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Para Tren Maya no queremos carta blanca

Lo más importante de la política turística es crear proyectos de desarrollo que incluyan a poblaciones

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▲ Uno de los objetivos es que haya ordenamiento territorial, expresó Rogelio Jiménez durante la entrevista.Foto Yazmín Ortega Cortés
 
Periódico La Jornada
Domingo 20 de enero de 2019, p. 23

Para el Tren Maya, el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur) estará obligado a generar proyectos de desarrollo urbano que incluyan a las poblaciones locales y será una oportunidad histórica para elevar el nivel de vida de las comunidades.

La inclusión es el factor más importante de la política turística, porque ya no puede haber desarrollos si no se concibe a toda la población, es decir, no se cometerán los errores que ahora aquejan a las poblaciones de Acapulco, Guerrero, y Cancún, Quintana Roo, manifestó el director general del Fonatur, Rogelio Jiménez Pons, en entrevista.

Señaló que el proyecto líder se está elaborando y el Tren Maya, desde el punto de vista turístico, será rentable, porque la zona del sureste de México está bien posicionada a escala mundial, por lo que no nos puede ir mal. Desde la perspectiva del comercio, apuntó, se buscará que transporte al sureste mexicano al menos 30 por ciento de mercancías y la totalidad de los combustibles automotrices y para aviación.

En relación con el rechazo del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) a la obra, dijo que no está de acuerdo con no hacer nada. El gobierno mexicano debe actuar, porque tenemos que elevar el nivel de vida de la gente. Tenemos oportunidades históricas que no se pueden perder, y la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador es una de ellas.

–¿Qué pasará con la oposición del EZLN al Tren Maya?

–A las comunidades hay que informarles. El primer contacto con el zapatismo, me enteré, es (la que iba a ser candidata presidencial, María de Jesús Patricio) Marichuy, quien está presente en el sur de Quintana Roo. (El EZLN) está en su derecho (de oponerse). No queremos que nadie nos entregue una carta blanca, tenemos que ser convincentes en los hechos y yo no temo en lo más mínimo a una discusión con los zapatistas.

El modelo de participación debe ser activo por las comunidades. Hay zonas muy jodidas históricamente. Tenemos que reivindicarlas, y la discusión es cuál es el método más práctico para incorporar a la gente.

–¿Confía en que habrá éxito para convencer al EZLN?

–Es distinto hablar de las zonas tradicionales zapatistas de otras regiones. Desgraciadamente, el zapatismo no ha consolidado un movimiento que se refleje en un mejor nivel de vida. Me refiero a Montes Azules, que está en zona zapatista y en los pasados 20 años ha perdido más de 200 mil hectáreas de reserva de la biosfera. Por razones históricas el zapatismo tiene mucho de qué quejarse, pero creo que estamos dando una oportunidad de reivindicación a estos grupos con el hecho de que el Presidente tomó posesión con un acto ceremonial con pueblos indígenas y que se haya iniciado el Tren Maya con una ceremonia en Palenque.

“Estos actos no omiten hacer forzosamente el proceso de consulta. Simplemente, hacemos lo que estamos obligados. Tenemos que recordar que son pueblos originarios y son la riqueza. Si se quita la parte indígena del país queda un híbrido jodido, seudoeuropeizado. Lo que da sustancia a todo esto es la sustancia indígena y porqué no la valoramos correctamente, no en el discurso, sino en los hechos, en la cotidianidad. Lo que hagamos va a afectar, pero necesitamos tener una resultante con mejores condiciones para ellos para que su participación sea más activa.

Con el zapatismo estamos en los mejores términos, en qué quiere que hagamos. Sin embargo, en no hacer nada no estoy de acuerdo. Tenemos que actuar para elevar el nivel de vida. Hay oportunidades históricas que no se pueden perder, y este gobierno es una para muchos grupos. Para reivindicar posiciones. Entonces, hagámoslo. Que tan bien o mal lo hagamos, dependerá de la participación de todos.

El director general otorgó la entrevista a La Jornada en la sede del Fonatur. En una sala de juntas, las paredes están tapizadas de planos arquitectónicos, mapas, calendarios y fotografías sobre lo que será uno de los mayores proyectos de infraestructura de López Obrador, al cual se canalizarán más de 6 mil millones de pesos este año.

Entre todo ese material destaca el diseño de una estación ferroviaria del Tren Maya. El proyecto está inspirado, dice Jiménez Pons, en la máscara mortuoria del rey Pakal, gobernante de la región que hoy es conocida como Palenque, en Chiapas. Es un modelo similar, señaló, al de las plazas europeas: la estación ferroviaria será construida con materiales de la zona, y en sus alrededores se ubicaría un palacio municipal para generar masa crítica y un barrio comercial en el que se ofrezcan productos propios de la región.

El objetivo del Fonatur es que haya un proyecto de desarrollo integral, sobre todo de ordenamiento territorial, expresó.

“El Fonatur no va a comprar ni a vender terrenos. Vamos a hacer un fideicomiso de infraestructura (Fibra), que será más transparente y democrático en términos de capital. Mediante éste, los poseedores de una propiedad entrarán al fideicomiso. Es una aportación de capital. Te asocias. Con la asociación a Fibra se ingresa al proyecto, que podría tener más plusvalía que la venta de terrenos al Fonatur.

Jiménez Pons puso énfasis en el ordenamiento territorial, que a escala mundial se entiende por organizar el uso, aprovechamiento y ocupación de un territorio sobre la base de potencialidades y limitaciones.

“Lo sustancial es que se va a genera el ordenamiento territorial. Estamos obligados a crear proyectos de desarrollo urbano con el tema turístico y económico que sean incluyentes. Este es el factor más importante de la política turística de López Obrador, porque ya no puede haber desarrollo si no se concibe a toda la población. Lo que pasó en Acapulco no se puede repetir, y lo que ocurre en Cancún es terrible.

Cancún no tiene una situación social agradable. Tanto Playa del Carmen como Tulum son oportunidades que se están perdiendo. Hay que corregir el modelo, incluir a todos.

En otra pared de la sala de juntas está el calendario fijado para poner en marcha las licitaciones y la construcción del Tren Maya.

Preparamos los concursos para 2019, que serán más o menos en abril. Hasta ahora ya concursamos los grandes paquetes de la obra. Son siete, con un valor de mil millones de dólares cada uno, que representan los siete tramos en que consistirá el Tren Maya, que se calcula tendrá una longitud de unos mil 500 kilómetros.

Jiménez Pons indicó que algunos tramos no requieren estudios de impacto ambiental, porque son lugares impactados. Ahí sigue pasando el tren.

En otros sensibles, dijo, se está en espera del proyecto, porque para ver el impacto debo saber si se prevé un puente o un túnel.

Apuntó que en 2019 se tendrá el proceso completo de estudios, proyectos y encuesta con comunidades. En los primeros meses de 2020 se empezarán los tramos que ya operan los trenes de carga.

Hay algo avanzado. No se está empezando ahora, pues llevamos casi dos años de trabajo preliminar. Obvio, sin recursos. Ya se mandó a hacer el proyecto líder, agregó.

Consideró que será rentable el Tren Maya, porque hay flujos turísticos y la zona sur-sureste del país es importante.

El funcionario explicó que el Tren Maya puede ampliar la reserva de la biosfera de Calakmul, en cuya zona arqueológica se proyecta la construcción de un tren de hidrógeno, que formará parte de un plan adicional. Se ubicaría a la entrada de la zona arqueológica.