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América Latina ya pasó de moda en la literatura universal, según Gonzalo Celorio

Ha sido rebasada por escritores de habla inglesa, impuestos por las editoriales y popularizados por los jóvenes, dice

Corresponsal
Periódico La Jornada
Jueves 30 de mayo de 2019, p. 6

Zapopan, Jal., Durante la segunda jornada de la bienal de novela Mario Vargas Llosa, Gonzalo Celorio, ensayista y director de la Academia Mexicana de la Lengua, decretó que Latinoamérica ya pasó de moda en el conjunto de las letras universales, las cuales se ven amenazadas a su vez por fenómenos extraliterarios como el alto grado de comercialización, que suele ser muy peligroso para los escritores.

Puede sonar sacrílego, pero Latinoamérica ya pasó de moda. Es algo muy fuerte que hay que señalar con toda honestidad. La literatura latinoamericana era el tema fundamental en las décadas de los años 60, 70 y 80, pero ahora la literatura ha pasado a ser una especie de configuración abstracta, teórica, porque ya no existen estas grandes obras del ensayo o la novela latinoamericana, sostuvo.

El académico afirmó que debido a estas condiciones, con un mercado que impone las formas, la potencia de la literatura en español creada en América es mucho menor al reinado mundial que tuvo durante el boom latinoamericano, pues resulta muy claro que en la actualidad ha sido rebasada por escritores de habla inglesa, quienes son impuestos por las editoriales y popularizados por las nuevas generaciones.

En la mesa Las literaturas nacionales frente al mundo, en la que participó junto a Antonio Soler y Jorge Volpi –con la moderación de Juan Cruz–, Celorio también afirmó que la globalización no debe ser confundida con el concepto de universalidad, que implicaba valores paradigmáticos y cánones.

Según Celorio, la globalización destaca entre sus elementos negativos la comercialización, que ha hecho predominar en las expresiones literarias un sello en ese sentido de inmediatez, de sagas para ser consumidas. Por un lado está la gran ventaja de que los escritores se conocen entre sí, tienen mayor posibilidad de ser difundidos, conocidos y traducidos en otros ámbitos, incluso ajenos a su lengua. Pero, por otra parte, pueden también subordinarse a normas de mercado para garantizar un éxito más o menos fácil, quizás perecedero, pero eficaz, dictado por factores extraliterarios, agregó.

El escritor español Antonio Soler, uno de los cinco finalistas de la bienal, cuyo ganador será dado a conocer este jueves, coincidió en que la llamada cultura de masas ha generado una demanda que arrastra al escritor a desempeñar un nuevo papel, en el cual tiende a ser homogéneo y banal para encajar y estar dentro del mercado literario.

¿Cuál es el papel del escritor ahí?: seguir la corriente y sumarse a ella para tener cierto reconocimiento, un éxito, porque es la conducta normal. O rebelarse como individuo e intentar manifestarse contra la corriente, imponer su voz personal frente a ese mundo homogéneo y banalizado donde el arte se convierte en producto de consumo de masas, aseguró Soler.

En la misma mesa, el narrador mexicano Jorge Volpi explicó que la globalización, con su ideología liberal, provoca que el centro siempre vaya a las periferias, las cuales sin embargo no se comunican entre sí.

La globalización es muy desigual por eso; siempre va con un contenido central que tiende a la homogeneización de ciertas formas de contar, de ciertos contenidos y, por supuesto, en nuestra época de la sociedad del espectáculo, de la inmediatez. Frente a eso siempre ha estado la gran rebeldía de los escritores. Si algo caracteriza a la gran tradición novelística tiene que ver con esa voluntad de oponerse a esas tendencias dominantes de la época, afirmó.