El presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), Rogelio Cabrera López, felicitó al jefe del Ejecutivo federal, Andrés Manuel López Obrador, por el inicio de su gestión.

En un mensaje, el arzobispo de Monterrey llamó a sumar esfuerzos y brindar un voto de confianza para la labor del nuevo mandatario y su equipo.

También, dijo que sería injusto pensar que una sola persona como por arte de magia va a resolver los problemas y situaciones que vivimos como nación, es momento de crecer en la esperanza, de tener paciencia aunque mucho nos cueste.

Resaltó la crítica que López Obrador hizo al sistema económico en su toma de posesión como Presidente de México: Hemos tenido gobiernos irresponsables que han dejado a la deriva problemáticas importantes y que han generado este país violento, con hambre y pobreza extrema.

Agregó que fue bueno que haya señalado a la pobreza y a los jóvenes entre sus prioridades. Al igual que a los pueblos originarios, que ellos estuvieran al frente del pueblo porque México no puede olvidar esa realidad tan importante, tan rica y tan necesaria.

Cabrera señaló la importancia de participar: No hay tiempos de confrontaciones ni de distancias, tenemos que sumar fuerzas en México porque el problema no es para el Presidente de la República, es de todos nosotros y si él está decidido a encarar los problemas más graves del país y a insistir en que en éste no se debe robar ni mentir, creo que todos estamos de acuerdo.

Instó también a la participación en las consultas ciudadanas. Las cosas van en serio.

En el semanario Desde la Fe, la Arquidiócesis de México, que encabeza el cardenal Carlos Aguiar Retes, destacó en su editorial de este domingo que la jerarquía católica colaborará con el nuevo gobierno, pero sin complicidad.

Colaborar en los proyectos que apunten hacia el bien común y ejercer una actitud crítica frente a aquellas situaciones que demanden de los obispos una voz que oriente a los millones de mexicanos que profesan la religión católica, resaltó.

Señaló que el cambio que se necesita no es solamente de personajes e ilusiones, sino de una transformación fincada en valores cívicos por encima de los partidistas, que se fundamente en principios de justicia social por encima de intereses sexenales, que apunte hacia la educación y la cultura y no sólo a maquillajes.