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Inauguran la zona arqueológica Cerro de las Ventanas en Juchipila, Zacatecas

El director del INAH destacó que en esta administración se están abriendo y reabriendo museos

Corresponsal
Periódico La Jornada
Lunes 5 de agosto de 2019, p. 8

Zacatecas, Zac., México es una nación pluricultural, donde las diferencias étnicas y sociales ya no deben ser motivo de discriminación, despojo y desigualdad, sino de encuentro solidario y fraternal, afirmó Diego Prieto Hernández, director general del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), en el discurso de inauguración de la zona arqueológica Cerro de las Ventanas, la número 193 del país, en la comunidad El Remolino, municipio de Juchipila (180 kilómetros al sur de la capital de Zacatecas).

El viernes pasado, ante centenas de habitantes del lugar y representantes de las autoridades locales encabezadas por el gobernador Alejandro Tello Cristerna, el director general del INAH se mostró orgulloso de que en el gobierno de Andrés Manuel López Obrador no se redujo el presupuesto anual a la institución que dirige, sino que tuvo un ligero incremento.

Museo de sitio La Quemada

Contrario a lo que muchos auguraron, Diego Prieto Hernández señaló: no estamos cerrando museos, los estamos abriendo y reabriendo, y aprovechó para anunciar la reapertura del museo de sitio de la zona arqueológica de La Quemada, en el municipio de Villanueva, que cerró años atrás por falta de presupuesto.

Destacó que a 80 años de haber sido creado el INAH por el presidente Lázaro Cárdenas del Río, es hoy una institución “que está en todo el país, en el sur y en el norte, y no sólo en las capitales de los estados, sino prácticamente en todos los municipios.

El INAH no sólo está en el pasado, sino también en el presente. No sólo en la arqueología, sino también en el cuidado de los centros históricos y de nuestros monumentos, todo lo que representa el devenir de nuestro país, pero también en el estudio antropológico, de la diversidad cultural, étnica y lingüística de México, expresó Prieto Hernández.

La arqueóloga Laura Solar Valverde, directora del proyecto Cerro de las Ventanas, junto con Luis Martínez y Francisco Correa, explicó en nombre de su equipo en qué consiste la primera etapa del sitio puesta en operación, luego de 35 años de haberse realizado las primeras investigaciones formales del INAH, primero a cargo de Nicolás Careta y luego Peter Jiménez.

La zona arqueológica del Cerro de las Ventanas, refiriió Solar Valverde, tiene una extensión total aproximada de 116 hectáreas, de las cuales, actualmente, se tiene la propiedad y certeza jurídica –como patrimonio del INAH–, sobre 48, donde se encuentran los principales vestigios.

El sitio estuvo ocupado por la cultura de los caxcanes y floreció, según la datación arqueológica, hace mil 200 años. En la cima del Cerro de las Ventanas se encuentra un espacio ceremonial que abar-ca una extensión de aproximadamente ocho hectáreas, que ha sido identificada como la Acrópolis, centro ceremonial que aguarda ser explorado. Éste tiene dimensiones monumentales, apuntó Laura Solar.

En la región, dijo, todos los vestigios representan un reto mayúsculo para la investigación, pero sobre todo para su conservación.

Por su parte, Carlos Augusto Torres Pérez, delegado del INAH en Zacatecas, habló sobre por qué se decidió nombrar Cerro de las Ventanas a este sitio arqueológico, cuna de los caxcanes: Su nombre se da debido a un vestigio prehispánico adaptado a un abrigo rocoso en la peña más alta del cerro: un muro de piedra con recubrimiento de barro y algunos orificios, que a la lejanía dan la apariencia de ventanas.

En la zona, señaló Torres Pérez, además existe un sinfín de afloramientos con petrograbados dispersos en varios sectores del cerro y una plaza con dos altares en la parte baja del cerro.

Al pie de la colina rocosa, el INAH construyó además una pequeña sala introductoria y otra de atención a visitantes.

Desafortunadamente, este sitio arqueológico aún se encuentra en una fase temprana de exploración arqueológica; se inauguró sin estar terminados los trabajos en la explanada ceremonial al pie del cerro. Tampoco están concluidas las interminables escalinatas elaboradas con pedazos de madera, piedra y tierra, necesarias para subir a la cúspide, pronunciada y demandante: por lo menos hay que subir 800 escalones para alcanzar la cima.

El muro de piedra y lodo, con varias ventanas, que los indígenas caxcanes construyeron en el acce-so de una cueva en la parte superior del cerro, está rodeado por una cerca de palos y alambre de púas, y es completamente inaccesible para los turistas, por lo accidentado del terreno. Sólo los muy jóvenes y aventurados trepan –bajo su propio riesgo– la pendiente rocosa de aproximadamente 15 metros finales hasta el sitio.

A pesar de que algunos arqueólogos y personal del INAH informaron a este diario que en los gobiernos de Vicente Fox Quesada, Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto se asignaron importantes presupuestos para los trabajos en el Cerro de las Ventanas, en ningún momento se dijo cuál fue el monto total de recursos públicos, en la primera etapa del proyecto, en casi 20 años.