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Pájaros de verano, apuesta de Colombia por el premio Óscar

La cinta de Cristina Gallego y Ciro Guerra competirá con Roma, Cold War y Shoplifters

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▲ Fotograma de la película donde la historia del narcotráfico es contada desde la perspectiva de la etnia wayúu
 
Periódico La Jornada
Miércoles 26 de diciembre de 2018, p. 6

Entre el mar de historias sobre el narcotráfico en Colombia, Pájaros de verano ofrece una perspectiva diferente al ser contada a partir de la etnia indígena wayúu.

El filme se remonta al conflicto que surgió con la llamada Bonanza Marimbera, la época en que la producción y venta de mariguana generó ganancias millonarias en las décadas de 1970 y 80, y sigue a Rapayet, un joven wayúu que para desposar a la bella Zaida recurre a la venta de la yerba para pagar la cara dote que le pide la madre de la joven, Úrsula. El joven consigue su cometido, pero en el proceso sumerge a su comunidad y su familia en la violencia.

La percepción de lo que ha sido la historia del narcotráfico se ha contado normalmente desde Estados Unidos, señaló la directora de la cinta, Cristina Gallego, a The Associated Press en una entrevista telefónica reciente desde Bogotá. Para nosotros lo importante era contar esta historia de la que somos protagonistas y que básicamente ha sido un tabú para nosotros, nuestro cine y la sociedad.

Pájaros de verano fue dirigida por Gallego y Ciro Guerra, cuyo filme El abrazo de la serpiente, también sobre comunidades indígenas, dio a Colombia su primera postulación al premio de la Academia en 2016. La película ha puesto al país suramericano nuevamente en el camino al Óscar: la semana pasada quedó entre las nueve preseleccionadas para una nominación a mejor cinta en lengua extranjera, junto a pesos pesados como Roma, de Alfonso Cuarón (México); Cold War, de Pawel Pawlikowski (Polonia), y Shoplifters, de Hirokazu Koreeda (Japón).

Gallego y Guerra no querían presentar sólo una historia de dinero y violencia, sino también una tragedia por la destrucción de familias y tradiciones ancestrales por el narcotráfico. Los wayúu (también escrito wayú) habitan en el árido norte de su país, en la península de la Guajira colindante con el mar Caribe.

Intentamos recopilar una memoria que no está escrita, que está viva, y para eso fuimos a hablar con la gente y escuchar sus historias, señaló Gallego.

Los directores se asesoraron con especialistas, como antropólogos, y para el plano emocional se inspiraron en el realismo mágico, el sicoanálisis e incluso la tragedia griega, logrando una sensación onírica de atemporalidad y universalidad con un drama que bien podría ubicarse en el desierto de Sahara por sus paisajes, o haber ocurrido hace siglos, por sus arquetipos.

La película aborda muchas cosas: el conflicto entre la tradición que es arrebatada por el capitalismo salvaje, pero también el que exite entre la razón y la intuición, entre el mundo masculino y el femenino, entre lo real y lo natural con lo sobrenatural, precisó la cineasta.

Pájaros de verano se estrenó en mayo en la Quincena de Realizadores en Cannes y en días recientes se llevó el premio a la mejor película en el Festival de Cine de La Habana. Entre otros reconocimientos, recibió los premios Fénix de cine iberoamericano al mejor largometraje de ficción, mejor actuación femenina para Carmiña Martínez y mejor música original para Leonardo Heiblum.

Codicia y venganza

Martínez, cuya abuela era wayúu, ofrece una poderosa interpretación como Úrsula, una matriarca que cuida celosamente sus tradiciones, pero al mismo tiempo empuja a los miembros de su clan a la codicia y la venganza al tener una relación permisiva con un hijo violento.

De igual manera, llama la atención el modo en que las tradiciones de los wayúu conviven con el narcotráfico en la película, como a través de la figura de los palabreros, autoridades con la función sagrada de llevar mensajes y ejercer la justicia, y de castigos como pagos monetarios para reparar los daños de una ofensa cometida.

Pero quizá lo más impresionante son los segundos entierros, que implican exhumar los restos de los muertos años después de sus fallecimientos para limpiarlos, sanar las heridas provocadas por su deceso y ayudar a que el alma encuentre el reposo.

La comunidad wayúu es fuerte en sus lenguajes y sus tradiciones. El segundo entierro es el más importante realmente para ellos.

Al igual que se plasma en el filme, los wayúu siguen sufriendo explotación y viven en condiciones precarias. La realizadora resaltó que Pájaros de verano no sólo es sobre esta comunidad, sino que la mayor parte del equipo de producción contratado fue de esta etnia.

Aunque es la primera película que dirige, Gallego ha colaborado como productora en todas las películas de Guerra. Ambos estudiaron juntos en la Universidad Nacional de Colombia y su cinematografía se ha caracterizado por dibujar un mapa alternativo de ese país: El abrazo de la serpiente se desarrolla en la región amazónica; Los viajes del viento (2009) en la zona norte.

Es un deseo de ir hacia lo desconocido, expresó la directora. Para ustedes es tan desconocido como para nosotros los colombianos.

Pájaros de verano llegará a las pantallas de cine de Estados Unidos el 13 de febrero. Las candidaturas al Óscar se anuncian el 22 de enero. La ceremonia de entrega de los premios se efectuará el 24 de febrero próximo.