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Detectan temor generalizado a presenciar actividades culturales en espacios abiertos

Se elaboran diagnósticos por entidad para apuntalar el programa de renovación en ese ámbito, adelanta funcionaria federal a La Jornada // ‘‘En las comunidades hay una vitalidad que no tiene apoyo del Estado’’

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▲ Estudiantes de la Academia de la Danza Mexicana interpretaron la coreografía Borealis: práctica escénica, en una función al aire libre en el parque Tabacalera, ubicado en la calle Ignacio Mariscal 63, alcaldía de CuauhtémocFoto Jesús Villaseca
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▲ En imagen de archivo, Esther Hernández, en entrevista con La Jornada, explica que en 22 entidades ‘‘los recintos municipales, auditorios y casas de la cultura se usan en actividades que no son ni culturales ni artísticas”.Foto Yazmín Ortega Cortés
 
Periódico La Jornada
Jueves 2 de mayo de 2019, p. 3

En la mayoría de las entidades del país, las personas temen salir a la calle para disfrutar un espectáculo u otras ofertas culturales en alguna plaza pública. En varios lugares se trata ‘‘sólo de una percepción”, sin desestimar los sitios donde son reales los altos índices de violencia, considera Esther Hernández, directora de Vinculación Cultural de la Secretaría de Cultura federal.

Ese es uno de los principales problemas que ha detectado su equipo de trabajo, el cual elabora desde hace un par de meses diagnósticos estatales con el fin de sentar las bases para implementar los programas de renovación cultural llamados Semilleros Creativos, Territorios de Paz y Misiones Culturales.

Otra circunstancia que revela la indagación que a la fecha se ha hecho en 22 estados es que de manera generalizada ‘‘hay un uso inadecuado de la infraestructura cultural. Los recintos municipales, auditorios y casas de la cultura se usan en actividades que no son ni culturales ni artísticas”, explica Hernández en entrevista con La Jornada.

La información se recaba no sólo con personas que utilizan los recintos, ‘‘sino con los agentes culturales de cada entidad: artistas, creadores, promotores, investigadores, académicos; además, estamos haciendo un análisis de públicos”, añade.

También se encontró ‘‘que hay muchos casos en los que siempre se apoya a un único grupo de artistas, mientras existen creadores marginados de las políticas públicas. La exigencia es que debemos voltear a ver a todos. Se han manifestado muchos grupos no sólo acerca de que los espacios no son utilizados para la cultura, sino para decir que hay gran número de artistas independientes que trabajan sin un lugar para programar sus producciones”.

Sin embargo, el aspecto más crítico de ese diagnóstico, reitera la funcionaria, ‘‘es la seguridad. Sobre todo el hecho de quienes manifiestan temor de participar en actividades en espacios públicos y abiertos.

‘‘Si bien cuando preguntamos detalles nos dicen que no han tenido experiencias fuertes al respecto, persiste la sensación de miedo. Es una cuestión de percepción y un reto interesante que tendremos a la hora de iniciar la programación de las misiones por la diversidad cultural. Estamos trabajando ya con artistas de los municipios para definirlo de manera conjunta.

‘‘Tendremos que trabajar para que todas las actividades en espacios públicos estén acompañadas por estrategias de seguridad. El planteamiento es poder generar espacios de confianza, reapropiarnos del espacio público, pero nosotros garantizando todas las condiciones.

‘‘Hay casos muy graves, sobre todo relacionados con niños: los padres no dejan salir a sus hijos a la calle, regresan de la escuela, se encierran en sus casas y están toda la tarde bajo llave por el temor.”

Interacción con los públicos

La directora de Vinculación Cultural refiere que en otros casos lo que limita la participación en la cultura ‘‘no es tanto la percepción de la violencia, sino el acceso, porque las actividades son programadas en las capitales de los estados y llegar a los espectáculos representa un gasto”.

Esther Hernández reconoce que al iniciar el programa Cultura Comunitaria ‘‘no habíamos contemplado la formación de públicos, pero ha sido un tema recurrente, sobre todo en Tamaulipas. Curiosamente en ese estado no hay la percepción de inseguridad, sino que a las personas no les interesa la cultura.

‘‘En Ciudad Victoria, cuando hay otro tipo de actos la gente sí sale. Las comunidades, las colonias, están unidas en la cuestión de seguridad y entre ellos mismos se cuidan.”

Este mayo concluirán los diagnósticos estatales para continuar con los de los municipios y en verano comiencen a operar caravanas de las Misiones Culturales y Semilleros Creativos de manera simultánea en 300 de los más de 700 municipios donde se implementará el programa de renovación cultural propuesto por la Secretaría de Cultura federal. La prioridad será iniciar donde se registra mayor índice de violencia y marginación, adelanta, pues considera que en administraciones anteriores la decisión del acceso a la cultura ‘‘se hizo de manera vertical y unilateral, sin tener interacción con los públicos. Pero a pesar de las instituciones y esas políticas culturales, en las comunidades existe hoy una vitalidad cultural que no tiene apoyo del Estado. Esa es la cultura que está sucediendo independientemente de las políticas públicas.

‘‘Por eso nuestro planteamiento es un cambio de visión, que no se basa en una cuestión de acceso sino de participación en la cultura, lo cual se logrará con el reconocimiento y el diálogo.”