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Apuntes postsoviéticos

Tres al día

E

n la Rusia postsoviética, que se proclama como Estado laico en el artículo 14 de su Constitución, cada día se inauguran tres templos de la Iglesia Ortodoxa Rusa, cifra que –para alegría del estrato de rusos que subsiste por debajo del nivel oficial de pobreza– dio a conocer en fecha reciente su máximo dirigente, Kiril, patriarca de Moscú y todas las Rusias.

En 10 años, precisó el Patriarca, obtuvimos 30 mil nuevos templos, en tanto el metropolitano (arzobispo) Ilarion se mostró más optimista al decir que, a ese ritmo de construcción, dentro de un decenio se tendrán 40 mil templos más y, en 30 años, habrá no menos de otras 80 mil iglesias.

Los jerarcas ortodoxos quieren que haya varios templos en cada distrito de Moscú, en todas las ciudades y poblados, mientras la capital del país –por ejemplo en relación con la segunda religión con más adeptos– tiene tan sólo seis mezquitas para el millón de musulmanes que residen de modo permanente y el otro millón y medio de trabajadores temporales centroasiáticos que profesan el Islam.

Podría pensarse que hay bofetadas para entrar a misa en domingo, cuando las encuestas revelan que el número de beatos no sobrepasa 2 por ciento de la población (cerca de 3 millones de personas de un total de 147 millones) y 8 por ciento pone un pie en la iglesia sólo en ocasiones muy especiales.

La Iglesia Ortodoxa sostiene que la feligresía alcanza 75 por ciento de la población y los sociólogos estiman que 65 por ciento, a falta de una ideología en qué creer, se identifica con los valores de la ortodoxia, pero no practica la religión. En fin, cada quien puede pensar lo que prefiera, aunque lo malo es que los templos se construyen no sólo con donativos de los creyentes y con aportaciones de aquellos que aspiran a comprar un sitio para VIP en el paraíso, sino con dinero de los contribuyentes, sin que nadie les pregunte.

Según los estudiosos de las estadísticas, en la década en que entraban en funcionamiento en Rusia al mes 90 templos, cada 30 días se cerraban nueve hospitales, 69 bibliotecas y 95 escuelas. Más cifras: hay ahora tres veces más escolares que activos feligreses, había casi 11 mil hospitales y clínicas, quedan poco más de 5 mil.

En palabras del patriarca Kiril, tras un largo periodo de ateísmo, los rusos deben entender que Dios es todo.