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Desde Otras Ciudades

La asombrosa Pompeya que estuvo oculta por 17 siglos bajo la ceniza del volcán Vesubio

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▲ Esa antigua ciudad romana tenía un embarcadero, pero ahora el mar se halla a varios kilómetros .Foto Alia Lira Hartmann
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as ruinas de la antigua ciudad de Pompeya se encuentran al sudoeste de Italia, en la provincia de Campania.

Pompeya es un pequeño municipio a 25 kilómetros de la ciudad metropolitana de Nápoles. Su población, si acaso, asciende a 26 mil habitantes, mientras el flujo turístico supera los 2 millones y medio de visitantes cada año, quienes se dan cita para visitar una de las zonas arqueológicas más famosas y lo que se considera el museo más grande del mundo.

Declarada en 1997 patrimonio de la humanidad por la Unesco, las ruinas de Pompeya comprenden una superficie aproximada de 65 hectáreas, de las cuales cerca de un tercio se encuentra abiertas al público por los permanentes trabajos de mantenimiento.

Esta maravilla arqueológica fue descubierta en 1748; la antigua Pompeya, ubicada en la base del volcán Vesubio, quedó sepultada en el año 79 por una erupción que, de acuerdo con investigaciones de expertos vulcanólogos, llegó a expulsar más de 10 mil toneladas de material sólido caliente, aunado a una mezcla de gases que ocasionaron una temperatura de 300 a 600 grados centígrados. Huecos en la ceniza solidificada que contenían restos humanos se rellenaron con yeso. Las figuras expuestas revelan los últimos momentos de la vida de los pompeyanos.

Los moldes presentan una postura denominada cadaveric spasm, definición que explica una muerte instantánea por la elevada temperatura.

La ciudad quedó cubierta por 19 metros de ceniza, lo cual explica el largo periodo de casi 17 siglos en que estuvo sepultada. Las excavaciones realizadas sacaron a la luz el testimonio de la vida de los romanos en el primer siglo de esta era.

Asombroso resulta ser testigo del estado de conservación de las edificaciones y las particularidades de la cotidianidad de los habitantes de Pompeya. Resaltan las ruinas del antiguo foro –lugar de encuentro de la vida social religiosa y política–, dos teatros, baños termales públicos para hombres y mujeres similares a este tipo de establecimientos actualmente, bodegas de alimentos con grandes recipientes donde eran almacenados y de manera presumible dispuestos a la venta.

Como parte de la dinámica de toda ciudad, il lupanare revela la zona que los pompeyanos tenían reservada para los placeres eróticos por los frescos bien conservados que ilustran las paredes de una serie de habitaciones.

Alia Lira Hartmann corresponsal