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De Nuestras Jornadas

Momento de revisión

A

l final de un periodo más o menos largo de bonanza turística, parece que se acerca el tiempo en que los empresarios del sector en Guerrero deben revisar sus bolsillos para ver si las utilidades que les han dejado los años de recuperación de las afluencias turísticas son suficientes para emprender la modernización de sus instalaciones.

Así parece entenderlo el vicepresidente de le Asociación de Hoteles de Ixtapa Zihuatanejo, Jesús García Mendoza, quien esta semana anunció la posibilidad de aumentar las tarifas de los establecimientos afiliados, si bien la motivación será que éstas, junto con las de las hospederías de Mazatlán, Sinaloa, son las más bajas del país.

Las condiciones en el país empiezan a configurarse para llevar a los hechos este plan. La afluencia turística en Guerrero ha sido mayor a la esperada cada año y a partir de este año mejorará de manera notable el salario mínimo, medida que a mediano plazo tiene que repercutir en toda la estructura salarial de la planta productiva de la nación.

Durante muchos años, a la par de la crisis turística, se deterioró la planta hotelera: los sitios de visita de la entidad –Acapulco, de manera marcada– no hacían más que perder clientela, acicateados por la competencia de destinos turísticos nuevos y más modernos, y paralizados por su propia rigidez, acostumbrados como estaban a los buenos ingresos que dejaba su posición estelar en el mercado.

En la emergencia, muchos empresarios del sector se vieron forzados a hacer entre sí una guerra de precios que se prolongó tanto como la crisis. Así, los hoteles de cinco estrellas decidieron congelar, en algunos casos bajar, sus tarifas para homologarlas con las de los de cuatro estrellas, y éstos hicieron lo propio, con tal de quitarle los clientes a los del nivel inferior.

Pero esta práctica pronto empezó a mostrar sus perniciosos efectos secundarios: el uso intensivo y los menores ingresos deterioraron, en muchos casos irremediablemente, el estado físico de los hoteles. De este modo, al final de la etapa turbulenta, lo que hay son inmuebles que requieren con urgencia remozamientos y hasta cirugía mayor.

El actual parece ser inmejorable momento para revisar todo ello. Pero la revisión tiene que ser integral, no sólo de tarifas, para que el efecto sea el óptimo. Siempre alrededor del dinero.