Opinión
Ver día anteriorLunes 28 de octubre de 2019Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
Más y más sobre el plástico
V

arios amigos que leyeron mi artículo del lunes pasado sobre la invasión de plástico que sufre el planeta, me hicieron observaciones. Por ejemplo, el doctor Arnoldo Kraus anota que eso ha sido posible debido a los intereses de grandes empresas y la complicidad que los gobiernos tienen con ellas. Mientras, el doctor Alfredo Cardoso indica que no todo el plástico se puede reutilizar. Ambos coinciden en la necesidad de prohibir su uso, una tarea urgente a la que las autoridades y los legisladores de nuestro país no le dedican la atención que merece.Por su parte, el doctor Alfonso Vázquez Botello, que cumple medio siglo como investigador y es uno de los pilares del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM, me envía datos nada alentadores sobre el plástico en el mar, que se suman a los que publiqué el lunes.

Los 6 millones de toneladas de dicho material que cada año terminan en el planeta azul matan a 100 mil mamíferos marinos y tortugas; también a más de un millón de aves. Estos datos los dio a conocer en una conferencia magistral ofrecida en Mazatlán junto con la bióloga Susana Villanueva. Ambos investigadores calculan que el tamaño de las cinco grandes islas de basura que hay en los océanos mide un millón 400 mil kilómetros cuadrados. La más extensa se localiza en el Pacífico norte, afecta a cerca de 15 millones de kilometros cuadrados y puede contener 100 millones de toneladas de desechos. Como en la zona costera, se compone de colillas de cigarros, botellas de plástico y vidrio, tapones de diversos materiales, bolsas de plástico y popotes. Tanto las tortugas como las ballenas se enferman y mueren por ingerir plástico al confundirlo con medusas. Mal la pasan también las aves y los peces.

En cuanto a las playas, la arena se mezcla con microfragmentos de plástico y otro tipo de basura. Y algo no menos preocupante: por su tamaño, los microplásticos se mezclan e interactúan con los organismos del plancton. Y hasta en ostiones, como los que hallaron en las lagunas del estado de Veracruz.

Vázquez Botello y Villanueva advierten lo que tarda en descomponerse el plástico en algunas de sus presentaciones: hilo de pesca, 600 años; botella, 500; cubiertos, 400; encendedor de cigarros, 100; vasos, 75; suela de zapatos, 20; colilla de cigarros, cinco. Estos artículos los elabora una industria multimillonaria con intereses en todos los países del mundo. Al respecto señalan cómo el año pasado la Coca-Cola finalmente divulgó la cantidad de plástico que utiliza cada año en el empaque de sus productos: 3 millones de toneladas, lo que significa 200 mil botellas por minuto.

Dicha trasnacional se adhirió a un compromiso global para reducir la contaminación por dicho material. Una de las estrategias es producir botellas de tereftalalto de polietileno (mejor conocido por PET), de las que se elaboran ya millones al año. Pero los efectos nocivos del plástico en el medio ambiente como un todo son irreversibles y con el agravante de que no cesa la elaboración de botellas y otros objetos con base en dicho material.

Y es que nuestra sociedad tiene desde hace décadas una asombrosa capacidad para utilizarlos dentro y fuera del hogar. Y uno de los principales motivos para ello es que es más fácil y barato fabricarlo y adquirirlo. En cambio, a escala mundial sólo se recicla 9 por ciento de todo el que se produce. Apenas los últimos años el plástico preocupa a la ciudadanía, a los gobiernos y a las multinacionales que lo elaboran. Los países que integran la Unión Europea aprueban ya estrategias para eliminarlo, mientras en los supermercados y comercios se cobra por las bolsas de ese material. No ocurre lo mismo en los países que más plástico vierten al mar, como China, Indonesia y Filipinas.

El editor Andrés León Quintanar me pregunta si existen datos sobre la cantidad de plástico que hay por todo México; qué tanto se recicla y si existe alguna legislación para eliminar su producción. No lo sé. Y creo tampoco las instancias oficiales, que harían bien en informar sobre una realidad que nos afecta a todos y aprobar medidas para reducir lo más pronto posible la producción y presencia de un material que ocasiona problemas por doquier.