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Desde el otro lado

Linchamientos, violaciones y ...

A

lo largo de la semana pasada el New York Times (NYT) publicó una serie de artículos sobre la precaria situación de la población migrante de México y Centroamérica. Los temas van desde la investigación que dos de sus reporteros hicieron en torno a las ejecuciones de migrantes en la frontera de Estados Unidos con México, principalmente Texas, hasta las pésimas condiciones en las que actualmente viven niños y ancianos en los centros de detención de la patrulla fronteriza.

Miles de hombres mujeres y niños de origen mexicano fueron linchados por turbas de cowboys y rangers desde mediados del siglo XIX hasta bien entrado el si-glo XX, según el relato de Simón Romero (NYT, marzo 3). Algunas de las víctimas fueron quemadas vivas, otras colgadas y otras lapidadas. Mientras más descubro el número de mexicanos que fueron linchados en este país, más me asombro, declaró la profesora Arlinda Valencia, cuyo abuelo fue linchado en un poblado de Texas.

No menos escalofriantes son los descubrimientos de Manny Fernández (NYT, marzo 4), sobre los latrocinios de los coyotes contra los migrantes. Más de 100 reportes de autoridades policiacas, jueces, y organizaciones de derechos humanos dan cuenta de los asaltos y violaciones a mujeres a lo largo de la frontera con Texas, Nuevo México, Arizona y California en los pasados 20 años. A esos crímenes se agregan secuestros, violaciones y torturas, comunes entre los grupos de delincuentes que cobran por garantizar el cruce de la frontera a los indocumentados.

En otra historia, Sheri Fink y Caitlin Dickerson (NYT, marzo 5) revelan la indignante forma en que son tratados los indocumentados retenidos en una cárcel de la patrulla fronteriza en Texas. Las condiciones de insalubridad y falta de atención médica han causado la muerte de al menos dos menores de 5 y 7 años.

A La serie antecede la nota de Azam Ahmed y Kirk Semple en la que se da cuenta de la cooperación de funcionarios del gobierno mexicano con la administración Trump impidiendo el paso a los puentes que unen las fronteras de México y Estados Unidos a miles de migrantes centroamericanos que buscan asilo en aquel país.

La serie parece abrir un largo capítulo en la historia del racismo y desprecio por los migrantes mexicanos que data del siglo XIX, que se refrenda ahora con la violación de los derechos humanos más elementales, también en contra de los centroamericanos.