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Ni pensar en el título, perdí todo en un nocaut, dice Ganigan
 
Periódico La Jornada
Miércoles 23 de octubre de 2019, p. a16

Ganigan López perdió todo en un episodio fugaz. Los planes que lo impulsaron a esa pelea se derrumbaron con el nocaut que le propinó Armando Torres el 11 de octubre en Ciudad de México.

De ganar esa pelea, calculaba, habría escalado del quinto puesto de la clasificación al segundo y entonces podía convertirse en retador al campeonato mundial mosca del Consejo Mundial de Boxeo (CMB), título que le perteneció de manera fugaz. Pero cuando el réferi detuvo el combate en la segunda caída que sufrió, se dio cuenta que todo estaba perdido.

Ganigan reclamó al réferi. Le dijo que no estaba mal y que podía seguir en la pelea, pero no se lo permitieron y decretaron el nocaut técnico cuando ni siquiera habían transcurrido tres minutos.

Perdí todo con ese nocaut, reconoce Ganigan; me aleja para siempre de mi intención de ser otra vez campeón del mundo, porque con mi edad, 39 años, si soy realista ya no tengo oportunidad.

Si deja de lado el entusias-mo de un novato y admite la realidad de un peleador veterano, sabe que resultará difícil que promotores u organismos volteen hacia él. Escalar desde donde ha quedado ya parece demasiado complicado.

Cuando recuerda los descuidos que le costaron dos caídas en menos de tres minutos y la intervención del réferi, no puede evitar plantearse qué habría sucedido en otras circunstancias.

El réferi no debió intervenir tan pronto, reclama; es verdad que me tiró dos veces, pero uno sabe cuando está mal por el golpe, debe saberlo también el réferi y yo estaba en condiciones de seguir. Sé que lo hacen para evitar tragedias, pero podía darse cuenta que podía continuar y hasta cambiar el resultado.

Es difícil aceptar que todo terminó

Ahora piensa en el futuro inmediato. Hablar con su equipo si vale la pena hacer un par de peleas más o aceptar que terminó y buscar otras actividades, algunas relacionadas con el boxeo.

Es difícil aceptar que se terminó mi carrera, dice con genuino pesar; porque es lo único que sabe hacer un boxeador todos los días, entrenar, correr, hacer dieta y de pronto nada. Tengo otros proyectos, afortunadamente, pero no será fácil. Al final de todo el boxeo no me quedó a deber nada y creo que yo tampoco le quede a deber.