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Sube a 13 la cifra de muertos

Sebastián Piñera plantea enfrentar el estallido en Chile con un acuerdo social

La verdad yo no estoy en guerra con nadie, afirma mando militar

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▲ Las protestas contra el presidente chileno, Sebastián Piñera, continuaron ayer en Santiago y otras ciudades. El mandatario dijo que hoy tratará de buscar acuerdos.Foto Afp
 
Periódico La Jornada
Martes 22 de octubre de 2019, p. 26

Santiago. Las protestas se mantuvieron en varios puntos de Chile ayer, por cuarto día consecutivo, en un estallido social que deja ya 13 muertos y cientos de heridos, y al que el presidente Sebastián Piñera propuso enfrentar con un acuerdo social.

El mandatario, en conferencia de prensa, indicó: “Me reuniré hoy con los presidentes de los partidos oficialistas y de oposición para explorar y avanzar hacia un acuerdo social que nos permita mejores soluciones a los problemas que aquejan a los chilenos.

A veces he hablado duro, lo hago porque me indigna ver el daño y el dolor que esta violencia provoca, agregó el mandatario conservador en referencia a sus declaraciones de antenoche, en las que aseguró estar en guerra contra un enemigo poderoso.

Horas antes, el general Raúl Iturriaga, a cargo de la seguridad en esta capital, aseguró: La verdad es que no estoy en guerra con nadie.

Once de las grandes ciudades se encuentran bajo estado de emergencia –lo que restringe las libertades de reunión y movilización– tras las protestas estudiantiles que con la consigna evasión masiva que estallaron por el alza a las tarifas del Metro –medida que el gobierno revirtió el sábado– derivaron en un estallido social y actos vandálicos.

El repudio al alza de 30 pesos (0.042 dólares) al subterráneo se amplió contra el modelo económico neoliberal heredado de la dictadura del general Augusto Pinochet (1973-1990), en el cual el acceso a la salud y la educación es prácticamente privado, contra la desigualdad social, las bajas pensiones y el alza de los servicios básicos, entre otras demandas, con una fuerza que sorprendió al gobierno del conservador Piñera y a la clase política.

Esta es la primera vez que Chile vive en estado de emergencia –que sacó a los militares a las calles– desde que se recuperó la democracia en 1990.

La cifra de muertos en los disturbios se elevó a 13, de los cuales 10 fallecieron calcinados, uno atropellado y dos baleados por militares, informaron autoridades. Un soldado fue detenido por disparar a un civil, acto que quedó registrado en un video que se viralizó el domingo en redes sociales, donde se ve a un joven ensangrentado ser arrastrado por militares.

El Ministerio de Salud reportó 239 civiles y 50 policías heridos, mientras la fiscalía informó de 2 mil 151 detenidos en el país, desde que comenzaron estas protestas el lunes pasado.

Santiago se convirtió en campo de batalla por cuarto día consecutivo. Policías y militares reprimieron con gas lacrimógeno a los manifestantes, muchos de los cuales marcharon de manera pacífica.

Al caer la noche, miles de manifestantes desafiaron el toque de queda impuesto en la capital y otras ciudades al norte y sur de Chile, para participar en cacerolazos contra la violencia militar y exigir la renuncia de Piñera.

Nuevamente hubo saqueos e incendios a comercios, aunque no se repitieron con la intensidad del fin de semana. Por la mañana la gente hizo largas filas en los supermercados para abastecerse ante el temor de que se repitan los saqueos.

En este primer día laboral desde la escalada violenta del viernes, muchas oficinas cancelaron las jornadas de trabajo y las clases fueron suspendidas en prácticamente todos los colegios y universidades.

Este lunes sólo una línea del Metro abrió luego del cierre total del servicio desde el viernes por los incendios y destrozos provocados en 78 de sus 136 estaciones. Alrededor de 500 autobuses públicos, que se complementaron con taxis privados, fueron habilitados para cubrir la demanda de transporte de la capital de 7 millones de habitantes.

Cientos de vecinos en suburbios santiaguinos se vistieron con chaquetas amarillas y se armaron con fierros y palos para defenderse de los saqueos.

La ex presidenta chilena y actual alta comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, pidió a todas las partes dialogar y que las protestas sean pacíficas.