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La Escuelita Emiliano Zapata, gran proyecto cultural del Pedregal de Santo Domingo

Fundada casi al mismo tiempo que esa colonia, alberga aulas, auditorios, estación de radio y consultorios, entre otros servicios

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▲ Con casi medio siglo de vida, el centro tiene tres plantas y se sostiene con recursos propios y algunos respaldos oficiales.Foto cortesía de la Escuelita Emiliano Zapata
 
Periódico La Jornada
Domingo 1º de septiembre de 2019, p. 2

El centro de artes y oficios (Cao) Escuelita Emiliano Zapata celebra con un festival cultural, que se inició el 24 de agosto y termina este domingo, los 48 años de la fundación de la colonia Pedregal de Santo Domingo.

Enclavada en Coyoacán, en una de las periferias de Ciudad Universitaria, es considerada la mayor invasión de territorio registrada en América Latina, además de cargar con el sambenito de ser uno de los núcleos urbanos más peligrosos y violentos de la capital mexicana.

El festejo incluye música, teatro, danza, exposición, venta e intercambio de libros, muestras plásticas, lecturas en voz alta, mesas redondas, tequios y el primer Encuentro de Cuentos de Santo Domingo. “Será un megapachangón, con el cual queremos reafirmar nuestro sentido de comunidad y pertenencia identitaria”, destaca el activista social y dirigente comunitario Fernando Díaz Enciso, fundador y director de la Escuelita Emiliano Zapata.

La historia de ese singular proyecto social, educativo, cultural y artístico –al que su creador califica de pionero de varias iniciativas similares emprendidas por los gobiernos local y federal– se remonta al momento mismo en que más de 100 mil personas de diversas partes de la República llegaron a instalarse de manera ilegal en ese territorio sureño en septiembre de 1971.

Díaz Enciso, emocionado con ese fenómeno social, llegó casi inmediatamente como parte de una brigada de estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de México para apoyar a los nuevos colonos. En principio, cuenta a La Jornada, la idea era ayudar a las personas de más edad a despejar las rocas volcánicas del lugar y medio componer las irregularidades del agreste terreno.

Sin embargo, desde el primer momento se dio cuenta de las necesidades básicas que tendría en aquel entonces ese naciente núcleo humano, y comenzó a erigir con sus propias manos y la de algunos vecinos los tejabanes donde durante los primeros 23 años operó la Escuelita Emiliano Zapata.

Primaria y secundaria

En principio funcionó como primaria y hasta secundaria, con maestros improvisados de entre los mismos chavos banda de la zona, que tras hacer un pacto de no agresión aceptaron incursionar en la docencia a cambio de que se les permitiera hacer de vez en cuando sus toquines en ese predio.

Desde hace casi 24 años funciona ya en una construcción en forma, de roca y concreto sólidos y con tres niveles en los que se distribuyen varias aulas, un par de auditorios, una pequeña ágora, un estudio de grabación, una estación de radio por Internet, la galería de arte Daniel Manrique y la fototeca Héctor y María García, así como el archivo fotográfico Mariana Yampolsky y Graciela Iturbide.

La biblioteca Elena Poniatowska fue la primera con el nombre de la autora, fundada en 1973, asegura orgulloso el promotor cultural, quien alerta sobre el riesgo en que se encuentra ahora ese espacio por falta de material bibliográfico y de personal capacitado que lo atienda.

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▲ El activista social y dirigente comunitario Fernando Díaz Enciso, fundador de la EscuelitaFoto cortesía de la Escuelita Emiliano
Zapata

Motivo de orgullo es también El Quijote, la primera librería de barrio del país, fundada en 2008 y que asimismo atraviesa por una situación compleja debido a que falta una persona que la atienda de tiempo completo.

En este mismo conjunto arquitectónico, ubicado en el corazón de la colonia, tiene su morada Díaz Enciso, quien decidió establecerse ahí al ver las necesidades de salud y educación de los vecinos.

Desde el principio han funcionado en este Cao una serie de consultorios médicos, dentales, sicológicos y de trabajo social, cuya subsistencia se suma al panorama adverso de los espacios mencionados, ya que el activista asegura que son recurrentes las amenazas de la Secretaría de Salud capitalina de cancelarlos ante la falta de convenio escrito.

Además de los talleres de arte y cultura que allí se imparten, varios sin costo, la Escuelita funciona de unos años a la fecha como comedor comunitario, donde se puede desayunar o comer por 10 pesos.

Díaz Enciso asume su enorme orgullo porque este espacio se mantiene como el corazón y centro neurálgico de la colonia Pedregal de Santo Domingo prácticamente desde que la zona era uno de los cinturones de miseria de la ciudad. Se muestra cauto sobre la manera en que este núcleo humano ha crecido y considera que los principales problemas de la zona son la violencia asumida, la que surge en la familia y el crimen, así como el consumo de drogas cada vez más elaboradas.

Empero, confía en el poder de la educación, el arte y la cultura para que la colonia se mantenga en parámetros aceptables. En ese rubro subraya la labor de la Escuelita Emiliano Zapata, que funciona en gran medida con apoyos autogenerados y eventualmente con respaldo oficiales (locales y federales), previo concurso.

Sus promotores están en espera de que la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, les otorgue de forma directa la categoría de Pilares (Puntos de Innovación, Libertad, Arte, Educación y Saberes), proyecto de la administración capitalina para promover oficios, el arte y la cultura entre los jóvenes.

De las secretarías de Cultura federal y local no quieren saber nada, pues aseguran que los han ignorado sistemáticamente, incluso las actuales autoridades. Algo similar ocurre con la alcaldía de Coyoacán, a cuyo titular, el ex futbolista Manuel Negrete, desconocen por su presunta misoginia y haberlos amenazado durante su campaña de privarnos de un apoyo que nunca hemos tenido.

Díaz Enciso se define como el más religioso de los ateos cuando responde cómo es que ha logrado mantener en pie durante casi medio siglo este Cao, ubicado en la esquina de las calles Canacuate y Cicalco.

¡De puro milagro!, exclama, para agregar que ese espacio se encuentra en situación precaria ante la falta de dineros públicos y con necesidades tan básicas como un proceso de mantenimiento mayor. Pero aquí seguimos: somos realistas, porque creemos en lo imposible, remata.