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Por ahora, Los Pinos de Huixquilucan seguirá cerrado al público y la prensa

El vocero presidencial informa que se continúa pagando el mantenimiento de la casona, un gasto 90% menor a lo que reportó la gestión de Peña Nieto

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▲ Capilla con fachada de cantera inspirada en el templo de San Francisco Javier de Tepotzotlán, que mandó construir la viuda del ex presidente Ávila Camacho.Foto tomada del Instagram del despacho Sordo Madaleno
 
Periódico La Jornada
Lunes 4 de marzo de 2019, p. 6

La Presidencia de la República confirmó a La Jornada que sigue manteniendo la lujosa Residencia Soledad Orozco, la cual, por el momento no está abierta al público ni a la prensa.

El gasto que el gobierno de México realiza, según sus datos, es casi 90 por ciento menor al que destinó en 2018 la administración de Enrique Peña Nieto.

De acuerdo con información proporcionada por Jesús Ramírez Cuevas, vocero del presidente Andrés Manuel López Obrador, se paga por mantenimiento de esa mansión, desde el primero de diciembre del año pasado, 57 mil 200 pesos mensuales, sin especificar si esa suma cubre los servicios de agua y luz.

La propiedad que se encuentra en el fraccionamiento La Herradura, en Huixquilican, estado de México, resguarda más de mil 300 suntuosos objetos y obras de arte. Durante el sexenio pasado el gobierno gastó en ella casi 300 millones de pesos del erario, como se detalló en estas páginas el 25 de febrero.

El vocero presidencial dijo que por el momento, el gobierno federal va a respetar el convenio que existe para el uso de la casa, el cual indica que será utilizada exclusivamente como residencia ocasional para mandatarios extranjeros en visita oficial.

Añadió que, contrario a lo que informó el diputado Sergio Mayer (La Jornada, 26/2/19), la Presidencia no tiene información de litigios sobre la propiedad.

El acuerdo al que se refirió el vocero presidencial, publicado en el Diario Oficial de la Federación el 30 de junio de 2017, indica que si la Presidencia de la República diera al inmueble un uso distinto al establecido por este acuerdo, sin la previa autorización de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, a través del Instituto de Administración y Avalúos de Bienes Nacionales; o bien, lo dejare de utilizar o necesitar, dicho bien con todas sus mejoras y accesiones se retirará de su servicio para ser administrado directamente por este instituto.

No existen registros oficiales de que en el sexenio pasado tuvieran lugar visitas de personajes distinguidos ni actividades propias de la Presidencia en el palacete versallesco que es conocido entre la clase política como Los Pinitos o Los Pinos de Huixquilican.

Sin embargo, se sabe que, al menos desde 2000, los presidentes en turno realizaban ahí ostentosas fiestas y reuniones extraoficiales.

Información obtenida por este diario mediante la Plataforma Nacional de Transparencia revela, por ejemplo, que en 2013 el gobierno de Peña Nieto destinó más de 28 millones y medio en mantenimiento y conservación del inmueble, y que el año pasado fue cuando más pagó por servicios de agua (8 millones 74 mil 448 pesos anuales) y luz (23 millones 228 mil 839 pesos), lo que revelaría un uso habitual de la residencia.

Debido la función ajena a la última voluntad de Soledad Orozco, viuda del ex presidente Manuel Ávila Camacho, herederos de la pareja, que serían sus sobrinos nietos, cuyos nombres no han trascendido, cuentan con un abogado que ha intentado llevar a tribunales la disputa por la propiedad de la casona ubicada en Bosque de Antequera 60, en La Herradura.

Fue ahí donde Manuel Ávila Camacho murió el 13 de octubre de 1955. Tres años después, Orozco mandó construir una capilla, con fachada en cantera inspirada en el templo de San Francisco Javier de Tepotzotlán, e incluyó un retablo churrigueresco original, el cual no se sabe dónde consiguió.

Ella quería que ese espacio fuera un mausoleo para el ex presidente, el encargado del proyecto fue el arquitecto Juan Sordo Madaleno.

Durante muchos años, ahí acudieron los presidentes Miguel Alemán Valdés, Adolfo Ruiz Cortines, Adolfo López Mateos y Gustavo Díaz Ordaz a encabezar ceremonias por el aniversario luctuoso de Ávila Camacho, quien habría ordenado que a su muerte la mansión fuera abierta al pueblo, como biblioteca o escuela, pero su viuda decidió otra cosa.

El 28 de agosto de 1996 murió Soledad Orozco; luego de un año de trámites, Presidencia tomó posesión oficial de la propiedad, que guarda recuerdos de la intensa y ostentosa vida social que tuvo entre los años 50 y 60, cuando fue visitada por personajes como Rita Hayworth, Carlos Chávez, José Clemente Orozco, Juan Rulfo, Dolores del Río, Carlos Pellicer, Eleanor Roosevelt, Harry S. Truman, los príncipes Felipe de Edimburgo y Bernardo de Holanda, los duques de Windsor, Fulgencio Batista y Orson Welles.

Ahí continúan los mosquetones con el escudo nacional del general Ávila Camacho, una pianola de media cola con 61 rollos de música, su fotografía con el presidente estadunidense Franklin D. Roosevelt, una réplica pequeña de la escultura de la Diana Cazadora, misma a la que su esposa mandó colocar un taparrabos, entre más de mil 300 piezas de difícil reposición.

El inventario elaborado por la Dirección General de Recursos Materiales y Servicios Generales de la Presidencia de la República no menciona los libros que formaban parte de la vasta biblioteca del ex mandatario.

A diferencia de Los Pinos, que desde el primero de diciembre abrió sus puertas al público y desde el viernes es administrada por la Secretaría de Cultural para consolidarse como centro cultural, la Residencia Soledad Orozco continuará siendo un lujoso espacio para disfrute de unos pocos privilegiados.