Opinión
Ver día anteriorDomingo 9 de junio de 2019Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
La mala vecindad
N

o es cuestión de negar el impacto de la mala vecindad, pero sí de asumir que para México puede resultar altamente corrosivo moverse al son que el vecino toque. Lo peor es que parece que de eso se trata, según el discurso cotidiano de los personeros y de su presidente instalados en el disfrute del poder imperial alimentado por el recuerdo del desembarco en Normandía.

Qué bueno que el presidente López Obrador promueva la templanza y la prudencia como divisas de la política mexicana frente a Estados Unidos y su presidente. Bien que su secretario de Relaciones Exteriores se empeñe en convencer a sus difíciles interlocutores de que es indispensable ampliar la mirada para comprender lo que ocurre en Centroamérica y actuar en consecuencia, para superar o al menos modular una crisis social y humanitaria que hoy parece imbatible.

Pero mal, muy mal, que el gobierno no convoque al concurso formal del Senado ni asuma explícitamente el peso demoledor que la dimensión migratoria tiene en la definición y dinámica del embrollo presente. Aunque hoy, en medio o debajo de la tormenta suene utópico, hay que intentar algo de formalidad institucional y republicana.

No son las mañaneras el mejor vehículo para comunicar y comunicarse con los ciudadanos y sus fuerzas sociales, y las buenas disposiciones de los capitanes de la riqueza para apoyar al Presidente pueden probarse efímeras si el nublado se torna en abierta tempestad financiera y estampida cambiaria.

La conversación con las multinacionales requiere algo más que el encuentro casual, de aeropuerto o restaurante, y reclama planteamientos rigurosos de largo alcance, sobre el comercio internacional y, principalmente, la industrialización renovada de nuestro país. En ambos planos, esas formaciones tienen mucho que planear sin duda, pero, también, mucho que comunicar. Es importante que todos podamos enterarnos qué dicen y hacia dónde se dirigen sus estrategias y percepciones de esta alterada realidad binacional, precipitada por la ambición incontrolable del presidente Trump.

En lo inmediato, poco puede esperarse de la propuesta racional y sensata hecha por México del Plan de Desarrollo Integral para Centroamérica que ha sido ignorado majaderamente por el gobierno estadunidense y sus compromisos iniciales sepultados. Con lo grave que es esto, mal haríamos en olvidarlo nosotros también. Por el contrario, debemos ampliar la convocatoria, llamar a la Unión Europea y a las naciones latinoamericanas a participar y cooperar para echar a andar el proyecto.

Sin proyecto ni plan estamos fuera. En el corto plazo, ¡ Pace Keynes! Estamos muertos. Tristes Trópicos diría el sabio...

Urge reinventar nuestro vecindario antes de que el temporal nos arrastre.