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De nuestras jornadas

PRI y PAN, por los caminos de Morena

L

a emergencia de Morena en Baja California no sólo ha significado una sangría para el Partido Revolucionario Institucional (PRI), sino también para Acción Nacional (PAN). Hijos de ex gobernadores panistas, un ex secretario particular de Francisco Vega y ahora un funcionario del gabinete expulsado por organizar reuniones con el aspirante de la coalición Juntos Haremos Historia en Baja California, Jaime Bonilla Valdez, explican este fenómeno.

Si bien es cierto que el doctor Trejo Dozal –destituido de la Secretaría de Salud por organizar en su casa una cena para Jaime Bonilla– fue perredista y los panistas de cepa siempre le aplicaron fuego amigo, también lo es que estaba en el gabinete por ser amigo cercano del gobernador. Empezó el sexenio como secretario de Gobierno, y aunque estuvo en la cárcel en Estados Unidos acusado de fraude, cuando salió exonerado su amigo Francisco Vega lo reincorporó al gobierno.

El mandatario ya no sabe qué medidas tomar ante la amenaza de Bonilla de que lo meterá a la cárcel. Está maniobrando para que el Congreso le apruebe un fiscal general que sea inamovible por nueve años salvo por voto unánime del Congreso. De ese tamaño es su miedo.

Lo que pasa en el Partido Revolucionario Institucional no tiene precedente. La Confederación de Trabajadores de México (CTM), uno de sus tres pilares, ahora camina con Morena. Los priístas dicen que quieren tocar fondo, que se vayan todos los que fingían estar en el tricolor o permanecían porque, aun perdiendo, siempre salían ganando. Así que su candidato a gobernador no hace campaña y las encuestas dicen que quizás el PRI perderá el registro local.

Los hankistas dicen que lo mejor que les pudo haber pasado es que Eligio Valencia, el viejo líder de la CTM y dueño del periódico El Mexicano, se fuera a Morena porque así se lo quitan de encima. Desde hace años presionaba para que sus hijos, hijas y yernos ocuparan cargos públicos a cambio de apoyo editorial y el respaldo de la CTM. Era una carga para un partido que ganaba muy pocas posiciones, dicen.

Morena, mientras tanto, vive la dinámica de un partido en crecimiento. Todos quieren estar junto a Bonilla, sumarse al ganador. El despertar del triunfo puede ser estremecedor.