional de Estados Unidos.

Aún no se sabe si el Comité de Inteligencia convocará más audiencias; aún faltan los más altos funcionarios relacionados con este asunto pero que rehúsan comparecer por órdenes de Trump, un desafío que requiere una larga disputa judicial, y los demócratas hasta ahora desean concluir el proceso en la cámara baja este año.

Por ahora, si el Comité de Inteligencia concluye esta fase sin más audiencias, redactará un informe que será entregado al Comité Judicial, el cual por su parte formulará los cargos contra el presidente, llamados “artículos de impeachment”.

Si éstos son aprobados por el pleno de la cámara baja el presidente queda impeached, o sea, acusado de delitos que ameritan su destitución. Estos artículos serían entregados al Senado, que realizaría el juicio político del presidente y donde, por su mayoría republicana, se pronostica que quedaría exonerado.

Mientras tanto, Hill y otros testigos en este proceso que han sido percibidos como críticos de Trump han recibido amenazas de muerte y de otros tipos. El teniente coronel Alexander Vindman y su familia, otro testigo clave en estas audiencias, están bajo medidas de vigilancia de su seguridad por el ejército, después de que Trump los clasificó como opositores en sus tuits.