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Entre las piedras de un socavón, el odio derrumba el espíritu humano

Sólo 40 personas por función disfrutaron de Dos hombres en la mina, montaje en el FIC // Vida y muerte se confrontan, sostiene el director de la obra

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▲ Protagonistas de la obra del dramaturgo húngaro Ferenc Herczeg, dirigida por Hugo Jaime Gamba Briones, que tuvo dos funciones.Foto cortesía del FIC
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Periódico La Jornada
Miércoles 23 de octubre de 2019, p. 3

Guanajuato, Gto., En la oscuridad el tiempo se pudre como agua estancada, dice un hombre atrapado en un derrumbe de tierra y odio que le roba el respiro, junto con otro sobreviviente en la profundidad agobiante de la muerte. La obra Dos hombres en la mina, en un escenario real bajo tierra, es representada un año más como parte de la tradición que inició Enrique Ruelas desde los años 70 del siglo pasado, director teatral que con los Entremeses cervantinos originó el encuentro internacional que llega a la edición 47 en esta ciudad.

‘‘El odio es lo que verdaderamente derrumba al espíritu y al ser humano, eso es lo que plantea la obra” escrita por el dramaturgo húngaro Ferenc Herczeg (1863-1954), explica Hugo Jaime Gamba Briones, director de Teatro de la Universidad de Guanajuato. ‘‘Es lo que nos está pasando, la confrontación social, el trato tan distinto entre seres humanos, que se refleja en situaciones tan tremendas de vida y muerte, como aquí en la mina”.

Las uñas, única herramienta

Entre el estruendo de picos ypalas, los carros cargados de piedra, la humedad que se adentra en los pulmones, el reducido grupo de asistentes desciende por los túneles de la mina El Nopal, donde cada año se repite la puesta en escena, cuyas pocas localidades, por las condiciones del espacio, se ago-tan con antelación.

Es en una oquedad, un escenario de piedras y apenas iluminados por las lámparas de mineros, donde un par de actores hace vivir de manera angustiantemente realista el drama de estos hombres que han quedado atrapados por un desprendimiento. Las uñas son su única herramienta entre las rocas, mientras el agua se filtra y amenaza con una muerte lenta.

Ahí, sentadas prácticamente sobre el suelo, unas 40 personas que pudieron entrar, ataviadas con cascos como un minero más, se encuentran con estos dos sobrevivientes que se interpelan desde las distintas historias de vida que los confrontan.

En palabras de quien dirige y actúa en la pieza teatral, implica retos actorales y técnicos; ‘‘es complicado porque el aire que respiras allá abajo es sofocante. La tos que parece tan bien actuada muchas veces es por el polvo que te va afectando. Ensayamos dentro de la mina, estamos metidos entre las piedras de ese socavón. Al otro día cuando nos bañamos vemos los raspones y golpes que te das ahí”.

Se aprovechan los elementos naturales de esa mina, con algunos requerimientos de la producción, como la presencia de personal de Protección Civil, además de mineros trabajando para dar más fuerza.

Escrita hace más de cien años, Dos hombres en la mina fue escenificada en 1977 por Ruelas en Guanajuato, ciudad que conoce la tragedia minera. ‘‘Lo que finalmente te hace fuerte en la obra es su propia trama, te va llevando, puedes entender el verdadero drama que se vive ante la situación que se sigue presentando día a día”, como en Chile o Pasta de Conchos, Coahuila.

Los trabajos de la mina son muy duros, y la obra surgió a principios del siglo pasado cuando el capataz pisoteaba a los mineros, eran obligados a llevar una vida de animales. Esa confrontación que se da entre dos hombres moribundos, en un choque social muy fuerte.

La situación tan dura y brutal la entendió el maestro Ruelas, en el que fue su último montaje, en el contexto de la tradición minera y lo pone como un homenaje a los hombres que dejaban la vida ahí abajo. ‘‘Es una situación compleja; creemos que se mantiene tan vigente que el público vive intensamente. Esperamos que tengan una experiencia que nunca olviden”.