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Mi trabajo consiste en seducir al lector y juntar cómplices: Alain Derbez

En entrevista con La Jornada, habla de su libro Pluma en mano; relata la historia del blues y el jazz en México

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▲ Escribir sobre música ‘‘es lograr el diálogo. Lo difícil no es escribir sobre música, lo que me resulta difícil es no incluir la música en lo que escribo’’, explica Alain Derbez.Foto Alfredo Domínguez
 
Periódico La Jornada
Sábado 16 de febrero de 2019, p. 2

Alain Derbez (Ciudad de México, 1956) publica nuevo libro: Pluma en mano: entre blues y jazz, publicado por la editorial Turner y así define su autoría: ‘‘Soy un ubicador, como reportero sé a lo que voy; tengo una información, voy a la sorpresa, a la investigación acerca de lo que está sucediendo y me planteo el cómo lo voy a platicar, cómo voy a ubicar al lector. Un crítico de música es un ubicador que plantea asideros, que cuestiona e invita a que lo cuestionen. Si yo sé de algo, quiero que los demás se enteren de ese algo, para tener con quien platicar.”

En 335 páginas, este escritor, músico, historiador, platicador, narra la historia del blues y el jazz en México de manera amena, platicadita.

Nos enteramos así, entre muchas cosas, que por no poder reunir 250 dólares que pedía como adelanto, Big Joe Williams, uno de los semidioses del blues, no grabó en México su tan anhelado disco con obras de blues ‘‘mexicanas”; reímos de buena gana con el humor que destila este libro, gozamos de anécdotas sabrosas como el debut de Betsy Pecanins, quien en Barcelona estudiaba artes plásticas y para comprar pincel y papel pidió trabajo de cantante en un bar que se le apareció en el camino y resultó ser un templo del canto y fue contratada sin ser todavía profesional y apenas se sabía cinco canciones y si le pedían otra, porque tuvo mucho éxito, repetía una de las cinco.

Y su debut, documentado en algún periódico mexicano, donde ella cantó en la apertura de una exposición de obras de Joan Miró: ‘‘La exposición en la Galería Pecanins fue decididamente un acontecimiento colorido. Los asistentes al evento tuvimos la grata compañía musical de la joven artista Joan Miró, que además de pintar muy bonito, canta lindas canciones.”

‘‘Mi tarjeta de presentación dice: soy escritor y saxoservidor, tengo la oportunidad de estar frente al público, con el público y, como reportero, backstage, con la pluma en mano para hacer una crónica de lo que está sucediendo. Además, estudié historia en la Universidad Nacional Autónoma de México. Mi trabajo consiste en ubicar, con todas esas armas que da la información, al lector, para seducirlo, para juntar cómplices. Seducir al lector para que se quede”.

Siendo ubicador, ironiza, ‘‘es difícil para otros ubicadores ubicar mi libro, porque tiene ficción, crónica, reportaje, entrevista, de todo. Además de estudiar historia, fui reportero en La Jornada y a la fecha hago reportajes para mis programas de radio”.

Presencia mexicana en la historia del jazz

Escribir sobre música, responde Alain Derbez, ‘‘es lograr el diálogo. Lo difícil no es escribir sobre música, lo que me resulta difícil es no incluir la música en lo que escribo. Por ejemplo, estoy escribiendo una novela que tiene dos historias medulares, una es la historia de un jazzista, multinstrumentista, que decide irse de mojado, cruza el río Bravo para mostrar su trabajo en Estados Unidos y eso me sirve para ilustrar la presencia mexicana en la historia del jazz, algo que les sigue costando mucho trabajo aceptar a los historiadores oficiales del jazz porque piensan que los mexicanos no tienen nada que ver”.

Esos historiadores oficiales, hace notar Derbez, ‘‘no quieren pensar en aquella banda militar en el siglo XIX que se quedó en Nueva Orléans y dio clases a futuros jazzistas negros. Y no piensan tampoco que en el ejército napoleónico que vino a México con Maximiliano, y es lo que documento en mi novela, que titularé Los gallos justicieros, traía un saxofón entre sus filas, así es que éste sonó en México antes que en otra parte americana, y eso puede ser o no ser, porque la historia te permite jugar con esos elementos”.

Buena parte del material de Pluma... se publicó antes en periódicos, y en un libro que se agotó y nunca se reimprimió. Está actualizado y enriquecido con más información. Incluye un índice onomástico que permite elegir los temas.

Habla este libro ‘‘de la contundente sencillez del blues, de la aparente sencillez del blues, pero también habla, mucho, de jazz”. Narra la ocasión en que viajó con el grupo Real de Catorce para tocar, como saxofonista, en Chicago, en el Buddy Guy’s Legend, local de blues propiedad de ese músico: ‘‘Cuando estoy a punto de entrar a mi solo, digo: me cago en Sebastopol, ¿qué estoy haciendo aquí? Eres tú, güei, me contesto y platicó un momentito con Buddy Guy y narro también mis esfuerzos por conseguir una entrevista con Archie Shepp. Todos esos momentos mágicos como reportero, como disfrutador.”

–Para cerrar, ¿como ubicador, cómo te ubicas?

–Soy un escritor, un saxoservidor. Sé que muchas veces mi trabajo ha sido inubicable para los ubicadores, para los dadores de marbetes. Hago poesía, narrativa, ensayo, soy saxofonista, historiador, hago programas de radio, soy músico. Este soy yo con todas mis armas. Este soy yo, desnudo, con lo que traiga el cuerpo. Ya si lo que sucede es el amor, pues qué bueno. Si ya lo que sucede es mejor vístete, pues ya qué”.