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El nuevo disco de los Rolling Stones
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▲ Ron Wood, desde la izquierda, Mick Jagger, Charlie Watts y Keith Richards de los Rolling Stones en un concierto de su gira Sin filtro en el Lincoln Financial Field, en Filadelfia, el pasado martes.Foto Ap
 
Periódico La Jornada
Sábado 27 de julio de 2019, p. a16

Mick Jagger sigue siendo noticia.

Ayer festejó su cumpleaños 76 en plena gira de conciertos y mañana volverá a sorber su líquido vital: la adrenalina que por toneladas derraman masas hirvientes humanas frente a él, en su trono: el escenario.

La gira No Filter Tour 2019 Stones continuará este domingo en Houston y seguirán otras ocho presentaciones en agosto.

El líder de los Rolling Stones ha explicado recientemente la naturaleza de su nombre, digo de sus giras (‘‘nature of my name” es uno de los versos de su obra Sympathy for the Devil, je) así:

‘‘La gente siempre espera Sympathy for the Devil, Honky Tonk Women, Gimme Shelter, Brown Sugar, Jumpin’Jack Flash y es por eso que nunca faltan en nuestros conciertos. No tocar esas piezas sería fallarle a las personas.”

Esa explicación tranquilizará a quienes gustan denostar. Y si insisten, pondré un ejemplo tendente a urticaria: sería como si una orquesta sinfónica dejara de interpretar las sinfonías de Beethoven.

Y esto viene al caso porque la actividad de los Rolling Stones no cesa.

Anuncian ¡nuevo disco!

Y ese nuevo disco consistirá en…

adivinaron: una selección de sus grandes éxitos.

El nuevo disco se titulará HONK (clara referencia a Honky Tonk Women) y contendrá ‘‘los éxitos mayores y cortes clásicos de todos los álbumes de estudio de los Rolling Stones, grabados entre 1971 y 2016”.

Se trata, podemos leer en la página web de los Rolling Stones, de ‘‘la colección más actualizada de los tracks esenciales de los Stones, incluyendo 36 favoritos de los fans y algunas rarezas. La edición de lujo añade diez canciones en vivo y colaboraciones con algunas de las máximas personalidades de la música”.

Lo que significa: volveremos a comprar las mismas piezas de los Stones que ya teníamos en casa.

Pero no son las mismas, de la misma manera que en cada concierto de los Stones las hacen sonar, de manera obvia y natural, distinta a todas las anteriores. Así como la Quinta Sinfonía de Beethoven no es la misma Quinta Sinfonía de Beethoven dirigida por Karajan que por Carlos Kleiber (prefiero la segunda, je).

Y sí, volveremos a comprar las mismas obras de los Stones porque se escucharán mejor que nunca, pues la frase porfiriana ‘‘hoy la ciencia avanza una barbaridad” se vuelve cada vez más vertiginosa y las remasterizaciones de esas mismas obras resultan en mayor y mayor asombro, acercándose al ideal que ha perseguido la industria del disco en toda su historia: sonar como si estuviéramos en el concierto.

Es la enésima recopilación de los Rolling Stones en disco y será, por su calidad de sonido mejorada, la novísima.

El Disquero es feliz poseedor de un ejemplar de una antología, la mejor a la fecha en sonido, de título ridículo: GRRR! pero de sonido espectacular, asombroso, que requiere un lector de discos especial por su grosor (debido al mayor contenido y lo que técnicamente llaman, sobre todo en los discos de vinilo: ‘‘gramaje”) y deja al escucha boquiabierto, suenan detalles jamás oídos antes.

Este tema es harto apasionante y es una explicación de por qué la industria del disco está en crisis y ya de eso se ha hablado desde hace lustros y se siguen haciendo discos, cada vez mejores, mientras crecen también los servicios de streaming, que en principio significan el aniquilamiento de la calidad de sonido, pues lo comprimen y lo despojan de detalles, de su piel, y sin embargo todo va mejorando y las mejores marcas de reproductores y bocinas (Bose es buen ejemplo) ya producen máquinas que ofrecen el detalle acústico óptimo, en busca, otra vez, del Santo Grial: que suene como si estuviéramos en el concierto.

Esa antología titulada GRRR! se publicó en 2012 para celebrar los 50 años de la banda, pero la versión del disco que se escucha pocamadre (por utilizar un término científico), es decir el disco compacto del quíntuple de grosor de los normales, fue una edición limitada, ya no se consigue ni se siguen haciendo discos de ese grosor y calidad increíble. El arte tecnológico persigue desde entonces el Grial por otros rumbos cibernéticos.

Mientras llega HONK a los estantes de novedades discográficas, ocupémonos ahora del disco más reciente de los Rolling Stones: Bridges to Bremen, álbum triple: dos cidís y un bluray con el video del concierto filmado en el Weserstadion de Bremen el 2 de septiembre de 1998, cuando estaba por culminar la gira ¡de un año de duración! Bridges to Babylon, que por cierto vimos en México y es la mejor a la fecha de todas sus presentaciones mexicanas.

La calidad de sonido de esta remasterización es asombrosa, bajo la técnica conocida como DTS-HD Master Audio surround sound.

Y sí, son las piezas típicas de un concierto de los Rolling Stones, con su dosis típica también de dos o tres piezas nuevas y sus variantes en el orden de aparición. Pero suenan como nunca.

Apreciamos las sutilezas poéticas en los diálogos en guitarras Fender Stratocaster, Gibson, Zemaitis y otras joyas (los equivalentes modernos a los antiguos Stradivarius), el arte vocal de la legendaria Lisa Fisher, la otrora reina de las Backing Vocals (capítulo entero merecerá el tema ‘‘backing vocals” en próximo Disquero) y a su lado Bernard Fowler; el sax del finado Bobby Keys, otra leyenda; el arte sobre el teclado del maestro Chuck Leavell y…

...y por supuesto, el encanto del irresistible Mick Jagger al frente de la trouppe, hablando en alemán frases sencillas pero divertidísimas, como en el momento en que presenta a sus músicos (el emblemático: ‘‘¡con ustedes, Keith Motherfucker Richards!”) pero en alemán y cuando le toca a Ron Wood, Mick Jagger dice: ‘‘y con ustedes, der verrückte maler, Ronnie Wood” (el pintor loco, en alusión al hobby del buen Ronnie, de cuyo arte podemos decir que como pintor….es un buen guitarrista) y su manierismo en pos de cantar como sus ídolos, los músicos negros de blues, y así en Sympathy for de devil dice: ‘‘the neicha of mai néim’’, en vez de ‘‘nature of my name’’). Vemos en escena en filme lo que vimos en México en vivo: el despliegue mecánico de un puente de 46 metros de largo y un chingo de ancho, que sale del proscenio y se tiende hasta formar un pequeño forito, minúsculo, en medio del Foro Sol en nuestro caso, el estadio de futbol alemán, en el caso del filme, y los vemos rendir homenaje a Bob Dylan cantando e imitando genuflexivos el a su vez manierismo de Dylan al cantar y en el caso de México recordamos el ensueño que fue realidad: la lluvia de pantaletas y brasieres de hermosas damas junto a nosotros, que se despojaban de esas delicadas prendas y las lanzaban a la testa de Mick Adonis Jagger, Ron Nacazo de Tepito Wood, Keith Egon Schiele Richards y Charlie Elegancias Watts. Epifanía.

La calidad de sonido nuevo, no por novedosa en su repertorio sino por su reciente edición, el nuevo disco de los Rolling Stones, es tan elevada, que podemos tomar la frase de Borges: ‘‘Carlos Gardel canta cada día mejor”, formulada cuando escuchaba y re-escuchaba los discos del Zorzal Criollo, también para sus Satanísimas Majestades:

Los Rolling Stones tocan cada día mejor.

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