16 de marzo de 2019     Número 138

Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER

Suplemento Informativo de La Jornada

Visibilizando a las pescadoras comcaac

Zinia Eunice Rivera Gracia y José Germán Barrera Manríquez


Las mujeres participan en el monitoreo de capturas de callo y jaiba y de la incidencia de barcos camaroneros y sardineros. José Ochoa.

En el Canal del Infiernillo (zona de exclusividad pesquera para los comcaac) se encuentra el principal “bien común” de los comcaac, como señalan algunas mujeres: “es donde hay para todos”. Es ahí, en el Infiernillo, donde existe una sobreexplotación pesquera de 90 por cien, aproximadamente. Muchos pescadores de otras localidades como Bahía de Kino ante la escasez pesquera de la región trasladaron sus actividades hacia el Canal del Infiernillo y muchas de las prácticas que realizan estos pescadores foráneos han afectado los bajos marinos, sitios que tradicionalmente habían sido aprovechados por las mujeres.

Anteriormente las comcaac acudían a los bajos marinos donde extraían callo de hacha para venta. Tal fue el caso del bajo conocido como Xpatcl, el cual está seriamente impactado. Varias mujeres recuerdan que esperaban la bajamar para extraer callo de hacha, éste tupía el bajo, pero hoy difícilmente se ve alguno en un radio de veinte metros.

Las mujeres comcaac han venido desempeñando diversos oficios en las actividades pesqueras, cuyos ingresos son para la manutención de sus familias. Aquellas mujeres que durante todo el año están involucradas en la pesca por lo regular son jefas de hogar, son mujeres que ante el grado de descomposición social que ha generado el aumento de drogadicción, de alcoholismo y el abandono de hogar de sus esposos, así como otro tipo de intereses externos, han encontrado en esta actividad una fuente segura de ingresos, tal como lo señala Irma: “la artesanía no es todo el año y la pesca sí deja todo el año”.

Estas mujeres participan en todas las cadenas de valor de la pesca, desempeñando diversas actividades, en algunas ocasiones participan como socias de pescadores y en otras ofrecen servicios remunerables. La actividad más añeja es la de las “cuoteras”, quienes acuden a la bahía a pedir pescado para autoconsumo y por lo regular son ancianas, su finalidad es la misma que la de la cultura nómada que prevaleció durante el siglo pasado: autoconsumo. Las “deschurupadoras” se encargan de limpiar el pescado, destripan a la especie y la lavan, el pago que reciben puede ser dinero o producto pesquero. Otra actividad que ha cobrado mucha importancia es la de las “palanqueras”, su labor está enfocada a desenmallar el pescado, introducirlo en taras, trasladarlo a la balanza del comprador, verificar el pesaje y, por último, limpiar la embarcación, este servicio regularmente es remunerado con efectivo y, a veces, con producto. Las “fileteadoras” son mujeres que agregan valor al pescado al quitar escamas, destriparlo y extraer filetes, los cuales se venden.

Por último, encontramos a las pescadoras, quienes se dedican directamente a la captura de especies mar adentro.
También hay mujeres jóvenes que se han involucrado activamente en el manejo pesquero a través de monitoreo de capturas de callo y jaiba y de la incidencia de barcos camaroneros y sardineros dentro del Infiernillo, buscando así contribuir de manera indirecta en el anhelado ordenamiento pesquero local.


Presentes en todas las cadenas de valor. José Ochoa.

Hoy en día existen muchas mujeres que se dedican a pescar pero no se asumen como pescadoras, pues no perciben el reconocimiento social de los pescadores comcaac ni mucho menos de las dependencias pesqueras. A pesar del rol activo que desempeñan dentro de la pesca, ellas no desempeñan un papel importante en la toma de decisiones del Canal del Infiernillo. En el padrón de la Cooperativa Seri, la cual mediante decreto presidencial tiene derecho de realizar actividades pesqueras dentro del Infiernillo, no tenía entre sus miembros a mujeres. Esta cooperativa así como las nuevas cooperativas de la comunidad conformadas en los últimos años no cuentan con permisos de pesca.

Para las pescadoras comcaac es tiempo de que la política pesquera tenga un enfoque de bienestar mediante el fomento de nuevas tecnologías como la maricultura, piscicultura y acuacultura, de bajo impacto ecológico, donde las mujeres sean sujetos con permisos de pesca y de apoyos directos. Asimismo, sostienen que es necesario que las actividades productivas tengan un espíritu de recuperación de la vocación natural de los ecosistemas afectados. Esto anterior significaría que la Conapesca debe diseñar un programa que permita insertar a mujeres que a lo largo de la historia política pesquera del país han estado relegadas. •

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