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Roxana Panchi y Laura Laurens crean con la tela militar y la chaquira, una metáfora del territorio colombiano
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▲ Los tejidos de Roxana Panchi, joven indígena transgénero, iluminan los diseños de Laura Laurens, que se han presentado en Londres, París y Nueva YorkFoto Afp
 
Periódico La Jornada
Lunes 1º de abril de 2019, p. a11

Bogotá. En su documento de identidad, Roxana es John Faber. Esta joven indígena transgénero se abre camino en el mundo de la moda: sus tejidos perlados iluminan las más recientes creaciones de la diseñadora colombiana Laura Laurens, desde Bogotá hasta Londres, París y Nueva York.

Desde chiquita, yo soy niña. Sólo que me daba miedo mostrarlo y vestía como hombre, expresa Roxana Panchi, de 24 años.

De manos fuertes, como un oso, su animal fetiche, teje con delicadeza un brazalete, sentada en la cama de su cabaña, en la reserva Karmatarrua de la etnia embera, cerca del municipio Andes.

Hace dos años su vida cambió: conoció a Laura Laurens en la feria de artesanías de Bogotá. Roxana y otros nativos exhibían sus joyas de compleja elaboración.

Hasta entonces Roxana era feliz con la rutina del tejido tradicional de perlas o chaquiras. Esta fusión increíble con Laura Laurens no me la imaginaba (...) ya la moda está en mi cabeza, cuenta con una sonrisa que irradia en su rostro moreno.

Lanzada en 2013 en París y ahora conocida desde Los Ángeles hasta Florencia, la marca de Laura Laurens se distingue por sus diseños de ropa cortada en tejido militar bruto o tinturado.

Nací en un país en guerra. Uno crea (desde) donde viene, sostiene esta mujer de 37 años.

Tanto el ejército como las FARC, la otrora guerrilla que firmó la paz en 2016, se vestían con uniformes de los mismos proveedores, lo que llamó su atención. Conceptualmente, es brutal en un país tan polarizado como el nuestro.

Laura apunta: al final somos lo mismo y el territorio es el mismo. Mezclar la tela militar con chaquiras, es una metáfora del territorio colombiano, de su diversidad.

Historias detrás de una prenda

Cuando un cliente compra uno de sus diseños, de entre 100 y 400 dólares, se lleva todo este tramado de historias que hay detrás de la prenda.

Las dos artistas tejieron una amistad. Laura pasó un tiempo con Roxana y otras emberas trans y conoció la precariedad en que vivían.

Una docena de indígenas transgénero, que también cultivan café, le ayudan. Laura inserta las chaquiras en sus modelos: motivos florales en el cuello de una túnica, líneas geométricas en los tirantes de un vestido de diseño poco convencional, botones hechos de balas perladas, etcétera.

Yo les mando el patrón en papel y ellas hacen el telar en la misma figura (...) Me envían las piezas y después yo las ensamblo aquí (...) Es todo un trabajo a mano, explica en su taller de Chapinero, el barrio bogotano de moda.

También se inspira en las figuras que se hacen con chaquiras, como la cabeza de tigre, que estampa en textiles coloridos tipo arco iris, símbolo de la comunidad LGBTI y de armonía entre los indígenas.