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Mal fortificadas, 57 de 61 harinas de maíz y trigo

Carecen parcial o totalmente del tipo y niveles de hierro y zinc

 
Periódico La Jornada
Miércoles 20 de febrero de 2019, p. 22

Las organizaciones Changing Markets Foundation y Proyecto Alimente denunciaron que 57 de 61 harinas de maíz y trigo que se venden en México están inadecuadamente fortificadas, pues carecen total o parcialmente del tipo y niveles necesarios de hierro y zinc recomendados en la norma oficial mexicana 247 (NOM 247).

La mayoría de las 61 harinas que analizaron son fabricadas por 14 empresas nacionales, pero también hay seis importadas, nueve marcas propias de cuatro supermercados e incluso hay algunas subsidiadas por el gobierno federal, mediante Diconsa o el El Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF), para distribuirlas a la población más pobre del país, precisa la investigación ¡Al grano! ¿Qué marcas incumplen con la normatividad de fortificación mexicana.

En un país como México, donde no se cumple totalmente el derecho a la alimentación, la fortificación de ciertos alimentos básicos, como la harina de maíz, incluida en la canasta básica, contribuye a abatir la desnutrición y anemia entre la población, destacaron Yatziri Zepeda, fundadora de Proyecto Alimente, y Alice Delemare, de la Fundación Changing Markets.

La industria pregona la fortificación de alimentos para combatir la desnutrición en México, pero es pura retórica y fracasa de manera apabullante en el cumplimiento de NOM 247, emitida desde 2008 por la Secretaría de Salud.

La fortificación de alimentos es una medida eficaz contra la malnutrición, pero sólo cuando se hace de manera adecuada. Aunque algunas harinas contienen hierro y zinc, es en cantidades insuficientes, señaló Delemare.

La mitad de los casos de anemia son por falta de hierro y la padecen uno de cada cuatro niños menores de 5 años y la quinta parte de las embarazadas.

En la investigación se analizaron en laboratorio 342 muestras de 61 marcas de harinas de trigo y de maíz obtenidas en Chiapas y Ciudad de México durante el último trimestre de 2018.

Ninguna de las seis marcas de harina de maíz revisadas por Changing Markets Foundation y Proyecto Alimente está adecuadamente fortificada y sólo cuatro de harina de trigo cumplen la norma (Selecta, de Grupo Trimex; Sol de Oro, de CMG; Río Lerma, de Munsa, y Golden Hills, marca propia de La Comer).

El gobierno federal también es responsable del problema por no monitorear las harinas ni sancionar a las empresas cuando incumplen la norma.

En 2017, la Cofepris sólo analizó tres marcas de harina de maíz contra 38 en 2010, mientras en harina de trigo realizó 178 monitoreos en 2011 y 33 en 2017, detalló Zepeda.

Lo más preocupante es que las autoridades subsidian harinas para la población más necesitada, pero que es fabricada por empresas privadas.

Ninguno de los ocho productos del DIF en Chiapas, producidos por Minsa, resultaron realmente fortificados y ninguno de los cinco productos de harina de maíz de Diconsa tenían suficiente hierro, manifestó.

Dado que el maíz representa 72 por ciento del consumo de granos en México, las empresas que lo procesan tienen mayor responsabilidad en la fortificación, pero Grupo Maseca, con 74 por ciento del mercado, utiliza hierro electrolítico, difícil de absorber por el cuerpo humano en lugar de fumarato o sulfato ferroso recomendado en la norma, mientras Minsa, con otro 22 por ciento del sector, no le añade suficiente cantidad, según la investigación.

En el caso de la harina de trigo, Grupo Trimex domina 27 por ciento del mercado, seguido por Bunge (16 por ciento), Munsa (12 por ciento) y Harineras Elizondo (11 por ciento), pero la mayoría de sus marcas están fuera de norma, lo mismo que las de CMG, Cuétara, La Moderna y La Italiana, que venden ambos tipos de harina, las marcas propias de Walmart, Chedraui y Soriana , así como seis de importación.

Delemare y Zepeda consideraron que el nuevo gobierno tiene la oportunidad de remediar esta problemática si actualiza la NOM 247, con el propósito de que incluya un monitoreo externo, se adecue a los criterios de fortificación de la Organización Mundial de la Salud y los haga obligatorios para las empresas, porque ahora sólo están a nivel de recomendación.