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Penultimátum

Juan Carlos I: escándalos y retiro de la vida pública

N

ació en Roma, en 1938, y al cumplir 10 años Francisco Franco lo mandó traer a Madrid para educarlo adecuadamente y convertirlo en el continuador de su obra. Bajo la estricta vigilancia del ‘‘Caudillo por la gracia de Dios’’, y seguir el consejo de su padre de ‘‘tú oye y calla’’, el dictador lo nombró su sucesor y nuevo rey de España en 1969. Prometió a su mentor ser fiel a los principios del alzamiento fascista que en 1936 acabó con el gobierno legítimo.

Muerto el sátrapa en 1975, comprendió que España había cambiado y los aires libertarios soplaban por todos lados. Que no debía ir a contracorriente de una sociedad urgida de salir de casi 40 años de oscurantismo, intolerancia, atraso. Hubo entonces elecciones libres y, con ellas, la democracia. La Iglesia siguió intocable. Un alzamiento militar de poca monta contra las instituciones en 1981, despertaron hacia Juan Carlos I muchas simpatías. Era un estadista.

Y desde entonces a gozar su reinado y liderar la segunda conquista de América, la de las trasnacionales ibéricas: bancos, hoteles, telefónicas, constructoras corruptas, como OHL.

El monarca se creyó intocable, sin guardar por tanto los principios de su alta investidura. Se desatendió de la corrupción del partido de los ex presidentes Aznar y Rajoy, de altos funcionarios y sus amigos empresarios. Pronto se supo de su enriquecimiento inexplicable vía, por ejemplo, contratos con los sátrapas de Arabia Saudita.

Luego, la caza de elefantes en África, donde tuvo un grave accidente; sus amoríos extramaritales a plena luz del día. Y los negocios fraudulentos de su hija Cristina y su marido.

No entendió los nuevos tiempos y que ya no podía hacer de las suyas sin que la sociedad española reaccionara.

En 2014 tuvo que dejarle el trono a su hijo en medio de escándalos. Y siguió protagónico. Recientemente anunció su retiro total de la vida pública.

A sus íntimos les pregunta cómo lo juzgará la historia. Ya lo hizo: lo aplauden los barones del dinero y en las plazas de toros.