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Caminata migrante

Aflora la deseperación

Se escinde la primera caravana

Unos se instalan en Veracruz; algunos se enfilan hacia Puebla y otros a la capital del país

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▲ Centroamericanos a la espera de que surja el aventón en algún camión carguero, ayer en Ciudad Isla, Veracruz.Foto Ap
Corresponsal
Periódico La Jornada
Domingo 4 de noviembre de 2018, p. 2

Xalapa, Ver., La primera caravana migrante –unos 5 mil centroamericanos que el 12 de octubre salieron de San Pedro Sula, Honduras– se dividó este sabado en su periplo por México: un grupo se instaló en el salón social de Ciudad Isla, Veracruz, otro se encaminó hacia Puebla y algunos decidieron continuar avanzando hasta llegar a la capital del país.

La caminata se fracturó luego de que el gobernador de Veracruz, Miguel Ángel Yunes, les ofreció 150 autobuses para continuar su camino y tres horas después se retractó, y sólo les ofreció instalarlos en Coatzacoalcos, aduciendo que Ciudad de México enfrenta un problema grave de abasto de agua.

A las 5 de la mañana del sábado, grupos de hondureños, salvadoreños, guatemaltecos, partieron de Sayula de Alemán rumbo a Ciudad Isla, 70 kilómetros hacia el noroeste; algunos mediante aventones a bordo de tráileres; otros pagaron transporte público con el poco dinero que llevan, y el resto a pie.

Los contingentes iban acompañados de representantes de la Defensoría de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca, así como de la Comisión de Derechos Humanos de Ciudad de México, y unidades de la Cruz Roja Mexicana.

Al llegar a Ciudad Isla, los centroamericanos se instalaron en un parque público. Pronto las autoridades habilitaron el Salón Social como refugio. Mujeres con niños en brazos, personas de la tercera edad y con alguna discapacidad fueron los primeros en acomodarse.

Minutos después, voluntarios llegaron con comida y la distribuyeron. También, se repartieron algunos insumos básicos, como pañales, toallas sanitarias y ropa.

El largo recorrido desde que partieron de San Pedro Sula ha comenzado a causar estragos entre los centroamericanos: división, desorganización, cansancio, frustración y desesperación por querer arribar a la frontera de México con Estados Unidos.

Sin embargo, una parte importante de la caravana determinó continuar su viaje hacia el centro del país, con una parada en Puebla, en específico a la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, donde los recibirá el sacerdote Gustavo Rodríguez. Grupos pequeños optaron enfilarse hacia Ciudad de México.

Arturo Peimbert, titular de la ­Defensoría de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca, exhortó a los miembros de la caravana a extremar precauciones y evitar viajar dispersos. Les advirtió que es ilegal viajar dentro de camiones de carga y corren el riesgo de que les roben o que los baje y detenga la policía.

La opción más segura era estar todos migrando en conjunto, en los refugios que se han habilitado. Desafortunadamente la falta de los autobuses de la mañana hizo que todos se desesperaran y ahora están decidiendo irse como pueden, apuntó.

En Puebla, activistas preparan una red de albergues para atender a los indocumentados que lleguen en las próximas horas. Un grupo de centroamericanos pagó entre 100 y 150 pesos, cada uno, al propietario de un camión torton que los llevaría a esa entidad.

Pese a las adversidades y escisiones, los miembros de la primera caravana tienen un mismo objetivo: llegar a la frontera norte y cruzar a Estados Unidos en busca de una mejor oportunidad de vida.

(Con información de Diana Manzo, corresponsal, y Notimex)