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Inversión privada de saliva // Remesas: marca tras marca

N

o es la primera vez que el presidente López Obrador hace el comparativo, pero es un tema en el que es necesario insistir, porque no es lo mismo la gimnasia que la magnesia. En la mañanera de ayer el mandatario destacó que me interesa mucho la economía popular, lo que más me importa es que la gente tenga para satisfacer sus necesidades básicas, eso es lo que más importa.

Y para redondear la idea detalló que a los tecnócratas, a los neoliberales, les obsesionan las cifras, los datos. Les obsesiona, por ejemplo, el dato de crecimiento económico y a mí no me dice mucho eso, porque puede ser que una empresa o dos o tres, o cinco o 10 o un grupo de empresas o de bancos tengan muchas ganancias, pero que ese dinero no beneficia a la gente, que incluso ni siquiera se quede en México. Entonces, eso es lo que miden, el crecimiento en el dinero que se va acumulando.

Sin embargo, por otra parte están creciendo los volúmenes de remesas, lo que están enviando nuestros paisanos, como nunca este año. A ver, que me digan los expertos si no es cierto. Gracias a eso, imagínense lo que son 35 mil millones de dólares. Le agradezco mucho al sector privado de México, porque está invirtiendo y está creando empleos, y está trabajando de manera coordinada con nosotros. Pero ¿saben cuánto fue lo que se comprometieron a invertir este año? Treinta mil millones de dólares. Y las remesas son de 35 mil millones de dólares, para ubicarnos.

La inversión y las remesas tienen un efecto distinto, dijo López Obrador, “y no es lo mismo decir vamos a aumentar la inversión en 30 mil millones, que 35 mil millones de remesas. Una inversión de 30 mil millones significa destinar recursos para la administración, para los insumos, utilidades. Lo de las remesas es dinero todo para la gente de manera directa. Entonces, eso ha ayudado mucho y esto se complementa con toda la inversión que va destinada a los programas sociales, al bienestar.Entonces, si el Banco de México, los expertos o las calificadoras –porque tienen otros parámetros– dicen que va mal la economía, pues los tengo que respetar, sencillamente son visiones diferentes. Yo ya no quiero nada con el neoliberalismo, porque resultó ese modelo, un rotundo fracaso”.

En efecto, no es lo mismo que lo mesmo, a lo largo del presente año el envío de remesas no ha dejado de crecer (con todo y el salvaje de la Casa Blanca), mientras las cifras oficiales revelan permanente caída en los niveles de inversión privada. Es decir, el crecimiento del primero de los conceptos referidos es real; las promesas de inversión privada no trascienden el discurso ni el pomposo encuentro de ocasión con el mandatario en turno.

Meses atrás, la cúpula empresarial se reunió con el presidente López Obrador para prometer una inversión cercana a 30 mil millones de dólares en 2019, pero hasta ahora el Inegi solo documenta el descenso permanente de tal indicador. En cambio, el Banco de México certifica que, mes tras mes, crece el envío de remesas de los paisanos, y éste llega a las familias destinatarias. En cambio, los inversionistas privados todo el día exigen condiciones apropiadas para ellos.

A mediados de junio pasado, el gobierno federal y el Consejo Coordinador Empresarial concretaron un convenio de inversiones que tendrá, de entrada, una aportación de las 60 más grandes empresas por 623 mil millones de pesos (alrededor de 32 mil millones de dólares), según anunció del presidente del Consejo Mexicano de Negocios, Antonio del Valle. La cúpula empresarial demandó generar las condiciones propicias para la inversión: certidumbre jurídica, estabilidad macroeconómica y fin a la corrupción.Con ese monto, dijo entonces el presidente /López Obrador, vamos a crecer, como lo hemos propuesto, a una tasa anual de 4 por ciento. Si hay inversión, hay empleos, bienestar, paz y tranquilidad social. Es un círculo virtuoso.

Las rebanadas del pastel

Entonces, hasta ahora solo las remesas fluyen; la prometida inversión privada no ha pasado del discurso.

Twitter: @cafevega