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Gentleman Jack y el activismo por la diversidad sexual en el siglo XIX

En entrevista con La Jornada, la guionista Sally Wainwright habla de Anne Lister, personaje real en el que se basó la popular serie de HBO

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▲ En la imagen, Suranne Jones, actriz británica que interpreta a Anne Lister.Foto cortesía de HBO
Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
Sábado 8 de junio de 2019, p. 6

Nueva York. Con el final de Juego de tronos, miles de suscriptores de HBO comenzaron a preguntarse: ¿Qué vemos ahora?

La popularidad de la serie inspirada en la obra de George RR Martin hizo que los fanáticos se volcaran al canal y, ante el desenlace de la misma, se aventuraran a conocer sus contenidos. No obstante la existencia de series clásicas como The Wire, The Sopranos o la reciente Big Little Lies, ha sido más grande la devoción por nuevos contenidos de corte histórico e inspirados en historias reales los que han sorprendido a dichas audiencias. 

Entre estos contenidos, el ejemplo más claro es Chernobyl, que para sorpresa de muchos fue recientemente nombrada como la serie mejor calificada según el sitio Imdb.com, desbancando a la propia Juego de tronos. Pero poco se ha hablado en nuestro país de Gentleman Jack, la sensacional nueva serie británica que también se acerca al final de su primera temporada en el canal.

Al igual que Chernobyl, la serie inspirada en los diarios de Anne Lister bebe de una realidad poco contada, y principalmente silenciada por el status quo, al tratarse de la vida de una de las figuras más prominentes de la lucha por los derechos de la comunidad LGBT. Aunque se trata de una temática que parece haber conseguido la atención pública y mediática en tiempos recientes, hablar de Lister (interpretada con valentía y sentido del humor en la pantalla por Suranne Jones) nos remonta a la Europa del siglo XIX, antes de que el activismo por la diversidad sexual fuera siquiera popular o admitido socialmente.

Al respecto, platicamos con la veterana Sally Wainwright, ganadora de varios premios BAFTA, que funge como guionista y directora de Gentleman Jack.

–¿Cómo surge la idea de hacer una serie como Gentleman Jack?

–Surge a raíz de los diarios, de haber descubierto a Anne Lister y de haber crecido en Halifax. Me enteré de que esta mujer vivió ahí y que yo no tenía ni idea de su historia porque, por obvias razones, casi nadie hablaba de ella en los años 70 del siglo pasado. En esa época, donde yo crecí, no se hablaba de ser homosexual.

“Al leer Female Fortune, de Jill Liddington, aprendí a decodificar su diario, lo cual me dejó claro que Anne era poseedora de una personalidad extraordinaria. Entonces comencé a preguntarme por qué no se sabía de ella.”

–¿Por qué fue este el mejor momento para contar su historia en pantalla?

–Se trata del momento adecuado para hablar de alguien que era tan clara y articulada respecto de su sexualidad hace 200 años. La historia se inicia en 1832, cuando Anne Lister tenía 43 años. En esa época ella volvió a Shibden, propiedad que heredó a los 36, pero que no había atendido porque viajaba mucho, por lo cual administraba el lugar a distancia, hasta que tuvo una relación demasiado intensa que terminó mal y le dejó el corazón roto. Ella vivió este romance con una mujer de la aristocracia, lo cual la dejó muy mal parada socialmente, ya que Lister no provenía de una familia adinerada. De hecho, su vida tuvo episodios de profunda pobreza, que sólo empeoraron tras su relación con esta mujer, que terminó casándose con un hombre.

Fiel a los textos originales

–¿Y todo lo que se ve en pantalla fue real?

–Todo está documentado. Sus diarios eran vastos y detallados. Poco se transcribió de ellos porque son más de 5 millones de palabras, distribuidas en 27 volúmenes. Es muchísimo trabajo; yo hice gran parte para la adaptación a la pantalla.

Claro que hay licencias narrativas necesarias para dar forma en la serie, aunque la gran mayoría es fiel a los textos originales. No inventamos nada; sin embargo, es importante aclarar que, por propósitos dramáticos, se tuvieron que hacer ajustes, ya que se trata de un diario, no de una novela. Mi trabajo era dramatizar lo que esencialmente era un documento de su vida.

–¿Qué no quería que fuera la serie? ¿Qué quería evadir?

–Lo principal, que no fuera un drama de época más. Quería usar el lenguaje de los diarios pero sin olvidar que buscamos entretener a una audiencia contemporánea. No hay un lenguaje anticuado y, si tomamos en cuenta que muchas veces Anne habla directo a la cámara, es porque al leer sus diarios yo sentía que me estaba hablando directamente a mí.

–¿Por qué cree que hay tan poca gente que sabe de Anne Lister y su historia?

–Creo que el testimonio de su existencia fue reprimido. Como te conté, aunque yo conocía el lugar en el que vivió, no recuerdo haber escuchado sobre ella jamás. Fue un proceso muy lento el de enterarme que alguien tan extraordinario había vivido ahí. Se trata de una mujer transgresora e intrigante. Female Fortune, el libro por el cual supe de ella, fue publicado apenas en 1998. Fue hasta entonces que supe todo sobre Anne Lister.

–Me queda claro que esta historia le representa algo muy personal. ¿Cuál fue el principal reto de haber escrito y dirigido esta serie en la pantalla?

–Lo disfruté mucho. Me siento muy privilegiada de que ella haya llegado a mi vida y de haber llevado la suya a la pantalla. No fue sencillo, pero lo disfruté. Ha sido increíble trabajar con actrices como Suranne y Sophie. Además, tuvimos un equipo de trabajo sensacional y filmamos en un verano hermoso. Por eso solíamos decir que Anne nos estaba sonriendo. Estoy convencida de que lo estaba haciendo.